México
La nueva cara del zapatismo: hacia una izquierda social
“Los políticos van a acabar con nuestro país antes de que nosotros acabemos de ponernos de acuerdo para impedirlo”,
dijo el Subcomandante Marcos al detallar más “La Otra Campaña” en la que el Zapatismo se ha embarcado y a la que invita. “Que el corazón palpite donde le toca de por sí, a la izquierda”, propone Marcos. Esta nueva etapa del zapatismo es, sin duda, de izquierda.
Jorge Alonso
Los movimientos mexicanos contrarios al neoliberalismo que se concentraron en tratar de impedir la privatización de la industria eléctrica y del petróleo entre 2002 y 2004 invitaron varias veces al zapatismo a sumarse a esta lucha. Los zapatistas siempre respondieron que estaban inmersos en las tareas de los municipios autónomos y de los Caracoles -organizaciones regionales de esos municipios-. Los movimientos respetaron los tiempos y los planes de organización de los zapatistas y no dejaron de insistir en el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés. Había empatía, pero no esfuerzos orgánicos comunes. No obstante, desde el zapatismo se percibían algunas señales de que habría algo más. Desde finales del 2004 y principios del 2005 el Subcomandante Marcos y el novelista Paco Ignacio Taibo II fueron escribiendo a cuatro manos una novela titulada “Muertos Incómodos”, con el subtítulo “Falta lo que falta”. Apareció primero por entregas en el diario “La Jornada” y después se distribuyó como libro.
SEÑALES VITALES MIENTRAS LLEGABA “LO QUE FALTA”El hecho de que el zapatismo estuviera inmerso en sus procesos condujo al gobierno foxista a pensar que había dejado de ser noticia. Y como Fox todo lo quiere interpretar desde una perspectiva mediática, el 11 de enero de 2005 declaró en Chiapas que el EZLN era prácticamente tema del pasado y que Chiapas se modernizaba. La declaración produjo un revuelo en la opinión pública. El obispo Raúl Vera comentó que cuando se tenía una visión tan parcial y corta del movimiento zapatista era mejor quedarse callado. El obispo Samuel Ruiz dijo que sólo alguien con los ojos tapados podía negar el zapatismo, porque mientras ya nadie esperaba algo sustancial del sexenio foxista, los zapatistas seguían ahí y las Juntas de Buen Gobierno tenían una importante presencia. El obispo Felipe Arizmendi consideró que la declaración presidencial, además de ser una provocación al grupo rebelde, era desafortunada e inexacta. Organizaciones de la sociedad civil criticaron también duramente las falsas apreciaciones de Fox. Un hecho que indicaba que el zapatismo seguía presente no sólo en lo nacional sino en lo internacional fue el anuncio en 2005 de que el prestigiado equipo de fútbol italiano Inter de Milán había aceptado la invitación de jugar contra un equipo del EZLN en un torneo en el que disputaría como trofeo “el Pozol de Barro”. Esta noticia alcanzó las primeras planas de la prensa deportiva mundial.
A finales de mayo, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional lanzó un comunicado para informar que se había cumplido con éxito el proceso de reconcentración de varios poblados zapatistas de la llamada Biosfera de Montes Azules. Cuidando la ecología, se habían concentrado una decena de grupos indígenas dispersos en tres núcleos. Haciendo esto, le quitaban al gobierno el pretexto para desalojos violentos. Los movimientos de los desplazados y la construcción y equipamiento de sus nuevos hogares fueron apoyados económicamente por organizaciones de la sociedad civil nacional e internacional, que respondieran al llamado
de los zapatistas.
EL ZAPATISMO SE SEPARADE LA IZQUIERDA TRADICIONALEn enero de 2005 el Subcomandante Marcos entró en un pleito directo con una de las instancias del gobierno perredista de la ciudad de México. Después de haber indagado, Marcos afirmó en un escrito a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal que se habían dado irregularidades en la averiguación previa iniciada por la muerte de la defensora de derechos humanos Digna Ochoa. Y acusó a la Procuraduría de ineficiencia y mala fe y de haberse negado a recibir pruebas de la familia de Digna. Dio señales que contradecían la hipótesis de la Procuraduría, que afirmaba que no había sido asesinato sino suicidio.
En febrero, el Subcomandante Marcos anunció que se daban por terminadas las transmisiones del Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica, aunque sentenció crípticamente: “Todavía falta lo que falta”. Prosiguió su pelea contra la izquierda institucional planteando otra izquierda. Insistió en que la destrucción de México era total: social, económica, legal y política. Se refirió al desafuero que pretendía el gobierno federal en contra del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, y sentenció que si eso se daba se pondría al país “un siglo atrás”. Esto no significaba que el zapatismo estuviera del lado de López Obrador, al que veían rodeado de lo peor del pri-salinismo. Lo calificó de ser “la izquierda de la mano derecha”, una izquierda que se identificaba con la dirección del PRD, pero que tenía por común denominador el cinismo, la desmemoria y el conformismo.
En junio, el Subcomandante Marcos difundió un escrito titulado “La (imposible) ¿Geometría? del Poder en México”. Diferenciando derecha, centro e izquierda, hacía ver cómo en tiempos electorales “todos se amontonan en el centro”.
Decía que el PAN, dirigido por la organización de ultraderecha El Yunque, había lanzado como posibles candidatos a una constelación de mediocres. Que el PRI formaba parte de la dirección de los cárteles del narcotráfico, del secuestro,
de la prostitución y del tráfico de personas. Al analizar al PRD destacaba que ese partido fomentaba negocios de familias disfrazadas de partidos. No le perdonaba su responsabilidad en la contrarreforma indígena. Lo acusaba de ceder el Zócalo “a los monopolios de los espectáculos”, de hacer equipo con los salinistas, de haber manipulado la muerte de Digna Ochoa y de tener alianza con el narcotráfico en la capital. Atacaba duramente a López Obrador y pronosticaba que su proyecto se traducirá en “ganancias crecientes para los ricos, miseria para los desposeídos y un orden que controle el descontento de éstos”.
Ante tan dura crítica, hubo quienes salieron en defensa de los partidos, como único instrumento de la lucha electoral. En particular, defendieron la candidatura de López Obrador, en quien ven una alternativa para las causas populares. Marcos fue criticado por caer en una maniqueísmo simplista.
PARAMILITARES REACTIVADOSLas secuelas de la política contrainsurgente en Chiapas y de la acción allí de los paramilitares seguían siendo perceptibles en los desplazados, en los hostigamientos y sobre todo, en la impunidad. En febrero de 2005, por considerar que las instancias se habían agotado inútilmente en México, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y la organización civil Las Abejas presentaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos una denuncia contra el Estado mexicano por el asesinato de 45 indígenas totziles ocurrido en Acteal el 22 de diciembre de 1997. Los principales responsables seguían impunes. Entre éstos, señalaron al ex-Presidente Zedillo y al ex-Secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, quien en 2005 fungía como líder de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados.
Los escasos signos de distensión que se habían dado con el gobierno del Estado de Chiapas habían cesado desde finales de 2004. Las relaciones que habían estado teniendo las Juntas de Buen Gobierno con el gobierno estatal se habían cancelado por el incumplimiento de ese gobierno en los pocos compromisos que había hecho. No había pagado las indemnizaciones a los zapatistas agredidos, ni había hecho justicia en los pocos casos en los que se le había solicitado.
A principios de mayo de 2005 la Junta de Buen Gobierno de La Realidad acusó al gobernador de Chiapas de permitir, por órdenes de Fox, acciones de contrainsurgencia hacia las bases zapatistas. Denunciaron que el gobierno quería empeorar la situación pensando que los zapatistas harían uso de la fuerza. Durante 2005, los periodistas que han estado reportando lo que sucede en la zona zapatista han hecho ver que la contrainsurgencia, apoyada en la militarización y en el gasto federal, había seguido siendo abrumadora. Y que los paramilitares, reactivados,seguían hostigando a las comunidades zapatistas.
ES DINERO SOLIDARIO, NO ES LAVADO DE DINEROUn hecho interpretado como un movimiento más en el rejuego contrainsurgente para asediar a los zapatistas fue, a finales de mayo e inicios de junio del 2005, la acción de la sucursal del Banco BBVA-Bancomer en San Cristóbal de las Casas instando a dos organizaciones civiles a cancelar cuentas en las que recibían donativos internacionales de apoyo a la causa zapatista pretextando lavado de dinero. Esto provocó un escándalo internacional.
El Premio Nóbel José Saramago, el músico catalán Manu Chao, Danielle Miterrand, Regis Debray, el obispo Samuel Ruiz y muchos escritores, periodistas y personalidades con reconocimiento mundial mandaron una carta de protesta al Banco argumentando que las acusaciones eran una falacia que ofendía a las organizaciones de la sociedad civil, a las personas, universidades, asociaciones culturales, escuelas, asociaciones de padres de familia, ayuntamientos, instituciones gubernamentales y colectivos que aportaban con gran esfuerzo su contribución económica para fortalecer el desarrollo de las comunidades indígenas. José Saramago y su esposa Pilar del Río escribieron de nuevo a la matriz española del Banco destacando que miles de personas -entre las que se econtraban ellos dos- habían dado dinero para ayudar a las comunidades indígenas de Chiapas. Ese dinero era limpio, ganado con su trabajo y estaba siendo utilizado según las reglas de solidaridad. Y BBVA-Bancomer ofendía a muchas personas honestas lanzando sin fundamento el velo de la sospecha. Exigían disculpas y exhortaban al Banco a que buscara el dinero sucio que cobijaba en otras cuentas. En España surgió un movimiento que invitaba a las personas que tenían sus cuentas en BBVA a que las retiraran por lo que había hecho a los zapatistas.
PARA VINCULAR AL ZAPATISMO CON EL NARCOTRÁFICOUn paso más, y contundente, en la contrainsurgencia lo dio el propio Ejército. La Secretaría de la Defensa Nacional dio a conocer que a mediados de junio tropas radicadas en Chiapas habían destruido 44 plantíos de marihuana en tres municipios dentro del área de influencia del EZLN. El Secretario de Relaciones Exteriores intervino para exigir que el Subcomandante Marcos diera una explicación de por qué en los territorios en los cuales se había asentado se estaba cultivando droga.
Pero la opinión pública también reaccionó en contra de esta maniobra. Quienes conocen Chiapas hicieron ver que los municipios señalados por el Ejército no se encontraban en la zona zapatista. Organizaciones de la sociedad civil insistieron en que el EZLN es muy estricto en contra de la bebida y de las drogas. El mismo gobierno de Chiapas tuvo que corregir la declaración del Ejército aclarando que los municipios no pertenecían a la región de Los Altos. Y el vocero de la Presidencia también se vio precisado a rectificar. La maniobra era obvia: tratar de involucrar al zapatismo con el narcotráfico para justificar una incursión armada en su contra. Varios analistas resaltaron que la supuesta confusión geográfica se correspondía con los montajes mediáticos orientados en el viejo manual estadounidense de la contrainsurgencia.
Después de esto, testigos en la región dieron cuenta de inusitados movimientos de tropas que incursionaban en la zona zapatista. El Ejército había estado realizando un trazado por toda la zona zapatista colocando cuarteles o posiciones temporales, abriendo caminos, haciendo ejercicios de patrullaje, simulación y entrenamiento.
LA ALERTA ROJA DEL EZLNEn este contexto, el 19 de junio de 2005 el EZLN comunicó que había decretado en todo el territorio rebelde una alerta roja general. A la par, las comunidades zapatistas de Oventik, La Realidad, La Garrucha, Morelia y Roberto Barrios, cerraban los Caracoles y las oficinas del Buen Gobierno, así como todas las sedes de las autoridades de los distintos municipios autónomos rebeldes zapatistas. Se procedía también a la evacuación de los miembros de las distintas Juntas de Buen Gobierno y de las autoridades autónomas para ponerlas en resguardo. Se avisó que por tiempo indefinido realizarían su labor en forma clandestina y trashumante. En los Caracoles se mantendrían funcionando los servicios básicos de salud comunitaria.
Se dio también a conocer que todos los elementos del EZLN en trabajos sociales en las comunidades zapatistas habían sido llamados a filas. Habían sido acuarteladas las tropas regulares. “Las sociedades civiles nacionales e internacionales” que se encontraban trabajando en proyectos en las comunidades debían abandonar el territorio rebelde.
La alerta roja tomó por sorpresa al gobierno y a la sociedad. Se temió que el EZLN volviera a las armas. En el gobierno hubo quienes opinaron que se podía tratar de un comunicado apócrifo, y que no se correspondía con el estilo de otros comunicados. Algunos analistas aventuraron que había una división y pugnas al interior del zapatismo y que el comunicado correspondía a “los duros”. Periodistas que se dieron a la tarea de ir a buscar a las Juntas de Buen Gobierno constataron que todas las oficinas y locales habían sido cerrados. Los Caracoles zapatistas estaban semidesiertos y entre la gente que quedaba había tensión y nerviosismo.
Posteriormente, el EZLN informó que desde 2002 habían entrado en un proceso de reorganización de su estructura político-militar, ya terminada. Y que, como consecuencia, el zapatismo tenía las condiciones necesarias para sobrevivir como organización a un ataque o acción del enemigo que acabara con su dirección actual o que pretendiera aniquilarlos totalmente.
REACCIONES, INCERTIDUMBRESY “ALERTA PASTORAL”La Secretaría de Gobernación y el gobierno estatal, cada uno por su parte, anunciaron que había plena normalidad en la zona de Los Altos y en la selva. El senador panista Fernández de Cevallos calificó de “pintoresco” el comunicado del EZLN. El dirigente del partido gobernante, el PAN, comentó que el zapatismo ni siquiera era tema para los dirigentes panistas. El Presidente Fox, quien se encontraba en un viaje por Rusia, minimizó la reaparición del EZLN. pero el Ejército y las policías estatales fueron acuartelados.
La élite del dinero mostró su incapacidad analítica y su frivolidad al hablar sin datos. Mientras el Presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana sentenciaba que el zapatismo quería que le hicieran un lugar en el ya adelantado escenario de la sucesión presidencial, el Presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio pontificó que, como el zapatismo ya no tenía donativos, Marcos mostraba lo que era: “un depredador”.
Uno de los especialistas en movimientos armados, Carlos Montemayor, alertó sobre el riesgo inminente de violencia,
y señaló como causa de la nueva situación el agravamiento de la contrainsurgencia. Entre los más enterados prevalecía la convicción de que la acción zapatista no iba en el sentido de un ataque, sino que era defensiva y de resistencia ante
una grave ofensiva.
Escritores e intelectuales mexicanos publicaron una carta abierta en la que convocaban al EZLN a mantener su digna lucha dentro de los cauces no armados. Los obispos Raúl Vera y Felipe Arizmendi subrayaron que la alerta roja tenía como trasfondo la falta de soluciones efectivas al problema de la pobreza, la marginación y el racismo que impera en el país. Vera planteó que era necesario que políticos y empresarios reaccionaran. Arizmendi anunció que la diócesis de San Cristóbal también se había puesto en “alerta pastoral” porque se estaba generando incertidumbre en las comunidades. E invitó a que se oyeran con atención las críticas expresadas por diferentes voces que invitaban a todos los actores políticos, económicos y sociales a una revisión a fondo del sistema económico y político en México.
CONSTRUIR “OTRA COSA”CONSULTANDO A TODOSDías después el EZLN develó la razón de la alerta roja. Había llamado a consulta a sus tropas insurgentes, a todos los comandantes y comandantas, a responsables regionales y locales y a sus bases de apoyo como una “medida precautoria defensiva”. El EZLN hizo un reconocimiento al sacrificio, disposición y heroísmo de sus bases de apoyo, responsables, milicianos y milicianas, insurgentes e insurgentas durante casi doce años de guerra y resistencia. Y presentaban un balance de la etapa en la que se encontraban hoy y un análisis de la situación nacional actual. Estaban proponiéndole a sus bases de apoyo un nuevo paso en la lucha, un paso que implicaba, entre otras cosas, arriesgarse a perder lo mucho o poco que se había logrado, y a que se agudizara la persecución y el hostigamiento en contra de las comunidades zapatistas. Las bases de apoyo y todos los zapatistas estaban en libertad moral de seguir o no con el EZLN en el siguiente paso que estaba siendo consultado, si era aprobado por la mayoría.
Simultáneamente, el Subcomandante Marcos hizo pública una carta. No se trataba de una carta de despedida, sino de explicación. Aclaraba que toda la ayuda recibida durante años de la sociedad civil había sido destinada únicamente para mejorar las condiciones de vida de las comunidades indígenas zapatistas y para iniciativas pacíficas por el reconocimiento de los derechos y la cultura indígenas. Nada había ido a parar a la adquisición de armamento ni a preparativo bélico alguno.
Haciendo una recapitulación de toda la lucha indígena, cada vez más afirmaba que habían visto y sentido en estos años las injusticias y las rabias de campesinos, obreros, estudiantes, maestros, empleados, homosexuales y lesbianas, jóvenes, mujeres, ancianos y niños de todo el país. Y ahora, el “nosotros” que los animaba quería hacerse más grande, más colectivo, más nacional.
Hacía seis meses habían anunciado que “falta lo que falta”. Ahora había llegado la hora de decidir si iban a caminar para encontrar eso que faltaba, a construir “otra cosa”. Por eso estaban inmersos en una consulta interna. Tenían el convencimiento de que el resultado podía ser una decisión difícil y dura. Aclaró que la dirección del EZLN
no dirigía, sino que buscaba caminos, pasos, compañía. Se estaban presentando a los pueblos esos caminos y se analizaba con ellos qué pasaría si echaban a andar por uno u otro rumbo. Estaban consultando a todos y se estaba tomando el acuerdo de todos.
Para que no quedaran dudas, Marcos fue muy claro al sostener que esa “otra cosa” no implicaba una acción militar ofensiva de parte de los zapatistas. No estaban planeando ni consultando el reinicio de combates militares ofensivos y era el gobierno el que debía decir si tenía algún preparativo bélico ofensivo de militares o paramilitares.
Organizaciones de la sociedad civil propusieron a partidos y medios de comunicación que no hicieran el vacío
a los zapatistas, pues cuando toda la política nacional seguía centrada en las campañas huecas del gran número de aspirantes a la Presidencia de la República, los zapatistas habían vuelto a poner en el centro del debate
la cuestión social.
Posteriormente, el EZLN anunció que habían sido consultadas decenas de miles de bases de apoyo en reuniones y asambleas en más de mil comunidades indígenas. En las asambleas habían participado sólo indígenas mexicanos mayores de edad. Se examinaron los informes de la dirección zapatista, sus análisis de la situación nacional y la propuesta de un nuevo paso en la lucha. Se discutieron ventajas y desventajas, peligros y riesgos. Todos se manifestaron con voto individual y libre. Resultado: un 98% había aprobado el nuevo paso. El EZLN emprendería una nueva iniciativa política de carácter nacional e internacional.
El Presidente Fox, de viaje por Belice, interpretó la iniciativa del grupo insurgente como una decisión de deponer las armas, y dijo que se ponía “a las órdenes del señor Marcos” para organizar una etapa de acuerdos y de integración de los zapatistas a la vida política. En la Presidencia hubo alegría por la decisión del EZLN y se consideró la posibilidad de retirar la acción penal, aún vigente, en contra de Marcos.
“LLEGÓ LA HORA DE ARRIESGARSE OTRA VEZ”En los últimos días de junio, y en tres entregas, los zapatistas dieron a conocer la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. El texto “busca tocar el corazón de la gente humilde y simple, digna y rebelde”. Plantea dónde están ahora los zapatistas, cómo perciben el mundo, cómo ven a México, lo que piensan hacer y cómo lo realizarán. Invitan a caminar con ellos.
Tras una extensa recopilación de su lucha, los zapatistas ubican en dónde están en el primer quinquenio del siglo XXI, tras la creación y consolidación de los municipios autónomos y de las Juntas de Buen Gobierno. “Según nuestro pensamiento y lo que vemos en nuestro corazón, hemos llegado a un punto en que no podemos ir más allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos si nos quedamos como estamos y no hacemos nada más para avanzar. O sea que llegó la hora de arriesgarse otra vez y dar un paso peligroso pero que vale la pena. Porque tal vez unidos con otros sectores sociales que tienen las mismas carencias que nosotros, será posible conseguir lo que necesitamos y merecemos. Un nuevo paso adelante en la lucha indígena sólo es posible si el indígena se junta con obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados... o sea los trabajadores de la ciudad y el campo”.
El texto explica cómo en todos estos años fueron creciendo tanto los pueblos zapatistas como el mismo EZLN.
Nuevas generaciones han renovado toda la organización, metiéndole nueva fuerza. El EZLN ha resistido doce años de guerra, de ataques militares, políticos, ideológicos, económicos, de hostigamiento y de persecución.
No lo han vencido. No obstante, las demandas por las que luchan no se han logrado cabalmente. “No hay quien diga que de balde fue la organización y la lucha zapatistas, sino que, aunque nos acaben completamente, nuestra lucha
sí sirvió de algo”.
Cuando los zapatistas ofrecen su visión de México afirman que está gobernado por los neoliberales, que no han mejorado la economía. Examinan el fenómeno de la migración hacia Estados Unidos, sus causas y consecuencias.
En su análisis no dejan de incluir el crecimiento del narcotráfico y el crimen. Se duelen porque la Constitución sea manoseada, y al examinar la relación de los poderes, hacen ver cómo se concatenan para servir al neoliberalismo.
A pesar de todo esto, una gran cantidad de mexicanos resiste: campesinos, trabajadores de la ciudad, estudiantes, mujeres, jóvenes, homosexuales, lesbianas, transexuales, sacerdotes y monjas que no están con los ricos sino con las luchas del pueblo. “Hay mucha gente que no se deja y no se rinde”. El “nosotros” de los zapatistas quiere incluir a partir de ahora, y de forma más organizada, todas esas rebeldías.
MENSAJES AL MUNDOLos zapatistas esbozan lo que quieren hacer en el mundo y en México. A todos los que resisten y luchan en el mundo les reiteran que no están solos. Los zapatistas, aunque son muy pequeños, los apoyan, y van a ver el modo de ayudarlos en sus luchas. A Cuba, que lleva muchos años resistiendo, van a mandarle maíz. Al pueblo estadounidense le aclaran que los zapatistas saben que una cosa son los malos gobiernos que tienen y otra muy diferente quienes luchan en su país y se solidarizan con las luchas de otros pueblos. Los zapatistas tienen palabras para una gran cantidad de pueblos y movimientos. A los mapuches de Chile les dicen que aprenden de sus luchas. A los venezolanos que están mirando cómo defienden su soberanía. A los indígenas de Ecuador y Bolivia que están dando una buena lección a toda América Latina al ponerle un alto a la globalización neoliberal. A los piqueteros argentinos que los quieren. A los que en Uruguay quieren un mejor país que los admiran. A los que están sin tierra en Brasil que los respetan. A los jóvenes de América Latina que les dan una gran esperanza. A los que forman la Europa Social, la que es digna y rebelde, que no están solos, que les alegran sus grandes movimientos contra las guerras del neoliberalismo, y que tal vez les van
a mandar artesanías y café para que los comercialicen. A los que están luchando en África, Asia y Oceanía que quieren conocer más sus ideas y prácticas. Proclaman que quieren “un mundo tan grande que quepan en él todos los mundos que resisten”.
YA NO SÓLO POR LOS INDÍGENAS NI SÓLO CON ELLOSEn México, los zapatistas se proponen construir un acuerdo con personas y organizaciones de izquierda. Consideran que con ellas pueden hacer un plan para ir a todas partes de México donde haya “gente humilde y sencilla”. No irán a decirles qué deben hacer ni a darles órdenes. Tampoco van a pedirle que voten por tal o cual candidato, pues todos son neoliberales. Esperan poder poner de acuerdo las luchas que ahora ven apartadas unas de otras.
Para que no haya ninguna duda, el EZLN reafirma que mantiene su compromiso de cese al fuego ofensivo y que no hará ataque alguno contra las fuerzas gubernamentales. Tampoco harán ningún tipo de relación secreta con organizaciones político-militares mexicanas ni de otros países. Lo que los zapatistas van a hacer es sin armas, con un movimiento civil y pacífico, pero sin descuidar ni dejar de apoyar a sus comunidades.
En esta nueva etapa van a proseguir luchando por los pueblos indios de México. Pero ya no sólo por ellos ni sólo con ellos, sino por todos los explotados y desposeídos de México, con todos ellos y en todo el país. Y cuando dicen “con todos” incluyen a los migrantes que se han tenido que ir a trabajar a Estados Unidos para poder sobrevivir. Según lo que vayan escuchando y aprendiendo van a ir construyendo un programa nacional de lucha que sea de izquierda: anticapitalista y antineoliberal. Van a tratar de construir o reconstruir otra forma de hacer política. Van a ir levantando una lucha para demandar que se haga una nueva Constitución, nuevas leyes que tomen en cuenta las demandas del pueblo mexicano:
techo, tierra, trabajo, alimento, salud, educación, información, cultura, independencia, democracia, justicia, libertad y paz.
CÓMO VAN A “ORGANIZAR LA INDIGNACIÓN”Esclareciendo cómo piensan hacer todo esto, el EZLN anunció el envío de una delegación de su dirección por todo el territorio de México y por tiempo indefinido para realizar lo planteado. Una precisión muy importante: sólo acudirán a los lugares donde sean invitados. El EZLN declaró que establecería una política de alianzas con organizaciones y movimientos no electorales que se definan de izquierda, con las siguientes condiciones: no hacer acuerdos arriba para imponer abajo, sino hacer acuerdos para ir juntos a escuchar y a “organizar la indignación”; no levantar movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los hacen; tomar siempre la opinión de quienes participan; no buscar regalos, posiciones, ventajas, puestos públicos del poder; ir más lejos de los calendarios electorales; no tratar de resolver desde arriba los problemas de México, sino construir desde abajo y por abajo una alternativa.
Otras condiciones tienen que ver con el recíproco respeto a la autonomía e independencia de las organizaciones, sus formas de lucha, su forma de organización, y sus procesos internos de toma de decisiones. Entre las metas: la defensa conjunta y coordinada de la soberanía y la oposición intransigente a los intentos de privatización de la energía eléctrica,
el petróleo, el agua y los recursos naturales. Los zapatistas invitan a las organizaciones políticas y sociales de izquierda -la izquierda sin registro electoral- a reunirse para organizar una campaña nacional, visitando todos los rincones del país, para escuchar y organizar la palabra del pueblo. Remarcaron que no será una campaña electoral.
EL TIEMPO INDÍGENATras estos siete documentos que el EZLN difundió a lo largo del mes de junio, reporteros que desde hace tiempo han estado cubriendo lo que sucede en la zona zapatista siguieron haciendo recorridos en los municipios autónomos para detectar nuevas señales. Constataron que la guerra de baja intensidad seguía despacio, pero no se detenía. La opinión pública parecía no tenerla en cuenta, pero las comunidades la comprobaban a diario. Proseguía la militarización en el Estado de Chiapas y los paramilitares estaban activados. El Ejército había argumentado, sin convencer, que lo que hacía correspondía a prácticas y ejercicios normales. Lo que sí había ocurrido era que desde la alerta roja se habían desmantelado en una zona zapatista y en silencio cuatro campamentos castrenses. Algunas comunidades se alegraron de que el Ejército se hubiera retirado de esos puntos. No obstante, había quienes albergaban algunas sospechas porque los retiros se daban al mismo tiempo que los paramilitares reactivaban las agresiones a bases de apoyo zapatistas. Surgía la pregunta de si ese aparente repliegue militar no entraba dentro de la estrategia para dejar más libertad a las acciones de los paramilitares.
Las sedes de los municipios autónomos y de los Caracoles seguían cerradas. Los gobiernos autónomos no funcionaban a la vista, aunque se percibía que seguían su curso. Agrupaciones de la sociedad civil que habían estado trabajando en las comunidades autónomas permanecían a la expectativa. Las comunidades seguían con su resistencia. Y ante las preguntas de los periodistas los indígenas no mostraban ninguna prisa con alguna acción llamativa inmediata. Prevalecía el tiempo indígena.
VUELVE LA NORMALIDADEl 11 de julio el EZLN anunció el levantamiento de la alerta roja decretada 23 días antes. Quienes habían manifestado nerviosismo y confusión pensando que los zapatistas habían echado a un lado la valiosa experiencia de los Caracoles se tranquilizaron al saber que éstos volvían a su actividad cotidiana. También las oficinas de los consejos de los municipios autónomos rebeldes zapatistas fueron reabiertas. Pero hubo algunos cambios.
Mientras que en las Juntas de Buen Gobierno prosiguieron estando quienes habían sido nombrados por los consejos autónomos, en las comisiones de vigilancia se iban a ubicar bases de apoyo que deberían conocer a quiénes llegaban, los problemas para los que solicitaban apoyos o solución, los proyectos que se proponían, los apoyos y ayudas humanitarias destinadas a las comunidades indígenas, y las decisiones tomadas por los miembros de las Juntas de
Buen Gobierno. Estas comisiones tenían la obligación de informar a los municipios autónomos rebeldes zapatistas y a las bases de apoyo para que todos estuvieran enterados, valoraran y dijeran si estaba bien o mal lo que se decidía o hacía. De manera paulatina se fueron normalizando las actividades civiles en todo el territorio zapatista y a mediados de julio se reabrieron las instalaciones de las Juntas y de los municipios autónomos con celebraciones festivas.
“LA OTRA CAMPAÑA”El 13 de julio los zapatistas oficializaron la convocatoria para la “Campaña Nacional con Otra Política, por un Programa Nacional de Lucha de Izquierda y por una Nueva Constitución”. Como el nombre era muy largo optaron por abreviarlo: “La Otra Campaña”.
Los zapatistas, que habían sido parcos en sus comunicaciones en los cinco primeros meses de 2005, multiplicaron desde junio sus declaraciones. Si de enero a mayo emitieron tres comunicados, en el mes de junio lanzaron nueve, en la primera mitad de julio otros tres, y una semana más tarde otros dos, advirtiendo que vendrían nuevos documentos explicando en detalle esta nueva etapa de su lucha.
El gobierno no entendió nada. El Presidente Fox alabó que hubieran depuesto las armas, y calculó que Marcos hablaría con él para ver lo relativo a su reintegración a la vida civil y política. Los empresarios exigieron que no se permitiera que los zapatistas recorrieran el país encapuchados. Que si ya habían dejado las armas ahora deberían despojarse de sus pasamontañas. Pero los zapatistas no se han desarmado. La mayor parte del EZLN se va a mantener en su zona de influencia con su armamento, no para iniciar ataques, pero sí para defenderse y proteger a sus comunidades de los peligros de embates militares y paramilitares.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional no se ha disuelto. Los recorridos por el país los van a hacer sin armas, pero con sus símbolos. Siguen protegidos por la Ley de Pacificación. Y no hay que olvidar que enmascarados realizaron los recorridos nacionales en 1997 y en 2001. El esperado diálogo mediático entre Fox y Marcos no se dará, porque
el encuentro que los zapatistas buscan no es arriba sino abajo, entre el pueblo pobre y con sus aliados, entre las vetas de la izquierda no electoral.
¿UNA TORRE DE BABEL?¿LLENAN UN VACÍO?La clase política ha proseguido inmersa en el despilfarro multimillonario por las desbocadas y huecas precampañas presidenciales. Se ha criticado la decepcionante reacción de los políticos a los planteamientos del zapatismo, pues privó el menosprecio y se evadió la discusión de sus cuestionamientos.
En la opinión pública sí surgió el debate. Algunos quejándose de que el zapatismo hubiera vuelto a sus obsesiones metaterritoriales, cuando la verdadera resistencia al neoliberalismo se tenía que construir localmente, desde la base, en la gestión de los recursos naturales. Otros, arguyendo que las resistencias desvinculadas no pueden enfrentar las poderosas fuerzas de la globalización neoliberal, alababan el hecho de que los zapatistas, manteniendo los Caracoles, buscaran ahora alianzas más amplias en México y en el mundo para fraguar nuevos modelos de organización.
Otras voces alertaban sobre el riesgo de crear una Babel, sobre todo con los grupos de una izquierda residual
que tiende al sectarismo.
Otras advertían que los zapatistas habían lanzado en varias ocasiones diversas iniciativas encaminadas a ampliar su lucha por todo el territorio nacional y habían fracasado. Pensaban que era conveniente, antes del nuevo esfuerzo, examinar las causas de esos intentos fallidos. Hubo reflexiones que se encaminaron por otros derroteros. El zapatismo no llegaba a llenar un vacío. Durante muchos años se habían ido fraguando convergencias plurales para resistir los impactos del neoliberalismo y para delinear alternativas. Hacía tiempo que el combativo Sindicato Mexicano de Electricistas, el recién constituido Frente Sindical Campesino, Indígena, Social y Popular -que había logrado conjuntar una gran variedad de movimientos populares de todo tipo- y la Promotora Nacional por la Paz habían tenido varias reuniones y sus discusiones estaban fructificando en acuerdos, como el de desarrollar formas de resistencia civil más activas para evitar que unos cuantos siguieran decidiendo el futuro de la mayoría de los mexicanos.
A principios de 2005 habían lanzado la llamada Declaración de Querétaro, en la que planteaban un programa de nación alternativa. Ahí había ya un gran terreno andado, y el zapatismo podía sumarse, pues siempre había estado invitado. No se debía olvidar que para llegar a la Declaración de Querétaro hubo necesidad de tiempo, tolerancia, actitud de escucha y respeto por una gran cantidad de formas de lucha. En todo caso, se veían combinables la Declaración de Querétaro, la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y otras iniciativas de esa naturaleza. Todas podían se un punto de partida para unir las voluntades en pos de un México con libertad, justicia y democracia.
¿QUÉ HACER CON LAS ELECCIONES DE 2006? Otro tema que levanta muchos cuestionamientos es cómo lograr uno de los cometidos que propone la Sexta Declaración zapatista: llegar a una nueva Constitución que defienda la soberanía popular y los derechos populares.
Esto necesariamente pasa por la conformación del Poder Legislativo y por las elecciones. Se está de acuerdo con las consideraciones del EZLN relativas al hondo desprestigio de la clase política. No hay confianza en que los partidos puedan ya no encontrar, pero ni siquiera buscar, la solución a los apremiantes problemas del país. No obstante, aunque en varios sectores existe el convencimiento de que es indispensable romper la partidocracia, no pocos piensan que hay que discutir qué hacer ante las elecciones de 2006 y llaman la atención de que si las fuerzas populares se desentienden del proceso, las elecciones podría ganarlas el PRI, lo que implicaría una peligrosa regresión autoritaria. En este escenario es muy factible que los legisladores del PRI y del PAN, en su acostumbrada alianza, aprueben todas las reformas antipopulares como las privatizaciones de la industria eléctrica, del petróleo, de la educación y de la salud, y terminen por aplastar los derechos de trabajadores y campesinos. ¿No será conveniente participar en las elecciones del 2006 con candidatos independientes para arrebatar el monopolio a las clases dominantes y a sus partidos? Se examinan varias opciones. Una, boicotear el proceso electoral. Otra, ubicar candidatos independientes. Otra, establecer alianzas con los candidatos menos neoliberales.
Lo que propicia la nueva etapa del zapatismo es el deseo de discusiones a fondo para poder arribar a acuerdos que tengan una sólida base. Es evidente la decepción creciente por la democracia, porque se ha limitado sólo a la democracia electoral, usurpada por los poderes fácticos del dinero y de los medios, y porque la alternancia en el gobierno no ha traído soluciones a las necesidades de las mayorías.
LOS ZAPATISTAS NO APOYAN A LÓPEZ OBRADORDespués de dar a conocer sus planes en la Sexta Declaración, los zapatistas informaron que les habían llegado,
como un primer eco, gran cantidad de críticas, debates, dudas y consejos.
A quienes les llamaban la atención del peligro que era abandonar el tema indígena, les pedían que releyeran con cuidado lo planteado en la Sexta Declaración, pues en diversas partes se insiste en que, aunque la lucha se va a ampliar, permanecerá indígena. A quienes les instan a permanecer en Chiapas en lo que han venido haciendo,
los tranquilizan haciendo ver que proseguirán con uno de los aportes más destacados -las Juntas de Buen Gobierno- y que no están en competencia “por ver quién es más antineoliberal”. Recuerdan que la mirada zapatista es hacia abajo y no hacia las instituciones de arriba.
A quienes defienden que el proyecto de López Obrador es de izquierda les responden que ellos se atienen a la definición que él ha hecho de sí mismo: que es de centro. Insisten en que no van a salir a apoyar al centro político representado por López Obrador. En concreto, se refieren a algunos responsables de la coordinación nacional de las redes ciudadanas de López Obrador, que siendo salinistas, habían hecho agresivas declaraciones en contra del EZLN.
La dirección del PRD eludió responder a los señalamientos del Subcomandante Marcos. Pero los integrantes de la corriente cívica del PRD establecieron distinciones. Opinaron que Marcos en algunos puntos exageró, en otros se quedó corto, y en otros se equivocó. No se debía confundir a la base del PRD con la burocracia de ese partido. En la base del PRD no estaba el enemigo del zapatismo. También consideraron como un error que el zapatismo quiera excluir del nuevo movimiento a las bases populares de los partidos con registro electoral. Algunos opinan que este firme deslinde zapatista tiene que ver con una futura disputa precisamente por esas bases. Los movimientos europeos que apoyan al EZLN han visto en la Sexta Declaración una oportunidad para dar otro paso en contra del neoliberalismo, y redes zapatistas europeas acordaron crear una democracia desde abajo.
CALUMNIARLOS, APRESARLOS, ASESINARLOS...Al anunciar que van a salir de Chiapas para recorrer todo el país, los zapatistas prevén algunas formas por las que pretenderán abortar esta nueva etapa. Con un ataque “preventivo”, acusándolos por medio de intensas campañas mediáticas de ligas con el narcotráfico y con el crimen organizado. Con ataques armados y con un control de daños que incluya compra de voceros de la opinión pública. Tomándolos presos al salir o en el transcurso de
“La Otra Campaña”, lo que, entre otras cosas, tendría que implicar que el Congreso votara la anulación de la Ley del Diálogo. Asesinándolos por medio de la clásica e impune desaparición forzada. Ante estos escenarios, hacen una importante distinción: habían levantado la alerta roja entre los pueblos zapatistas, pero ésta proseguía en la tropa insurgente. Recordaron que su estructura militar estaba preparada para el eventual descabezamiento del EZLN.
QUE LA SOCIEDAD DEFINA LA POLÍTICANo hay que olvidar que en 1996 la primera mesa del diálogo logró los acuerdos de San Andrés, que se siguen reclamando. Y que la segunda mesa, la de democracia, fue abortada por el gobierno. A esa mesa deberían seguir otras que tenían que ver con la política económica.
Ahora, el EZLN está reeditando de alguna forma esas mesas faltantes, pero no con el gobierno sino con una amplia corriente identificada como nueva izquierda para la construcción de un país en que se hagan realidad las demandas fundamentales que dieron origen al zapatismo. La discusión ya no se situará en Chiapas, sino que abarcará todo el territorio mexicano.
Lo importante en la nueva fase del zapatismo es su insistencia en que la gente sea tomada en cuenta. El respetable intelectual Pablo González Casanova calificó a la Sexta Declaración zapatista como un nuevo paso creador dado por uno de los movimientos más originales de nuestro tiempo. Recordó que los zapatistas habían realizado innovaciones en relación a la importancia de la dignidad, de la autonomía, del pluralismo, de la superación de las diferencias, en la articulación de los pueblos indios entre sí y con el resto del pueblo mexicano y de los pueblos del mundo. Han juntado lo universal con lo local y han rearticulado y redefinido la lucha nacional y la social, la lucha de los pueblos indios y la de los trabajadores, la de las comunidades y la de los ciudadanos. Su proyecto implica que la sociedad defina la política. Su proyecto camina orientado hacia una izquierda social. Es un motivo para renovar la esperanza.
INVESTIGADOR DE CIESAS OCCIDENTE. CORRESPONSAL DE ENVÍO EN MÉXICO.
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