Nicaragua
Las elecciones desde dentro: habla el Consejo Supremo Electoral
Los entretelones del proceso electoral
que culminó el 4 de noviembre con el triunfo del FSLN.
Las incidencias de las primeras elecciones libres
de la historia de Nicaragua, en una extensa entrevista
con los responsables de su organización.
Roberto Everstz y Leonel Argüello
En marzo de 1984 la Junta de Gobierno de Nicaragua nombró a los miembros del Consejo Supremo Electoral, que funcionó desde ese momento como cuarto poder del Estado revolucionario. En sus manos quedó toda la responsabilidad de llevar a término el proceso electoral. En ocho meses de trabajo intenso y variadísimo los miembros del Consejo cumplieron con esa nada fácil tarea. Como nadie en Nicaragua conocen ellos las bambalinas de las elecciones.
Pasados los primeros días de cansancio post-electoral, el IHCA converso con dos de los hombres que hicieron posible la jornada del 4 de noviembre. El Dr. Leonel Argüello, director de INISER (Instituto Nicaragüense de Seguros y Reaseguros), designado como uno de los 5 miembros del CSE, al que correspondió el área de las relaciones internacionales, de las relaciones internacionales, de las relaciones públicas y de la campaña de educación cívica y el Dr. Roberto Everstz, asesor jurídico del Consejo de Estado, que tuvo en sus manos la Dirección de Asuntos Electorales. Toda la logística del proceso: la cartografía electoral, el registro electoral, los talleres de capacitación para los 40 mil personas que estuvieron involucradas en estas tareas, la unidad de cálculo y escrutinio. En la actualidad elabora la memoria electoral.
Con Leonel Argüello (L.A.)y con Roberto Evertsz (R.E.) Habló Envío en un intento de mostrar mejor cómo fueron las elecciones "desde dentro".
El primer gran desafío: Borrar la memoria del pasado somocistaSiempre hubo elecciones en Nicaragua. las hicieron las oligarquías liberales y conservadoras, ls hizo el filibustereo Walker y las hicieron los marines. Las hicieron también los Somoza. Pero las elecciones del 4 de noviembre fueron "las primeras" en la historia del país por muchas pequeñas y grandes razones.
L.A.- Ese era nuestro desafío: superar el pasado, borrar de la mente de nuestra gente el pasado. Sabíamos desde el principio que ésa iba a ser la primera prueba de fuego para el proceso electoral en la revolución. El esfuerzo que hicimos para lograrlo fue muy grande. Prácticamente lo que nosotros hicimos fue la otra cara de la moneda de lo que hacía el somocismo. En cuanto al secreto del voto, en cuanto al orden, en cuanto a la participación, en cuanto a la independencia de los miembros electorales, en cuanto a los sistemas de escrutinio y recuento de los votos... Todo fue pensado por nuestros técnicos, por los que tuvieron que hacerse técnicos a pura voluntad, para borrar el somocismo.
ENVÍO - ¿Cuáles serían, en este sentido, los mayores logros, los más marcados diferencias?
R.E.- Una de las diferencias sustanciales debía estar en asegurar la imposibilidad del fraude. Para eso eran básicos los procedimientos del conteo. Estudiamos las leyes electorales que rigieron las elecciones somocistas. En ellas, el cantón electoral -así se llamaba lo que nosotros llamamos juntas receptoras de votos- enviaba la comunicación de los resultados primero que nada al Tribunal Electoral de cada Departamento, a través de un organismos municipal. Y de ahí a las sede central del Tribunal electoral, en Managua. A veces en este proceso se tardaban 3 semanas. Con toda probabilidad era en el organismo municipal, en ese filtro intermedio, en donde se hacía el fraude. En el proceso nuestro se estableció desde el principio que la información pasaría de manera pura e inmediata desde la junta receptora de votos al Departamento de Cómputos del Consejo Supremo Electora en Managua. Hubo intermediarios. Pero, a la vez, usamos el sistema de doble información para facilitar el "doble chequeo". Una telegrama venía a Managua y otro telegrama, idéntico, salía de la junta al Consejo Electoral Regional. Ahora que ya tenemos todas las actas de escrutinio, tenemos la oportunidad de cotejar los resultados que aparecen en el acta con los de los dos telegramas enviados. Y la información no varía. Y, para amarrarlo más aun, le pusimos junta su clave telegráfica. Esa clave servía para que los empleados de telecomunicaciones verificaran si era un telegrama auténtico o apócrifo. Un observador, que era miembro del Consejo Supremo Electoral de Venezuela, nos dijo que él veía en esto de la clave un aporte para otros procesos electorales de otros países pues perfeccionaba el sistema de comunicación de los mensajes en la importante fase del recuento de votos.
ENVÍO - ¿EL fraude sólo se hacía en el momento del recuento de votos?
R.E.- Fraude había en todo. Era fundamental, por ejemplo, el manejo del registro electoral. Por eso era muy grande la presión que se hacía para que la gente se inscribiera; el día de las votaciones la presión ya era menor. No interesaba que todos fuesen a votar sino que estuvieran inscritos, porque una vez terminada la votación, en cada cantón comenzaban a "votar" los que no habían acudido. Los miembros de la meza empezaban a marcar boletas. "¡Fulano de tal!", y echaban la boleta. Y así iban llenando las urnas... En los datos de los registrados estaba lo fundamental. El número real de votantes siempre tenía "arreglo". Para borrar eso, creamos la libreta cívica. Aquí en Nicaragua no tenemos ninguna identificación ciudadana única. El que se inscribió recibió su libreta y sólo con la libreta podía ir a votar. Al momento de votar, se le retiraba la libreta y eso se convertía en una garantía más, en otro control. Al final se contrastaba el número de votos en las urnas con el número de libretas en la mesa y con el número de cruces señaladas en el catálogo electoral de inscritos. Si había cualquier diferencia había que buscar el por qué hasta encontrarla y justificarla si se mantenía.
ENVÍO - ¿Qué caracterizaba a las elecciones somocistas además del fraude?
L.A.- La coacción. En las primeras elecciones de Somoza el voto no era secreto. El ciudadano llegaba a la mesa y ahí marcaba frente al presidente de la mesa. O el mismo presidente le marcaba donde él decía que quería votar. Era la coacción más grande que puede existir sobre un pueblo analfabeto. En las dos últimas elecciones el voto ya fue secreto. Pero la coacción empezaba po el mismo papel que se utilizaba en las boletas: papel cebolla totalmente transparente. El voto se marcaba con un lápiz, que hacía una incisión fuerte en ese papel. De cualquier forma que se doblara la hoja siempre se veía por quién se había votado. Por eso, al salir el votante era fácil al presidente de la mesa hacer una señal al guardia de la puerta para que le diera una tarjeta era "la magnifica". Una tarjetita rosa o rosada, del color del partido liberal somocista, en la que se ponía el nombre del votante., Y esa tarjeta le servía para evitarse problemas con la policía o si tenía algún pleito con los vecinos para que la guardia le ayudara o si quería librarse de alguna multa...
R.E.- También se pedía "la magnifica" como identificación o comprobación. Es el caso de mi madre. Tenía que votar, porque era empleada del Estado y al día siguiente de las elecciones tenía que enseñar la tarjeta para que le dieran su sueldo. Era humillante, pero era así.
ENVÍO - ¿Y el "escenario" de las votaciones del 4 de noviembre fue diferente al del pasado?
L.A.- Totalmente. Al menos en lo que yo me acuerdo. En el somocismo todo era un relajo dentro del recinto electoral. El día 4 vimos respeto, vimos orden. El ciudadano recibía sus 2 papeletas y se le indicaba el procedimiento para votar y penetraba en el recinto secreto. En el somocismo éste era una sábana transparente. Ahora pusimos una gruesa cortina azul. Diseñamos unas boletas con un papel totalmente diferente papelito cebolla. Usamos un papel grueso, que nos donaron los suecos, al que se le imprimió incluso una banda en la parte de atrás para garantizar que nos e viera lo que se escribía. Además, en vez de lápiz usamos el felpógrafo, que básicamente no penetra más que la superficie del papel. No hay ningún parecido entre la boleta somocista y la actual. Estas de ahora las diseñó Roberto Everstz. Muchos norteamericanos periodistas me dijeron que en Estados Unidos les encantaría poder tener una boleta tan bonita. Había que ver la cantidad de fotografías que le sacaban a la boleta. Hasta que después decidimos darles una de muestra, pues era tal la demanda... Después de marcar sus boletas, el mismo ciudadano era el que las colocaba en las urnas. En el pasado existían los que se llamaban "activistas" de los partidos, aunque propiamente sólo eran los activistas somocistas de Somoza, que se movían en los cantones con más libertad que los mismos miembros de las mesas electorales. Con el pretexto de ayudar a los votantes, lo que hacían era quitarles la boleta para introducirla ellos en las urnas. nada de esto hubo el día 4. Garantizar en el intento de borrar para siempre de la memoria de todos un pasado tan grotesco, tan humillante.
R.E.- Finalmente, hay una gran diferencia en la participación. Porque otra característica del pasado fue la falta de interés del pueblo en vota y la falta de interés del gobierno en facilitar la votación. Un índice de esto lo da el número de mesas electorales. En la última reelección de Somoza, en 1974, no llegaron a 2.200 los cantones electorales. Estamos hablando de hace 10 años y es cierto que la población ha aumentado, pero nosotros ahora llegamos casi a las 4 mil un 48% en el campo y un 52% en las ciudades. Las ubicamos por todas partes. En el campo, las pusimos en los lugares más accesibles y familiares. Las juntas rurales estuvieron en los mismos sitios en los que la gente va a ver sus problemas de salud, de educación, donde reciben sus granos básicos, allí donde históricamente, en estos cinco años de revolución, resuelven sus problemas. Ahí también funcionó para ellos la junta receptora de votos. Hubo, pues, una clara voluntad política de llegar a todo el pueblo y de que todo el pueblo llegara a votar. El 4 de noviembre se votó en lugares en donde nunca se había ni oído hablar de elecciones. Por ejemplo, en las comunidades mískitas de la Costa, que jamás habían votado, pues Somoza sólo ponía cantones en el casco urbano de Bluefields, en el de Puerto Cabezas y en las minas.
Construyendo a partir de la nada: la logística previaEn Nicaragua, en cinco años de revolución, se han ido construyendo nuevas instituciones, nuevas leyes, nuevos valores y símbolos. Después de borrar el pasado, ha habido que crear, a veces de la nada, y con dificultades materiales enormes, lo nuevo. Esto también sucedió al construirse las primeras elecciones nicaragüenses.
R.E.- El Consejo Supremo Electoral tuvo su precedente en una subcomisión de Asuntos Electorales que dependía del Consejo de Estado, en donde se discutió la Ley Electoral. Yo empecé en esta subcomisión y nuestra misión en el primer momento fue andar buscando una casa, cómo importar papel...Todo lo empezamos de la nada, no teníamos absolutamente nada. Y necesitábamos muchas cosas, porque unas elecciones se hacen con muchísimos detalles. Hay que tener en cuenta desde la cortina hasta el censo pasando por estudiar qué grosor debe tener la ranura de la urna... Hay que decir que hubo una gran respuesta por parte de todos los sectores, que nos ayudaban. Yo recuerdo que andaba por todos lados con una cartita firmada por el Dr. Fiallos, el presidente del Consejo Supremo. Y siempre hallé respuestas positivas de las instituciones. El Comité de Asignación de Divisas, por ejemplo, nunca dijo no a una solicitud nuestra. Cuando visitamos el Ministerio de la Construcción para que preparara esta casa, en menos de 45 días ya habían hecho el trabajo.
ENVÍO - ¿Y qué fue lo más difícil en estos 8 meses de trabajo?
R.E. -Lo más difícil de todo fue ubicar las casi 4 mil juntas receptoras de votos. Eso lo tuvimos que tener listo para las inscripciones de julio. El Instituto de Estadísticas y Censos nos asesoraba, pero ellos manejaban unos mapas de 1982, cuando se quiso y no se pudo hacer el censo nacional. No estaban actualizados, no se correspondían con la realidad. Porque desde entonces a ahora ha habido más de 150 mil personas desplazadas por la agresión y en esos mapas no aparecían los asentamientos nuevos de Río San Juan, y estaba todavía señalado San Juan del Norte, en donde sólo hay lodo, y nada había sobre los asentamientos mÍskitos... Tuvimos una tarea dura. Fuimos al campo a comprobar, porque no valía hacerlo desde un escritorio. Sin información y a ojo de buen cubero fuimos rehaciendo los mapas para ubicar las juntas... Esta etapa tan difícil fue entre abril y junio. Y hubo problemas hasta con nuestra gente, porque algunos presidentes de juntas zonales se tomaban libertades y hacían su propio censo. Decían que para estar preparados, para saber a cuánta gente iban a inscribir. Y eso empezó a usarlo la oposición diciendo que ya se estaba haciendo un censo para saber cuánta gente iba a votar por el Frente... Nosotros prohibimos eso, ellos insistían... Todo fue bien difícil. Por eso consideramos que el éxito del proceso electoral estuvo en las inscripciones. Pasado eso, ya fue más fácil para nosotros planificar todo lo de las votaciones.
ENVÍO - Hubo asesoría de expertos suecos. ¿En qué la dieron?
R.E.- Fue una asesoría valiosa y respetuosa. Ellos tienen mucha experiencia y sólo nos hacían recomendaciones. Nos dieron sugerencias que tomamos en cuenta y que nos dieron un gran resultado. Por ejemplo, en lo referente a la recepción final de documentos a los presidentes de cada mesa. Nos dijeron que ese paso debía hacerse rápido y poco burocrático, porque la persona viene cansada de todo el día de tensión, del escrutinio y se puede desesperar al final, como nos contaron que había sucedido en Suecia con uno que tiró todo el material y se fue a sus casa, molesto por el exceso de burocracia. También nos recomendaron que tuviéramos ya impreso todo el material necesario en las mesas, que sólo fuera necesario rellenarlo fácilmente. También nos sirvió mucho. Sugerencias así muy prácticas.
ENVÍO - También hubo ayuda internacional en donación de materiales. ¿Hubiera sido posible el proceso electoral sin ella?
L.A.- Posible sí. Aunque tal vez se hubiera visto muy deslucido, sobre todo en el aspecto de la propaganda de los partidos políticos, pues la donación básica que recibimos fue de papel, que nos dieron Noruega, Suecia y Finlandia. Antes de esto, por la emergencia, los periódicos habían reducido el número de páginas a un máximo de 10. En Julio, cuando empezó la campaña, ya el gobierno pudo autorizar más páginas, incluso a "La Prensa", a pesar de que este periódico se negó a aceptar la propaganda de los partidos e incluso la del mismo Consejo Supremo. Francia nos regaló 30 aparatos télex; Finlandia, 50 calculadoras y la tinta que usamos para marcar el dedo de los votantes. La ayuda internacional suma alrededor de 1 millón 500 mil dólares.
ENVÍO - La logística electoral fue un éxito. Todo funcionó bien, como si hubiera sido fruto de una larga experiencia. ¿Dónde está la clave de este éxito?
L.A.- La clave está en el trabajo de unas 2 mil, 3 mil personas, que trabajaron de forma permanente y directa con nosotros ny nos respaldaron en todo. Los 40 mil involucrados en el proceso - ahí están los policías electorales, los maestros amanuenses, etc.- se portaron muy bien, pero especialmente la gente que directamente asumió la representación del Consejo Supremo Electoral se portó maravillosamente. Sin duda, en ellos está la clave.
ENVÍO - ¿Y quiénes son ellos?
R.E.- Vienen casi todos de la pequeña burguesía. Son pequeños propietarios rurales, profesionales, maestros, amas de casa. El criterio era elegir a los más honestos, no a los más sandinistas, a los que fueran líderes naturales de su comunidad. Naturalmente, descartábamos a las personas honestas que "no se meten en nada", pues el trabajo exigía sacrificios. La mayoría eran mujeres. La mayoría, revolucionarios. Los casi doscientos que estaban al frente de las 92 Juntas Zonales fueron decisivos. Ahí sí la mayoría eran varones. Sobre ellos descansó propiamente toda la logística de las elecciones. Era los encargados de buscar el local, de elegir en su comunidad al personal que trabajaría en cada junta, tenía que garantizar la llegada del material y el regreso del material a nosotros... Un personal anónimo que hizo esfuerzo increíbles. Porque a veces para transportar dos urnas había que llevarlas a loma de mula 12 horas. El presidente de la zonal de Rivas es un ejemplo de la calidad de esta gente. Es un quesero. Durante estos 8 meses renunció sus ingresos de 50 mil, 60 mil córdobas mensuales y vino a trabajar a tiempo completo con nosotros por 3 mil córdobas, que era lo que les dábamos. Su mujer y su hijo asumieron la tarea de seguir produciendo queso y él se dedicó a la actividad electoral. Nos dijo que lo hacía porque estaba convencido de la importancia de la tarea. La gente sintió como un honor trabajar en la preparación de estas elecciones. El de la zonal de Tecolostote, Juigalpa y Camoapa, puso al servicio de las elecciones su propio vehículo, sin pensar en gastos. Y el otro día llegó aquí a ver si le autorizábamos a comprar cuatro llantas. No a pedirlas, sino a que le diéramos la autorización para llevarla al Ministerio de Comercio para comprarlas él de su bolsillo... Y no es un caso excepcional. Gente bien entrenada, generosa, incansable. Tal vez sin la ayuda internacional hubiéramos podido hace las elecciones. Pero sin esta gente, imposible.
(Para preparar a todo este personal se celebró entre el 20 de mayo y el 22 de julio los talleres de capacitación. El primero duró 8 días y en él participaron 170 personas de todo el país. Fue el taller clave que formó a la mayoría de los presidentes de juntas zonales, Estas 170 personas multiplicaron lo que habían aprendido dirigiendo 36 talleres regionales de cuatro días que llegaron a 1 mil 200 personas. Este grupo, finalmente, orientó 375 talleres zonales que llegaron al total de 40 mil personas que trabajaron en el proceso).
ENVÍO - El proceso ha costado en conjunto unos 500 millones de córdobas...¿No ha sido un derroche para un país pobre y en guerra?
L.A.- No, ha sido buena inversión. Buscamos, en primer lugar, que las elecciones fueran un gran diálogo nacional. Y lo fueron. Aunque hubo ciegos y sordos que no quisieron participar. Peor hubo condiciones para el diálogo y hubo diálogo. En segundo lugar, estas elecciones son una detente a la agresión norteamericana. Cualquier inversión que se haga por la paz es bien rentable, bien valiosa. En este sentido, el costo ha sido mínimo. Y un tercer aspecto, importantísimo: las elecciones han sido una semilla educativa que se ha regado en Nicaragua, tanto entre los que participamos directamente en el proceso electoral como entre el actor del proceso, el pueblo. Nunca habíamos hecho mejor inversión.
Las relaciones del Consejo Supremo Electoral
con los partidos políticos y la primera experiencia electoralSiete partidos políticos participaron en las elecciones del 4 de noviembre. Tres partidos, aliados en la Coordinadora Democrática, se abstuvieron de participar, alegando la falta de garantías para una consulta libre. Al Consejo Supremo Electoral le correspondió relacionarse diariamente con estos grupos, a muy distintos niveles y en el calor de una candente campaña electoral. ¿Cómo actuaron¿ ¿Fueron jueces, árbitros, maestros, aprendices...?
ENVÍO - ¿Hubo tensiones en las relaciones del Consejo con los partidos de la Coordinadora?
L.A. - No, yo diría que las relaciones con "algunos" partidos de la Coordinadora fueron siempre cordiales. Especialmente con los socialcristianos y especialmente con algunos funcionarios de ellos. Incluso nos solicitaron todo tipo de documentación para celebrar ellos mismos sus talleres de capacitación. Querían, aun cuando no participaran, estar enterados de todo lo que se iba haciendo y aprovecharlo ellos como un ejercicio de formación cívica para sus militantes. Confesión personal de uno de ellos es que estaban preparándose para ir a las elecciones en cualquier momento. En este sentido, nosotros les dimos aquí todo el apoyo que nos pidieron e indirectamente les dijimos que vinieran a inscribirse en cualquier momento, aun cerradas las inscripciones, pues los atenderíamos, aplicando las previsiones que fueran necesarias. Desgraciadamente, no se inscribieron. Las relaciones con el PSD, con los socialdemócratas, siempre fueron frías, pero fue por parte de ellos, que nunca vinieron aquí a comunicarse con nosotros y nunca contestaron nuestras invitaciones. EL PLC, los liberales constitucionalistas, estuvieron viniendo y hasta nos presentaron una cara diciendo que se iban a inscribir y pidiendo audiencia para inscribirse. Se les dio esta audiencia para recibirles la lista de sus candidatos, pero a última hora vinieron a retirarla...
ENVÍO - ¿Sienten ustedes, que vivieron todo esto desde un ángulo muy especial, que estos partidos se comportaron así porque estaban presionados por la fuerza de los empresarios privados, del COSEP?
L.A.- Por el COSEP o por otra fuerza... Entre los socialcristianos había una clara división entre participar o no. No lo sabemos. Y a mí me consta personalmente porque hablé con miembros de la Internacional Socialcristiana, con senadores italianos demócrata cristianos, que me hablaron de la recomendación que ellos habían hecho el PSC de que se inscribieran y participaran, siempre que hubieran unas condiciones mínimas, por más mínimas que fuera. Esto fue en el contexto de las conversaciones que yo tuve con ellos cuando hice las visitas a Europa, para presentar nuestro proceso electoral.
ENVÍO - ¿Y con el PLI? ¿Les sorprendió o no la decisión de última hora del Dr. Godoy?
L.A.- Con el PLI tuvimos siempre relaciones muy normales. Realmente, el único pelo en la sopa en estas elecciones fue lo del PLI...Fue un golpe político. Aunque sin duda el golpe de la abstención de la Coordinadora fue más fuete, porque erea a Cruz al que habían publicitado las agencias internacionales de noticias, el imperialismo...
R.E.- Hay que recordar que aquí en el Consejo el Dr. Godoy manifestaba siempre que él tenía guardada una última carta para jugar. Siempre nos lo decía a todos, hasta las secretarias. Y algunos militantes del PLI nos decían que no sabían cuál sería esa carta, la desconocían. Para nosotros, sí, fue una sorpresa la decisión del PLI. No la esperábamos entonces, casi en las vísperas de las elecciones.
ENVÍO - ¿Y qué impresiones tienen de los otros 6 partidos?
L.A.- Yo diría que los más ordenados fueron los "pepes", el PPSC. Ellos fueron los únicos que nos presentaron siempre sus programas completos, sus horarios en los medios de comunicación. Yo diría que los "pepes" fueron los que hicieron la mejor y más coherente campaña de propaganda. No hubo nada repentino, todo lo llevaron en forma muy organizada. Su alternativa de cambios revolucionarios sin cambios en la ideología fue muy llevada. Por otro lado, los partidos de izquierda más pequeños fueron los más exigentes. El Partido Comunista, por ejemplo, se caracterizó por una continua presencia en estas oficinas, por una exigencia continua. Pero yo alabo esa actitud, porque os obligaron a tratar duro. Ojalá todos hubieran demandado tanto como ellos.
R.E.E- A su favor hay que decir que eran muy trabajadores. Si, por ejemplo, el papel periódico de donación que nos llegaba venía en bobinas muy grandes y había que cortarlo previamente para poderlo imprimir, ellos no objetaban nada. Se llevaban la bobina y asumían todo el trabajo. Incluso asumían el acarreo. Usaban camiones de sus militantes para ir a buscar el papel hasta el mismo puerto de Corinto. Eso hay que reconocerlo. El Partido Conservador, en cambio, muy cómodo: quería todo hecho; el papel, si fuera posible hasta impreso. Claro que el que manejaba esa área era de los que querían la abstención del PCD. Y por eso estaba siempre buscándole tres pies al gato.
ENVÍO - ¿Y con el FSLN?
L.A.- El FSLN es irredento en materia de respeto a la autoridad... Como partido, el menos obediente fue el FSLN. El mismo día que sabría la campaña, el 1 de agosto, nos pintaron todos los muros del Consejo Supremo con sus consignas y tuvimos que mandarlo a repintar al día siguiente... Pero a la vez que nos agraviaban, tuvimos margen para reclamarlo todo y de inmediato. Y siempre hubo rectificaciones. al principio, cuando llegaban las primeras quejas, yo me tomé la libertad de escribirle por mi propia cuenta al Comandante Bayardo Are para decirle que tomaran medidas. No tardó días en sacar un memorándum muy duro para toda su militancia, en el que los ponía en orden: que tenía que respetar, que tenía que hacer... A nivel de Estado, hubo otra actitud. El Ministerio del Interior fue el que más nos ayudó siempre obediente...
R.E.- Sí, la base militante sandinista es la que más problemas nos dio. Pero eso es lógico, y ya contábamos con ello. Han sido dueños de las calles por cinco años y había que esperar tensiones. Este era uno de los "clavos" que veíamos ya en las primeras reuniones de preparación y lo que más os afligía era imaginarnos qué iba a hacer. La falta de educación y el excesivo poder que han sentido... Era normal que hubiera problemas. Pero todo eso fue corrigiendo a medida que las autoridades sandinistas y después las autoridades gubernamentales fueron haciendo llamados. El Comandante Borge fue duro en algunas intervenciones públicas. Y el Comandante Carlos Núñez aun más. Y todo eso fue rectificándose.
L.A.- Hubo cosas al principio. Por ejemplo, con la libreta cívica. Algunos de los CDS comenzaron a pedir a los ciudadanos inscritos en julio su libreta cívica como identificación para la distribución de alimentos. Vinieron, con razón, las quejas. Entonces creamos en el código de ética electoral un delito referido al abuso que se podía cometer con la libreta cívica y publicitamos ampliamente que la libreta cívica sólo sería para votar. Se frenó el abuso e incluso se persiguió. Aquí nosotros seguimos hasta un par de juicios contra dos personas que nos habían dicho que dirigían CDS, aunque después se comprobó que nada eran, sino simples vecinos abusadores...
ENVÍO - Mucho se habló en el exterior de los desmanes que cometieron las "turbas" sandinistas en la campaña... ¿Cómo evalúan esto ustedes?
L.AM.- El problema de las "turbas" si se dio, fue mínimo. A pesar de las declaraciones de Virgilio Godoy, que dijo que de las 40 manifestaciones que él había hecho, en treinta y pico habían intervenido las turbas. No es cierto. Con él hubo un par de problemas, pero fueron debidamente sancionados. Realmente. "turbas" eran para algunos cualquier persona. Con el PLI, "turba" fue una vez un individuo borracho que oyó hablar mal del Frente y se les subió a la tarima y dicen que amenazó fuerte a uno de los que estaba hablando. Pero era un borracho y lo que hizo falta fue un policía que se lo llevara preso... En todo caso, hay que decir que la tónica de los pleitos fue bajando. Aquí en el Consejo creamos un departamento especial de quejas, en donde venían a parar todos los problemas que se les presentaban diariamente a los partidos. Al principio llovían quejas por todos lados, en los periódicos, en las radios. Después del memorándum del Comandante Arce del 17 de agosto, todavía hubo algo en ese mes, pero ya en septiembre y octubre descendieron los problemas claramente, con algún que otro incidente más grave. Por ejemplo, el caso de un soldado que estaba borracho y le voló bala a una camioneta en la que iban militantes del PLI y por desgracia hirió a uno. Pero ese caso pasó a la fiscalía militar y le pusieron al soldado cuatro años y medio de cárcel y lo dieron de baja en el ejército.
Realmente hubo un cambio real y un avance grande durante los tres meses. Y cuando se daba algún caso, podíamos actuar. Estuvo en esos meses finales, por ejemplo, una denuncia que hizo el Partido Conservador sobre una manifestación de ellos en Jinotepe. Decían que habían sido atacados por las "turbas" sandinistas. Y al hacer nosotros la investigación allí mismo, se encontró que quienes habían comenzado el pleito habían sido los conservadores, que cuando oyeron a unos sandinistas corear "Poder Popular" les aventaron las bolsas de refresco que llevaban y los otros respondieron lanzando otros objetos y terminaron los dos grupos a palos y pedradas... Lo que nos sucedía muchas veces era que nos llegaban quejas muy generales: "Un hombre vestido de verde olivo que hizo tal cosa..." Y cuando pedíamos identificar el lugar exacto, la hora, el individuo, para poder perseguirlo, entonces ahí se paraba la queja. El PLI generalizó mucho. Y cuando le contestábamos pidiéndoles precisión, decían que no les atendíamos sus quejas. Pero es que resulta imposible castigar a un anónimo... Los más eficientes para poner las quejas fueron siempre los comunistas. Una vez les echaron preso a un militante que hacía propaganda en una fábrica. Hablaron inmediatamente aquí y mandamos inmediatamente a uno de los abogados que teníamos y en dos horas lo soltaron. Entonces pusimos la queja al Ministerio del Interior y nos contentaron que el comunista estaba incitando a la huelga... bueno, tuvimos que recordarles a ellos que desde agosto la huelga estaba permitida.... Y aceptaron su error. Yo diría que al principio nosotros tuvimos cierta indecisión en tomar medidas más drásticas y estrictas, en ser realmente firmes. Pero las exigencias de los comunistas y otras críticas que nos hacían, en las que nos acusaban de no ser independientes, nos ayudaron a rectificar. La crítica fue vital para nosotros.
ENVÍO - ¿Qué papel jugaron ustedes en esta etapa: maestros, jueces, testigos, árbitros...?
L.A.- Más maestros que ninguna otra cosa. Gracias a Dios el arbitraje fue muy poco.
R.E.- Algunos han dicho por eso que la campaña electoral en Nicaragua fue deslucida. Pareciera que para alguna gente una campaña lucida quiere decir una campaña con muchos incidentes y mucho desorden. Aquí no tuvimos eso. Y entonces ellos dicen: deslucida la campaña porque no hubo oposición. Pero a lo que en realidad se están refiriendo es a: deslucida porque o corrió la sangre y no porque no hubiera oposición, que sí estuvo bien presente y fue bien beligerante..
ENVÍO - ¿Y consideran ustedes que, en la campaña electoral, los partidos estuvieron a la altura de los que ellos se esperaba?
R.E.- Es cierto que la campaña a veces se caracterizó por el ataque simplista a los aspectos más débiles, no sólo del partido que obtuvo el triunfo, sino de la revolución misma. El ataque al servicio militar, el problema del abastecimiento: ésos fueron los ejes fundamentales de la oposición. Podríamos decir que estos partidos o presentaron un proyecto alterno al del FSLN, un proyecto integral. En ese sentido, o tuvimos una campaña como la que hubiéramos deseado. Pero hay que tener en cuenta que ésta ha sido la primera campaña electoral de nuestra historia. En el pasado, los resultados de las elecciones no dependían de los votos sino que eran producto de un acto político, siempre el mismo. No hacía falta hacer campaña porque de antemano todo ya estaba distribuido: el 70% de los escaños para el partido de Somoza y el 30% para el partido conservador que pacta con él. ¿Para qué hacer campaña electoral? No tenía ningún sentido. Por primera vez la hicimos ahora. Nos metimos en una campaña electoral, en la que los partidos tenían que jugársela para ganar votos.
L.A.- Yo creo que la dirección del Frente pensó utópicamente que una campaña electoral se iba a hacer a base de programas, pero se olvidó de la realidad. Y la realidad cotidiana es lo que duele, lo que se siente. Las dificultades en conseguir alimentos, el dolor de los hijos que tienen que ir al frente de guerra... Es lógico que en una campaña electoral saliera todo eso. Esperar lo contrario es creer que los hombres son ángeles. Tenía pues que presentarse un tipo de campaña como la que de hecho se dio. Además, una debilidad de esta campaña fue la brevedad del tiempo que tuvieron los partidos. Presentar todo un programa en sólo tres meses era arriesgarse a no ganar votos. Y las elecciones son para ganar votos. Y para ganar a los votantes había que hacer énfasis en los argumentos más sensibles para ellos, en todo aquello que le duele a la gente...
ENVÍO - Ustedes insisten en que las elecciones fueron un proceso de educación cívica. ¿Creen que también han sido un proceso de educación revolucionaria?
L.A.- También lo han sido. Porque también han educado a los dirigentes. Estas elecciones han sido hechas según un modelo demoliberal pero dentro de un proceso revolucionario. Unas elecciones así son importantes para determinar el respaldo popular que tiene una causa. Y quizá el éxito más grande de unas elecciones como éstas ha sido la gran cantidad de votos que tuvieron los partidos que o eran el FSLN. Ha habido disidencia y se ha podido expresar. Desde el punto de vista de la historia de este proceso revolucionario, hemos visto ahora más claro que era acertada la concepción que se pensó allá en 1978. Ya había entonces una visión de futuro para captar que una de las bases de esta revolución tendría que ser el pluripartidismo, el pluralismo político. Y ahora esto se ha institucionalizado más. Y este pluralismo confirmado en las elecciones es una de las cosas nuevas que una revolución como la nicaragüense tiene que enseñar a América Latina y a otros países. En este sentido, el aporte de estas elecciones es un aporte revolucionario. Es quizás uno de los mayores aportes del 4 de noviembre.
Nicaragua bajo la lupa: observadores y periodistas de todo el mundoDesde su inicio, la revolución nicaragüense ha atraído la esperanza, la colaboración, la expectación, al curiosidad del mundo entero. A lo largo del proceso revolucionario, ha habido determinados momentos estelares que han hecho que Managua desborde de testigos internacionales que quieren ver, oír y tocar para después narrar, criticando o alabando. El 4 de noviembre fue uno de esos momentos. Las elecciones atrajeron como un imán a más de 400 observadores internacionales de 21 países -enviados por gobiernos, por partidos, por instituciones de las más diversa clase- y a más de mil periodistas de todos los rincones del mundo.
ENVÍO - Mucho se ha dicho que las elecciones eran sobre todo, un "producto para la exportación". Ustedes que las prepararon, ¿las pensaron "hacia adentro" o "hacia afuera"?
L.A.- El mayor énfasis nosotros lo pusimos hacia lo interno del país. Quisimos sobre todo, educar cívicamente a los miembros de los organismos electorales y a nivel masivo a toda la población. En eso pusimos el mayor interés. En eso, incluso, hicimos los mayores gastos. Y el otro aspecto que más nos preocupó y en el que pusimos más esfuerzo fue en crear las garantías adecuadas para los votantes. Como ya dijimos, quisimos antes que nada borrar el pasado que, naturalmente, está vivo en la memoria de nuestro pueblo y no en la experiencia de los que no son nicaragüenses. Hicimos las elecciones "hacia adentro".
ENVÍO - Quizá ninguna elección en los tiempos recientes haya tenido tal cantidad de testigos, observadores, invitados, periodistas... ¿Cómo interpretar este exceso de presencia extranjera? ¿No hay algo de injerencia, de excesiva vigilancia?
L.A.- Nosotros buscamos esta presencia. Desde el principio dijimos que en estas elecciones no había nada que esconder, que todo estaba abierto a la ciudadanía nicaragüense y al mundo. Y por eso hicimos invitaciones amplias a todos los países amigos, a los organismos internacionales, etc. para que vinieran y vieran. Por otro lado, ha que tener en cuenta el interés que despertaba en el hecho único en la historia del mundo de una revolución que después de triunfar en una guerra como la nuestra de una revolución que está haciendo cambios estructurales básicos, hace elecciones, como dijimos, según un modelo tradicional liberal. Esto no ha ocurrido jamás. Y esto atraía. Otro elemento que explica esta afluencia es que el proceso revolucionario había ido perdiendo credibilidad internacional. Y una de las formas de poder recuperar la credibilidad era enseñar claramente lo que estábamos haciendo, no escondiendo nada, mostrando los instrumentos políticos que se habían desarrollado, diseñados precisamente para promover el pluralismo. Yo creo que la Ley de Partidos Políticos de Nicaragua es la más pluralista de las que se pueda tener memoria en la historia de América latina. Incluso, en los textos de Derecho Constitucional dirían que es una ley que promueve el excesivo fraccionamiento y que por eso puede ser perjudicial a la larga para el desarrollo democrático y para la consolidación de un gobierno unitario... Bien, yo creo que todas estas circunstancias tenían que traducirse en una gran presencia internacional. Y así fue.
ENVÍO - Los observadores pudieron estar en todas partes, elegían el lugar a donde ir, incluso se les permitió ser testigos del escrutinio, entrar en cualquier receptora de votos... ¿Por qué tomaron esta decisión?
L.A-- La idea nació de las constatación de que tendríamos en las juntas una cantidad relativamente pequeña de fiscales de los partidos. Según la ley los partidos tenían derecho a nombrar dos fiscales para todas y cada una de las 3,892 mesas electorales. Pero cuando llegó el día de presentar las listas, no llegaban ni a mil los fiscales de los 6 partidos que no eran el FSLN. Y aun el FSLN no nombró fiscales para todas las mesas. Entonces tomamos la decisión de que los observadores actuaron como testigos y pudieran entrar como Pedro por su casa en todas partes para que después pudieran dar su testimonio de todo lo que aquí había ocurrido. Me contó un miembro del Tribunal Supremo venezolano que en su país el recuento se hace ante el pueblo. No se cierran las puertas sino que se invita a los ciudadanos que quieran entrar a las juntas. No hay nada oculto. Nosotros con tan poca experiencia, no podíamos hacer esto, porque hubiera habido molotes. Algún día esperamos poder hacerlo.
ENVÍO - ¿Qué era lo que más interesaba a los observadores, qué preguntaban?
R.E.- Todos ellos, en mayor o menor grado, tenían gran interés en comunicarse con todos los partidos políticos, tanto con los inscritos como con los no inscritos, con los de la Coordinadora. Todos lo hicieron con entera libertad. Temas de interés para ellos eran los relacionados con las garantías políticas previas. En relación al proceso, tenían un marcado interés en poder estar presentes dentro de las juntas. Así, la medida que habíamos tomado ue apropiada para un requerimiento que los, de todas maneras, nos hubieran hecho. Algunos observadores eran estudiosos de ciencias políticas y solicitaban mucho temas de tipo técnico: número de inscritos, cuántos en cada departamento, detalles de la ley...
ENVÍO - ¿Fueron realmente testigos imparciales estos observadores?
R.E.- Actuaron muy directamente en todo. Los vimos hasta ayudando a cargar el material.. UN caso interesante se dio en la Región I. Varios observadores pasaron toda la noche en el recuento. Al día siguiente, algunos partidos participantes llegaron a cuestionar fuertemente al presidente del Consejo Electoral Regional porque decían que no estaban de acuerdo con los resultados que se iban dando. El presidente optó por no contestar y dejarle la palabra a los observadores. Y la respuesta fue tan contundente que de los tres partidos que fueron, dos tuvieron que pedir disculpas al escuchar la palabra autorizada de aquellos testigos...
L.A.- Después, en el exterior, sus testimonios han sido bastante unánime sobre la limpieza del proceso. Incluso gente tan negativa con Nicaragua como los de la Unión Democrática Conservadora, que agrupa a partidos de derecha, lo más que llegaron a decir es que las elecciones habían sido una "farsa", porque no se habían dado las garantías políticas suficientes, pero que el proceso electoral había sido correcto y que o tenían críticas que hacer.
R.E.- Yo destacaría además que es la primera vez en nuestra historia que tenemos realmente observadores. En el pasado, con Somoza, aquí venía un observador, que era siempre el mismo. Era un dominicano, observador de la OEA, que lo que hacía era instalarse en el Gran Hotel el tiempo que duraban las elecciones y después firmaba un famoso testimonio en el que decía que todo había sido perfecto. Nuestra apertura a los observadores fue para nosotros una experiencia y para otros países un aporte. Otro aporte más que hemos hecho.
ENVÍO - ¿Y con los periodistas? ¿Una experiencia similar a la de los observadores?
L.A.- La circunstancia de que celebrábamos las elecciones en medio de una guerra aumentó la curiosidad de los periodistas. Y así, vimos cómo la mayoría de los periodistas lo que más nos preguntaban era cuántos muertos había habido ya, cuántos combates... Les interesaba mucho menos si habíamos sido capaces de educar cívicamente al pueblo a pesar de nuestras limitaciones que el grado de incidencia que tenía la guerra en las elecciones. Eso explica por qué más de mil periodistas de medios de comunicación de todo el mundo vinieron a Nicaragua. Había hasta de Asia, periodistas de la India que estuvieron aquí. Algunos venían abiertos. Otros traían de antemano la misión de boicotear. Venían para decir después que habían sido testigos y echarnos encima a los nicaragüenses una serie de calumnias. Pero eso mismo creó un clima interesante. Por ejemplo el 4 de noviembre, como a la una de la tarde, el Dr. Fiallos había citado para una rueda de prensa. Vinieron periodistas latinoamericanos, norteamericanos y de otros países. Un latinoamericano le dijo al presidente del Consejo: "mire, yo noche visto gente en Managua votando, yo sólo veo colas raquíticas". Y salió un periodista del "Washington Post", que le contestó: "Oiga, lo que usted está diciendo no es cierto, yo me he recorrido casi toda Managua y a esta hora yo calculo que ya debe haber votado más del 50% de la población. No sé si es que usted se levantó muy tarde..." Y el Dr. Fiallos no tuvo que contestar nada más... Hay que destacar que en las crónicas de la prensa internacional, aun cuando la realidad no pudo hacer cambiar los prejuicios de algunos, no se ha hablado de fraude... Bueno, sí, "fraude" mencionó un periodista tico de "La Nación".. Habló de fraude, aunque no dijo en qué consistía el fraude, sino que lo dijo como quien vuela un insulto. Se ha hablado de "farsa" pero no se fraude". No han podido.
ENVÍO - Sí habló alguna prensa extranjera de apatía, de un pueblo sin alegría, que votaba triste, coaccionado.
R.E.- Yo diría que ésa es una forma de interpretar el respeto. Creo que nosotros insistimos tanto en los talleres de capacitación en eso, que esta seriedad fue el fruto de un trabajo que llegó a 40 mil personas, los funcionarios electorales, y por multiplicación a miles y miles de potenciales electorales. siempre les insistimos en la solemnidad, en la seriedad y en que el voto era soberano. Probablemente lo de "soberano" se interpretó como la máxima seriedad. Uno de los observadores suecos, al ver tan seria a la gente, decía que creía que estaba en su país.
L.A.- En su disciplina la gente fue más allá de lo que esperábamos. A mí me asustó. Igual había sucedido en las inscripciones. Hubo una conciencia enorme de la trascendencia del momento. Parecía como si la gente entrara en un templo, no hablaban. Y toda esa liturgia se iba contagiando a los que hacían fila, hasta crear un clima realmente solemne, que a nosotros mismos nos impresionó.
Los resultados: sorpresa y satisfacciónLos resultados de las elecciones fueron una desagradable sorpresa para quienes habían propagandizado previamente en el exterior la imagen de unas elecciones meramente "plebiscitarias" (sin oposición) o de una "radicalización totalitaria" como fruto de los comicios (en fin del pluralismo). Los resultados mismos dejaron sin argumentos a todos los que venían hablando de la "farsa" nicaragüense. En Nicaragua, los resultados sorprendieron a todos, y fueron recibidos con alegría y con interés. Expresan la realidad política en la que se construye la nueva sociedad.
ENVÍO - ¿Cómo evalúan ustedes la abstención?
R.E.- Las elecciones del pasado en las que hubo mayor participación fueron las primeras de Somoza García. Votaron entonces 700 mil ciudadanos sobre un millón de personas aptas para hacerlo, el 70%. Nosotros creemos que quizá la mitad de los votantes del 4 de noviembre votaban ese día por primera vez en su vida. Los campesinos mayores de 30 años habrían votado antes, en su mayoría. En el somocismo había una presión grande sobre los campesinos por parte de los "capitanes de cañada", que les exigían "la magnífica" si querían trasladarse, movilizarse. En la ciudad la presión era menor y por eso siempre en las ciudades había mayor abstención. Ahora fue al revés. En Managua y en las áreas más desarrolladas del país las del Pacífico, se dieron los más altos índices de participación. También en esto se invirtió la situación histórica.
L.A.- ¿Quiénes se abstuvieron? hubo una buena cantidad de gente que tuvo que moverse entre julio y noviembre -entre las inscripciones y las votaciones- a causa de la agresión y no pudieron volver al lugar en donde se habían inscrito. Desgraciadamente, no tenemos datos precisos, pero es una presunción válida pensar que son muchos. En la región 5 y en la 6, que son las que presentan mayores índices de abstención, se ha incrementado notablemente la guerra en los últimos meses. Por otro lado hay que tener en cuenta la movilización militar. El ejército formó una serie de círculos defensivos en torno a los lugares de votación para cerrar el paso a los grupos contrarrevolucionarios. Muchos soldados no pudieron ir a votar a causa de estas medidas especiales. Y hubo otros muchos casos. Por ejemplo, de la Región I nos comunicaron de una unidad militar que se apareció "por sorpresa" a votar en una junta. No había sido tenida en cuenta, no se sabía que estaban por allí y no hubo suficientes boletas para ellos. Eran más de mil... A ojo de buen cubero, y sin posibilidad de tener datos, yo diría que del 25% del total de abstención, un 40% se debe a la situación de guerra. El resto sería la gente que decidió no votar y ésa sería la verdadera abstención.
ENVÍO - ¿Y cómo evalúan los resultados obtenidos por cada uno de los partidos políticos?
R.E.- Uno de los partidos de izquierda expresó que las elecciones habían "derechizado" a Nicaragua. Sobre todo, por los resultados tan altos que obtuvieron los conservadores. En lo personal, yo creo que decir eso es olvidarse de que aquí hay más de 150 años de historia conservadora y de que es imposible descartar las famosas "paralelas históricas". Está, por ejemplo, la experiencia de un periodista holandés que me contó que entrevistó a un miliciano, que había votado por los conservadores. Todos eran milicianos en su familia, pero era una familia conservadora por tradición y él tenía que ser fiel a la tradición política de la familia... Los conservadores tuvieron también el voto de los minifundistas. En la región 4, en donde están los minifundios clásicos, donde es la cuna del conservatismo, ganaron muchos votos. Son gente muy arraigada a su propiedad. Esa gente ha tenido apoyo y financiamiento de la revolución y no se ha visto afectada por la Reforma Agraria, pero está bien apegada al sentido de propiedad. En la región 5, zona de grandes propietarios ganaderos, con fuertes raíces conservadoras, con caudillos conservadores muy presentes allí, fue donde tuvieron más alto porcentaje los conservadores.
L.A.- A mí me sorprendió realmente que el Partido Conservador, el PCD, tuviera tantos votos. Yo no me imaginaba que el conservatismo como bandera estuviera tan arraigado en el color verde y en la identificación del partido. Más bien creía que la actual división de los conservadores les iba a restar votos, que el PCD de Clemente Guido podría ser visto por muchos fieles conservadores como una facción minoritaria, por el hecho de que los sellos oficiales los habían guardado los otros, los del PCN, por el hecho de que a los otros los habían apoyado viejos líderes conservadores... Pero no fue así.
ENVÍO - ¿Y el caso del PLI, que quedó como tercera fuerza?
L.A.- Yo estaba seguro que el PLI iba a ser la segunda fuerza del país. Y creo que lo hubiera sido si el Dr. Godoy no hubiera hecho lo que hizo. Mi estimación era que ellos obtendrían entre 200-250 mil votos.
R.E.- Muchos pensábamos así. La indecisión del PLI le restó mucha fuerza. Pero lo interesante es ver en los votos del PCD y del PLI la vigencia de las raíces políticas de este país, las "paralelas", los liberales y los conservadores aún vivos. Esto es una gran lección para todos, para el mismo partido triunfante. Una lección sobre nuestra herencia histórica, sobre nuestra identidad política nacional. No podemos en ningún momento ni olvidarla ni obviarla.
ENVÍO - ¿Ustedes creen que todos los partidos se pueden haber visto sorprendidos por unos resultados que no esperaban?
R.E.- Yo sí creo que todos se sorprendieron. Entre las izquierdas, grandes sorpresas. Y por eso, su reacción inicial, un poco dura y contra el mismo Consejo Supremo. Una reacción que era producto de su sorpresa. Pero después ellos mismos se han percatado de que los resultados expresan la realidad de este país. Por otra parte, yo vi en los rostros de los conservadores un entusiasmo que, a la vez, denotaba una enorme sorpresa: habían conseguido más de lo que pensaban. Y también hubo sorpresa en el FSLN, por obtener menos de lo que pensaban. Gran sorpresa y alegría en el PPSC. Es un partido joven y es una fuerza extraña a conservadores y liberales y a pesar de eso, sus resultados fueron, en este sentido, más que aceptable. Y ellos estaban sorprendidos. La clave de su triunfo debe de haber estado en su moderación y en el argumento cristiano que usaron en sus programas... De haber participado la Coordinadora, posiblemente habría obtenido una votación semejante a la que tuvo el PLI: una tercera fuerza.
ENVÍO - ¿Las elecciones se pueden ver también como una gran encuesta de opinión?
R.E.- Efectivamente. Y con la en las manos entramos ahora en otra fase del proceso revolucionario. Yo estaba viendo el otro día un programa De cara al Pueblo, del Comandante Daniel Ortega con trabajadores de la cultura. Y uno de ellos le pedía que hiciera un decreto para proteger las artes plásticas en el país. Pero Daniel le contestó: eso hay que presentarlo, a través del representante de ustedes, a la Asamblea Nacional, para que allí sea discutido. Yo creo que la discusión de la Constitución va a ser en estos dos próximos años un instrumento enorme de educación para nuestro pueblo. En la Asamblea todos los sectores van a seguir conservado el espacio político que ganaron en las urnas y por eso la discusión de la Constitución va a ser muy interesante. Allí van a estar las tradiciones libero-conservadoras, va a estar el Frente como fuerza mayoritaria, van a estar otras fuerzas... Y la Constitución se discutirá, a la vez, a muchos otros niveles. Será una tarea educativa, hermosa.
L.A.- Desaparece a partir de ahora el sistema de la "ley sorpresa", que ha caracterizado a la revolución. Y eso en ningún país ordenado puede suceder. Las elecciones, definitivamente, son un gran paso hacia la institucionalización de Nicaragua.
ENVÍO - ¿Satisfechos?
L.A.- Muchísimo. Por todo. Hasta por la reacción de nuestros enemigos. Hemos comentado aquí, en estos días de emergencia militar, que hasta el mismo Departamento de Estado, la gente de la ultraderecha de Reagan, tuvieron que cambiar de cuento... Venían hablando del "cuento de la farsa electoral" y tuvieron que inventar de pronto el "cuento de los MIG" para que se dejara de hablar de nuestras elecciones... Porque no habían sido una farsa, sencillamente. Todos los periódicos del mundo venían hablando de las elecciones continuamente y de repente el día 7 cortan bruscamente y empiezan a hablar de los MIG y desaparecen para siempre las elecciones... Una de las demostraciones más palpables, una de las más claras pruebas del éxito de las elecciones, de que el proceso electoral se llevó con toda honestidad y con toda libertad, es esta reacción norteamericana. ¿Cómo no vamos a estar satisfechos?
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