Haití
Preguntas candentes, tareas pendientes
"Hay muchos organismos internacionales en nuestro país. Y quieren controlarlo todo. Para ellos, ¿ayudar no será un sinónimo de dirigir, de dar órdenes?" Es una de las muchas preguntas candentes que hoy se hacen los religiosos y las religiosas de Haití.
Equipo Envío
El 31 de marzo los más de 20 mil soldados de la fuerza militar multinacional que ocupa Haití desde septiembre/94 mayoritariamente estadounidenses abandonaron el país, entregando el relevo a más de 6 mil soldados de Naciones Unidas la mayoría también estadounidenses . El Consejo de Seguridad de la ONU consideró la situación "segura y estable" como para hacerse cargo de ella. El 4 de junio, los haitianos votarán en elecciones legislativas, municipales y locales, bajo la supervisión de la ONU y sumergidos en un mar de partidos.
Situación confusa, ambigua, violenta En pocas semanas, y después del retorno del Presidente Aristide en octubre/94, los 7,500 efectivos del ejército altamente contaminados de la corrupción y la represión del duvalierismo fueron reducidos a 1,500. Pero los 6 mil militares que quedaron "desempleados" conservaron un auténtico arsenal y parecen estar vinculados a la ola de asesinatos y asaltos que invade el país. Tres mil de estos retirados han sido incluso admitidos en la fuerza policial interina.
Mientras el Presidente Aristide convocaba a los haitianos a constituir "brigadas de autodefensa" para enfrentar la caótica situación, en su discurso del 7 de febrero aniversario de su toma de posesión en 1991 , militares norteamericanos asumían las tareas de impedir manifestaciones, de acreditar a los periodistas haitianos para la cobertura informativa de los actos oficiales y de organizar los exámenes para el ingreso a la escuela de policía.
En medio de esta confusa y ambigua situación, la prestigiosa Conferencia Haitiana de Religiosos a la que perteneció
en su día el propio Aristide celebró su asamblea plenaria
a mitad del mes de febrero y emitió una declaración que, aunque usando un lenguaje cauto, permite ubicar dónde están los mayores desafíos de Haití.
A continuación, la parte central de la declaración, cuyo original apareció en lengua creole.
¿Controla el Gobierno?"La represión militar que pesaba sobre el pueblo es ya casi un mal recuerdo. Por su parte, el gobierno intenta estar a la escucha del pueblo y dar respuesta a sus demandas. Las autoridades políticas muestran cierta voluntad de establecer otro tipo de relaciones con los ciudadanos y las ciudadanas. A pesar de esto, es grande nuestra preocupación y nos planteamos interrogantes ante varias situaciones:
- ¿Tiene el gobierno el control de todo lo que ocurre en el país? - ¿Tiene control, por ejemplo, del trabajo de muchos de los organismos internacionales presentes en Haití?
- ¿No están siendo saboteados y frenados los esfuerzos que se hacen desde la administración pública y desde el mismo gobierno para hacer cambios que favorezcan al pueblo?
- ¿Ha conseguido el gobierno controlar verdaderamente las inscripciones para integrar la nueva fuerza policial y el funcionamiento de la policía interina? ¿Muchos antiguos militares, responsables de crímenes, no están siendo de nuevo enrolados, "reciclados"?
- Los esfuerzos para frenar la corrupción en las instituciones públicas nos parecen muy tímidos y subsisten algunas prácticas sospechosas del pasado, como la de pagar cheques a zombis (empleados fantasmas).
- ¿Dónde está la justicia en este país? ¿Está en marcha una reforma del sistema de justicia? ¿La situación no es de creciente deterioro? Los criminales y los zenglendos (ex paramilitares, delincuentes con fines políticos de desestabilización) son absueltos sin juicio. En realidad, ¿quién es el responsable de hacer justicia?
¿Ayudar o dirigir?La comunidad internacional colaboró eficazmente al retorno del legítimo Presidente y nosotros reconocemos su contribución. Sin embargo, la presencia de organismos extranjeros en el país y su forma de actuar están manchadas por una ambigüedad que no deja de inquietarnos.
- Constatamos que quieren controlarlo todo. ¿Ayudar no será un sinónimo de dirigir o de dar órdenes? A nuestro juicio, existe una gran diferencia entre ambas conductas.
- Los organismos civiles internacionales han estado distribuyendo dinero a algunos candidatos y organizaciones. ¿No es ésta una forma de crear divisiones y de fomentar la corrupción?
- Con el pretexto de la formación cívica, muchos otros organismos, ¿no están sembrando la confusión y la dispersión en el pueblo?
Las mil y una promesas económicas hechas desde el mismo 15 de octubre, ¿se harán realidad o se quedarán sólo en bonitas palabras?
¿Elecciones asi?La cercanía de las elecciones no hace más que acrecentar nuestras preocupaciones. Las armas en circulación y las que todavía permanecen bien guardadas en sus escondites, representan una gran amenaza para la población y alimentan la represión y la inseguridad. Las víctimas continúan siendo numerosas. El pueblo está con el agua al cuello y no sabe a qué instancia recurrir frente al vacío policial y judicial.
El costo de la vida continúa maltratándonos. El desempleo, en vez de retroceder, ocupa cada vez más espacio. El pueblo está a la espera. Lo peor es que no tiene acceso a ninguna información que le ayude a comprender lo que está sucediendo.
En estas condiciones, nos cuestionamos seriamente sobre la posibilidad de que las elecciones sean realmente libres y favorezcan al pueblo. ¿No será hora de que el gobierno y todos los ciudadanos y ciudadanas de buena voluntad se movilicen y asuman sus responsabilidades históricas?
Creemos también que sería necesario abrir espacios de debate en los que se aborde en serio el papel de los diputados, de los senadores, de los gobiernos locales, de los magistrados y de los CASEC (Consejos de Administración de la Sección Comunal). Si no, ¿cómo el pueblo conseguirá calibrar a los candidatos y a los partidos de toda calaña que llegarán a "enamorarlo"? Dar al pueblo aclaraciones fundamentadas sobre los criterios de elección sería un precioso aporte y una tarea a desarrollar en todo el territorio nacional.
El desarrollo de nuestro país no se hará sin nosotros y para lograrlo no bastará un poco de buena voluntad. Exige mucha determinación, disciplina y perseverancia. El aporte de todos los sectores de la sociedad civil debe de ser estimulado para que puedan ejercitar su participación original y poner su sentido de responsabilidad al servicio del avance del país.
Nosotros, los religiosos y las religiosas de Haití creemos que:
Para que se establezca verdaderamente la democracia, es necesario que todos los hombres y mujeres de buena voluntad se unan para ayudar al pueblo a defender sus derechos en las próximas elecciones.
- Para que vengan días de paz y de reconciliación y se curen las heridas sociales, hace falta que todos los hombres y mujeres de buena voluntad se den la mano y apoyen las gestiones para constituir la Comisión de la Verdad.
- Para que el pueblo pueda participar verdaderamente en la vida de su país es necesario que el proyecto de alfabetización del gobierno sea una realidad con la colaboración de todos los hombres y mujeres de buena voluntad de este país.
Nosotros, los religiosos y las religiosas de Haití nos comprometemos una vez más a continuar caminando con el pueblo hasta que, unidos, lleguemos a transformar todas las situaciones de miedo y de muerte que hoy paralizan la vida".
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