América Latina
Del Norte al Sur: claves para ese viaje
Un mensaje del teólogo brasilero Leonardo Boff
para incluir en el equipaje de los voluntarios y cooperantes
que, en nombre de la solidaridad, llegan desde el Norte a los países del Sur.
Sergio Ferrari
Cerca de 12 mil voluntarios europeos trabajan actualmente en países del Sur. Son muchos más los miles y miles de "brigadistas", "internacionalistas", miembros de hermanamientos y de comités, asociaciones y organismos de solidaridad, que visitan sistemáticamente América Latina -en menor medida, Africa y Asia- para prestar en estos países servicios solidarios.
El envío al Sur de cooperantes, ha ganado un lugar particularmente importante en la esfera de la cooperación Norte-Sur en el último medio siglo. En Suiza, por ejemplo, una treintena de ONGs, reunidas en la plataforma UNITE, promueven el intercambio de personal hacia los más diversos puntos del planeta.
Del 6 al 10 de diciembre, medio centenar de representantes de ONGs miembros del FORUM Europeo -250 organizaciones en total- se reúnen en Dulliken, Suiza, para analizar la pertinencia del voluntariado y del intercambio de personas en la cooperación al desarrollo. Convocado por UNITE, este encuentro tendrá particular importancia para profundizar la reflexión común, en un momento en que muchos de los conceptos esenciales de la relación Norte-Sur-Norte, de cara al nuevo siglo y en el marco de la "vieja globalización", exigen una relación en profundidad.
¿Cómo visualizan las contrapartes del Sur, la población del Sur, la llegada de los voluntarios del Norte? ¿Cuáles son las expectativas ante ellos, cuáles las exigencias mínimas que les demandan? ¿Cuál es el tipo humano y el perfil del cooperante deseado? ¿Cuáles son las áreas y tareas en las que el trabajo y el intercambio puede ser más efectivos? Interrogantes claves que enmarcan la reflexión de Leonardo Boff, en varias de las ponencias, charlas e intercambios que tuvo durante el último Encuentro de voluntarios suizos de UNITE y sus contrapartes locales, realizado en Camamú, Brasil.
Boff, uno de los fundadores de la teología de la liberación, autor de más de sesenta libros y profesor univer- sitario, con una intensa militancia de base en comunidades marginales de Petrópolis -su ciudad-, sigue siendo uno de los referentes intelectuales del movimiento popular latinoamericano. Y una contraparte de prestigio para este intercambio conceptual.
Al partir, dos convicciones"Un aspecto clave -dice Boff- es el proceso que debe vivir el voluntario antes de llegar al Sur. Me atrevería a decir que la primera actitud debe ser de una profunda autocrítica, porque vienen de un continente, Europa, que fue nuestro antiguo colonizador".
Pero, al exigir esa autocrítica, ¿no se corre el riesgo de ser demasiados severos con los jóvenes europeos, que no fueron los responsables directos de esa historia heredada? ¿No puede convertirse ésta en una exigencia paralizante de culpabilización individual, justamente para la gente más sensible que quiere partir hacia el Sur?, preguntamos.
"Esta autocrítica tiene un sentido social -dice Boff-. Debe expresar la comprensión de la realidad estructural de desigualdad Norte-Sur, Europa-Tercer Mundo. No es una sanción o culpabilización al individuo que decide venir al Sur. Porque la decisión de salir del Norte hacia el Sur es ya sintomática. Expresa en sí misma la decisión de hacer una "devolución" al comprender los desajustes históricos que nos marcan a todos".
Otro elemento esencial -subraya Leonardo Boff al evaluar la pre-partida hacia el Sur- es la educación de la praxis. "Todo trabajo con la gente debe estar dotado de ciertos caminos metodológicos. No me puedo imaginar, por ejemplo, que lleguen cooperantes de Suiza a trabajar con nuestros campesinos, indígenas o habitantes de las favelas, sin haber conocido previamente el pensamiento de Paulo Freire. Compenetrarse con Pedagogía del Oprimido, Educación como Práctica de la Libertad y Pedagogía de la Esperanza, es una condición básica. Porque lo esencial y primero, es que se apropien del saber que ya esta aquí en el Sur".
Socializar los saberes"El pueblo necesita -dice Boff- un conocimiento un saber profesional y los voluntarios deben socializar, intercambiar su propio saber. Los que llegan aportan un saber "arquitéctonico", pero sin despreciar, más aún, valorizando altamente, el saber popular. Un saber que ha surgido de la experiencia, del sufrimiento, que se ha acumulado en la tradición. Es de enorme importancia ese intercambio de saberes. Debe superarse esa falsa humildad que a veces tienen los voluntarios, que no hablan en momentos en que debieran hacerlo. Tienen que compartir. Usando, sí, las formas de pedagogía popular. Para devolverle al pueblo su autoestima, reforzando la dignidad de quienes fueron históricamente masacrados".
Cuatro valores esenciales Si la apertura al aprendizaje permanente debe ser un punto de partida indispensable del cooperador -como lo denomina Boff, dándole carácter dinámico, de actor social- existen otras actitudes básicas para el siempre complejo proceso de aterrizaje cultural.
"La renuncia a toda arrogancia -dice-. Antiguamente vinieron los colonizadores con su aparato militar. Es esencial no repetir la historia con otros matices. Hay que eliminar el concepto de "ayuda" paternalista y misionera. No es la ideología de padres o madres fundadoras la que deben defender. Si vienen para "ayudar" no sirven, mejor se quedan donde están. Si vienen para intercambiar y fortalecer los conocimientos mutuos, entonces, ¡bienvenidos! Renunciar a la arrogancia implica también entender que traen un saber para aplicar y que encontrarán muchos saberes para aprender".
"También resulta clave la renuncia a todo espíritu de apropiación privada. Son muchos los que llegan a América Latina para usarnos como material de investigación. Hacen una tesis o una experiencia, regresan a sus países de origen, y para el Sur no queda nada. Deben resistirse a esa actitud de apropiación. Y en contraposición, deben fortalecer su rol como voluntarios cuando vuelven a su país. Deben convertirse en agentes de cambio social al regresar. Deben contribuir a que fructifique el intercambio de saberes y culturas en función de una visión más holística del universo. Entendiendo que la Madre Tierra es única y nos pertenece a todos. Por otra parte, es indispensable una disposición muy clara a la incorporación a nuestras sociedades. No vienen de afuera para inventar todo, para empezar de nuevo. Vienen para incorporarse a una comunidad, para integrarse a una dinámica en un proceso que ya está en curso".
"Ante esto, una actitud clave, esencial, es la disposición a enriquecerse con la diferencia. Esto no significa lo mismo que promover la desigualdad, que es una tentación permanente -porque en lo hondo piensan que el negro es inferior o que el campesino no sabe.
La diferencia es la riqueza de la naturaleza humana. Tiene mil formas de expresarse. Toda nuestra cultura occidental padece una dificultad terrible para convivir con la diferencia. Hay que alegrarse con la diferencia, aprender de la diferencia. La diferencia nos complementa".
"Esto no significa negar el hecho de ser suizos, europeos, del Norte. Negarlo es malo. Siempre serán suizos, europeos, del Norte. Lo importante es que transmitan sus propias riquezas. Estuve recientemente en Suiza y quedé admirado del profundo sentido democrático de ese pueblo. Es la democracia más directa que conozco, y tal vez la única de este tipo que existe. En el Sur debemos saber esas cosas. Porque la base de nuestra lucha en Brasil es para superar la actual democracia representativa, delegativa, no participativa. Queremos una democracia participativa".
"Es importante que los que llegan de Suiza nos comuniquen esa experiencia. Sabemos que en Suiza hay problemas como en cualquier parte, y no hay que esconderlos. Pero en Suiza la ciudadanía es una realidad social conquistada. Y eso debemos saberlo. La diferencia de los voluntarios con nosotros es importante. No tienen que esconder su identidad. El intercambio enriquece a la humanidad. Será importante que lleven a Europa un poco de nuestra "flexibilidad brasilera", pero comuníquennos siempre lo que es propio de ustedes".
En un mundo en mutaciónEn un pensamiento dialéctico y profundo como el de Leonardo Boff, los parámetros globales, planetarios, no pueden quedar fuera, cuando se trata de analizar la cooperación y la solidaridad.
Y la advertencia no tarda: "El cuadro del mundo cambió. El discurso Norte-Sur, en ciertas facetas, se ha hecho algo relativo. Más y más vamos transitando hacia una fase nueva. El 80% de los negocios mundiales se hacen Norte-Norte, entre países ricos. América Latina apenas entra en ese ciclo con un escaso 3%. Esto nos muestra que no podemos caer en la trampa del discurso de la mundialización económica, que es el sofisma de los poderosos. Ellos entienden la mundialización como la homogenización de los intereses del capital".
"Pero la dinámica globalizadora va creando también las bases materiales -comunicación, tecnología, mayores encuentros interculturales, etc.- de un mundo en mutación. No se puede negar esa realidad. Algunos datos de la conciencia política se van universalizando. Ciertos derechos humanos básicos -a la vida, a la educación, etc.- son ya parte de la conciencia colectiva de la humanidad. También la necesidad de cuidar de este planeta. Y el respeto a la espiritualidad. Y la reivindicación de las grandes culturas. Y el reconocimiento a la sabiduría de los pueblos indígenas. Hoy, todo está siendo reelaborado".
"A partir de esta realidad, el cooperador no viene al Sur para ayudar a quien tiene carencias, para ejercitar un concepto casi económico de la cooperación. Viene para reforzar otro tipo de mundialización, la que pasa por la responsabilidad de la conciencia humana. Nace así otro tipo de solidaridad. Otra globalización que no pasa por la competencia, por el mercado, sino que establece lazos de fraternidad. Caminando juntos, alegrándose con las conquistas de los otros, sufriendo con el sufrimiento de los demás. Es esencial que este camino se haga entre dos. Que vengan del Norte al Sur y que vayamos del Sur al Norte. Estableciendo vías de ida y vuelta".
"Esto implica reforzar otro concepto: no somos suizos brasileros, argentinos... Somos ciudadanos de la Tierra y compartimos las similitudes y las diferencias. Las diversidades son ricas, pero son metas comunes las que todos debemos defender: el planeta, una economía más participativa, mayor equidad. Esto le da al voluntario otra perspectiva, casi mística. La lucha de hoy es por tener sueños para la humanidad".
Dos tareas desafiantes"Muchas veces llegan al Sur personas con la idea de ayudar a los económicamente empobrecidos. Pero hay en Brasil -en todo el Sur- una pobreza política más significativa que la económica. Esto abre un nuevo desafío para el cooperador: colaborar en el enriquecimiento político, ayudar a crear el pueblo brasilero, a nuestros pueblos. En nuestros países tenemos masas de sobrevivientes de las turbulencias que padece nuestro continente desde hace 500 años. Pero todavía no tenemos un pueblo. Y eso es lo que explica, por ejemplo, cómo el Presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, puede ganar las elecciones, reelegirse. Un pueblo nace cuando comienzan a surgir comunidades. Si no hay comunidades, nunca puede haber pueblo. Pueblo es la suma de comunidades coordinadas que tienen tácticas y estrategias conjuntas".
"Los voluntarios deben colaborar a crear riqueza política. Y no hegemonizar el proceso. Deben reforzar a la sociedad, ser nuestros aliados. Esta es una gran demanda de una sociedad cada vez más mundial".
Inimaginable para Leonardo Boff concluir estas reflexiones sin mirar hacia arriba y compartir, del Sur al Norte, un pedido, un mandato, una exigencia. "Quiero reforzar un concepto clave. La necesidad de promover en el Norte una información diferente alternativa, veraz. La información es mucho más que información. La información debe ser comunicación, debe ser una forma de socializar ideas en un mundo donde predomina la cultura del silencio. La comunicación vincula a la humanidad, habla de otro proyecto de planeta solidario. Hay que empujar y promover comunicación. Y aprovechar todas las brechas que existen".
"Cada persona que llega al Norte, y cada persona que vive en el Sur, es una fuente fantástica de elementos interesantes, curiosos, nuevos. La información debe conmocionar. Debe llegar al corazón. Debe aprovechar lo testimonial. El voluntario, en tanto que persona que avala, testimonio vivo, es un legitimador de otra realidad. Un propulsor de un información diferente, una base de la tierra solidaria.
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