México
La venganza contra #YoSoy132
La represión desatada por el gobierno de la capital y por el gobierno federal contra el movimiento #YoSoy132 el 1 de diciembre pretendió ser “ejemplarizante”. Toda la clase política sabe que esta juventud indignada no será presa fácil de ningún partido. Por eso era su objetivo. Por eso quiso vengarse. Pretendió acabar con el movimiento. Pero no lo lograron.
Jorge Alonso
A fines de 2012 se presentó un libro, sobre el movimiento #YoSoy132 con 97 testimonios. Todos expresan la esperanza de que México puede cambiar. Luchando por el cambio #YoSoy132 anunció que se manifestaría el 1 de diciembre, día en que Peña Nieto asumiría como Presidente, para protestar contra su imposición. Manifestaciones de repudio se realizaron en muchas ciudades, especialmente en la capital y en Guadalajara. En respuesta, en estas dos ciudades hubo operativos militares que recordaron las represiones del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971 en la ciudad de México, la del 28 de mayo de 2004 en Guadalajara y la de Atenco en 2006.
ASÍ SE ARMÓ
LA PROVOCACIÓN ESTATALAdolfo Gilly resumió cómo se desarrolló la provocación 1 de diciembre. En el Monumento a la Revolución se había instalado un “campamento de protesta” desde antes de las elecciones. Se mantuvo después de realizadas. Semanas antes del 1 de diciembre un contingente de cincuenta individuos se presentó allí, identificándose como descontentos. Cuando faltaban pocos días para el relevo presidencial, este nuevo contingente empezó a invitar a cursos para saber cómo usar arcos y flechas. Ante la objeción de los acampantes previos, respondían que se preparaban por si eran atacados. Días antes de la toma de posesión la policía federal estableció un imponente cerco de vallas metálicas en torno al palacio legislativo. Semejante despliegue de fuerza creó un clima de zozobra y, por su desproporción, generó protestas de los vecInos. Desde temprano, el agrupamiento “defensivo” del contingente advenedizo llegó a la manifestación de protesta con botellas, materiales inflamables y bates de beisbol. Aunque muchos de los estudiantes mostraron su desacuerdo, no pudieron convencerlos de que dejaran esas armas. Hubo otros infiltrados que cargaron contra el cerco de vallas. Sospechosamente, una valla de sólido metal “se aflojó”. Mientras los infiltrados arrojaban piedras y botellas con líquido inflamable, entraron por el espacio abierto policías federales que dispararon gases y balas de goma. Para entonces, maestros y estudiantes se habían replegado.
Algunos estudiantes pudieron ver a algunos de los advenedizos departiendo con los policías y abrazándose entre sí. Horas después, pese al fuerte cerco policíaco, apareció un camión que impactó contra las vallas y fue incendiado. Horas después se desató la violencia en el centro de la capital. Participaron infiltrados que provenían de la policía. Iban vestidos de civil, algunos traían tubos y cadenas, algunos llevaban una A, la insignia anarquista. Con cuidado método destruyeron durante quince minutos vidrios y mobiliario de negocios de la avenida Juárez, sin que la policía interviniera. Después vino una represión a mansalva, participando la policía capitalina y la federal.
JÓVENES PACÍFICOS
ACUSADOS DE VÁNDALOSDurante la brutal represión, un profesor de teatro, 67 años, simpatizante de La Otra Campaña, fue alcanzado en la cabeza por una granada lanzada por policías federales. Quedó inconsciente y con exposición de masa encefálica. Un joven recibió un proyectil en un ojo. Lo perdió días después. Al final de la jornada, había más de cien personas detenidas, entre manifestantes, turistas, fotógrafos y transeúntes que increparon a la policía por el abuso de fuerza contra los jóvenes.
De los detenidos, 69 fueron imputados -58 hombres y 11 mujeres- por el delito de “ataques a la paz pública”, con
el agravante de haber delinquido “en pandilla”, lo que los enfrentaba a penas de hasta 30 años de cárcel sin posibilidad de llevar el proceso en libertad. Fueron a prisión. Fotografías y videos demostraron pronto la arbitrariedad e ilegalidad de las detenciones y la presencia de infiltrados de la policía entre los manifestantes. Los medios corporativos de comunicación, con una uniformidad sospechosa, lanzaron una rabiosa campaña contra los jóvenes del 132, a los que acusaron de vándalos.
La marcha pacífica de jóvenes y de familias en Guadalajara fue criminalizada de forma similar. Algunos “individuos”
se incorporaron y al pasar por las instalaciones del PRI y de Televisa lanzaron piedras. La policía no los apresó. Pese a que los manifestantes se sentaron en el suelo en muestra de resistencia pacífica recibieron la brutalidad represiva de la fuerza policíaca. También en Guadalajara fueron detenidos arbitrariamente muchas personas. Los policías se ensañaban contra los que los fotografiaban o grababan su represión en video. Ya apresadas, muchas mujeres fueron objeto de vejaciones por parte de los policías, que incomunicaron a los detenidos durante horas y les negaron atención médica. La comisión estatal de derechos humanos se comportó como cómplice de los agresores. Finalmente, quedaron consignadas 27 personas. El PRI y Televisa hicieron acusaciones, sin pruebas contra 25 de los 27.
NO FUERON LOS ANARQUISTASLa prensa internacional destacó la represión policíaca con que se inauguró la Presidencia de Peña. López Obrador atribuyó la responsabilidad al Secretario de Gobernación priísta por el manejo de los infiltrados. Desde su supersecretaría de Gobernación el gobierno federal afirmó que los hechos correspondían al ámbito local. Y en el Distrito Federal el jefe de gobierno acusó a los anarquistas. La agrupación anarquista Cruz Negra respondió de inmediato que el gobierno capitalino no podía inculparlos de los destrozos, sino de luchar a favor de los apresados injustamente, de realizar talleres anti-represivos y de promover la organización en barrios y comunidades.
En las redes sociales circularon evidencias que desenmascaraban cómo se había ejecutado la represión. Evidenciaban que los enfrentamientos fueron montados por un grupo bien entrenado y protegido por los uniformados y que los detenidos eran chivos expiatorios.
REPRESIÓN “EJEMPLARIZANTE”Centros de derechos humanos independientes denunciaron que el nuevo gobierno peñista iniciaba con una represión “ejemplarizante” contra sus críticos. Manifestaron estar alarmados por el nivel de violencia del Estado. La Unión de Juristas de México criticó la brutalidad policíaca y demandó la libertad de los presos. El Colegio de Etnólogos y Antropólogos defendió el derecho a la libre manifestación. Académicos de varias instituciones denunciaron la provocación, señalando como un signo ominoso que las nuevas autoridades iniciaran su gestión encarcelando inocentes. Resultaba muy preocupante que el nuevo jefe de gobierno de la ciudad de México no hubiera fijado su posición pidiendo una investigación, no demandando castigo para los policías capitalinos que incurrieron en uso excesivo de la fuerza, no exigiendo la liberación de los presos y, en cambio, invitara a destacados miembros del gabinete de Peña.
LA LUCHA POR LIBERAR
A LOS DETENIDOSEl proceso para liberar a los presos fue más rápido en Guadalajara y más tortuoso y largo en el Distrito Federal. En Guadalajara, profesores de la universidad jesuita publicaron un pronunciamiento en el que repudiaban
la criminalización de la protesta social, apoyados en las evidencias videográficas y en testimonios de los alumnos del ITESO que sufrieron la represión. Denunciaron la inacción de las autoridades ante quienes agredieron provocadoramente las instalaciones del PRI y de Televisa y señalaron que al menos 45 manifestantes pacíficos habían resultado heridos.
Un grupo independiente de maestros de la Universidad de Guadalajara sumó a estos señalamientos el lamentar la actuación servil de la comisión estatal de derechos humanos, salvaguardando no a los ciudadanos sino a las autoridades.
Dos días después de los hechos, los detenidos pudieron salir libres pagando una fianza de 81 mil pesos y multas individuales de mil pesos. Quedaron sujetos a un proceso penal, pese a que el mismo secretario de Seguridad
de Guadalajara admitió que no se comprobó que los detenidos fueran culpables de daños a la propiedad.
En el Distrito Federal la situación fue muy diferente porque la acusación contra los detenidos era por delitos contra la paz social, no susceptibles de fianza. El movimiento #YoSoy132 creó un “cuarto de paz” para recabar testimonios, fotos y videos. Los que realizaban estas tareas, fueron hostigados y a algunos, sin explicación, les fueron canceladas sus cuentas de Facebook. El movimiento consiguió muchas evidencias gráficas de los infiltrados, de las detenciones ilegales, de policías que se sentían con la facultad de cometer abusos porque así se les había ordenado, y de la inocencia de los detenidos. El movimiento mostró evidencias de personas vestidas de civil que usaban un guante negro, que tenían vínculos con las fuerzas policíacas y que fueron los provocadores.
Para defender a los detenidos se conformó la “Liga Primero de Diciembre”. Hubo marchas, plantones, ayunos de presos y familiares, obras de teatro callejeras. La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal confirmó detenciones arbitrarias y torturas a varios detenidos. Amnistía Internacional exigió a Peña y al nuevo jefe de gobierno de la capital, Mancera, indagar los excesos policíacos. Y entregó una demanda firmada por 20 mil ciudadanos pidiendo que ninguna persona fuera procesada sin evidencias sólidas y fidedignas.
Una semana después de los acontecimientos se otorgó libertad a la mayoría de apresados. Se le negó a 14 (13 hombres y una mujer), aunque en videos existían pruebas de la inocencia de todos.
PEÑA: “MANIOBRADO
POR LOS PODEROSOS”El periodista Pedro Miguel señaló que con lo ocurrido, tanto el gobierno federal como el de la capital, querían desacreditar, hasta acabarlo, al movimiento #YoSoy132. Apuntaba que el nuevo jefe de gobierno perredista quería congraciarse con el nuevo Presidente priísta extremando el escarmiento contra #YoSoy132. Otros escritores constataron que se repetía
la vieja práctica gubernamental de aprehender, torturar, acusar, procesar y encarcelar. También se repitió, reforzado, otro proceso: la confluencia de quienes defendieron el derecho pacífico a la manifestación. La agrupación “Las Abejas” -que estaba por recordar el quince aniversario de la masacre de Acteal, sufrida por su comunidad a manos de paramilitares priístas- se solidarizó con los reprimidos y encarcelados en la ciudad de México. Y dijo de Peña Nieto: “Para nosotros será como actor de una telenovela, un títere maniobrado por los poderosos”.
UN ARTÍCULO LEGAL
QUE ES FASCISTAEl movimiento #YoSoy132 realizó su 12 asamblea nacional en el Museo Nacional de Antropología, analizando la situación en la que se encontraba. Refrendó su determinación de seguir siendo pacífico y de intensificar la lucha para la liberación de todos los presos políticos. Realizó varias acciones para que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal derogara el artículo que obligaría a los presos a purgar muchos años de cárcel. Pese a la presión popular para la derogación de este artículo fascista, la Asamblea Legislativa sólo accedió a una modificación para que los presos pudieran dejar la cárcel pagando una fianza. La modificación permitió que los abogados de los acusados solicitaran la liberación “bajo caución”, pero no implicaba que se les exoneraba y, aunque sin pruebas, seguían siendo culpables. Mantener el delito por el que se les acusaba falsamente fue reeditar el delito de “disolución social”, usado durante la Guerra Fría contra los luchadores sociales.
Con la solidaridad de buena parte de la sociedad movilizada, a finales de diciembre los detenidos dejaron por fin la cárcel. Después de permanecer 27 días presos, repudiaron al nuevo presidente priísta Peña, al panista que había terminado su sexenio Calderón, y a los perredistas jefes de gobierno capitalinos, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera. Manifestaron que los represores no habían conseguido doblegarlos y que proseguirían su lucha. El movimiento #YoSoy132 decidió seguir luchando por conseguir su liberación absoluta y la derogación del artículo fascista.
El 9 de enero, el ayuntamiento de Guadalajara, por falta de pruebas, retiró los cargos contra los 27 detenidos allí. Quedaron en pie los cargos hechos por Televisa, el PRI y cuatro policías.
PLURALES,
PACÍFICOS Y APARTIDISTASEn enero de 2013 hubo un encuentro entre activistas del movimiento estadounidense Ocupa y #YoSoy132. Planearon coordinar acciones conjuntas entre colectivos de varias naciones. El movimiento estudiantil también señaló estar abierto a unirse a movimientos como el del Zapatismo para aprender de sus formas de resistencia.
En conferencia de prensa a mediados de enero, #YoSoy132 reconoció ser más vulnerable después de los hechos
del 1 de diciembre, que habían detenido sus trabajos para dar a conocer los resultados de su consulta popular en torno a la reforma laboral y los habían obligado a concentrarse en la liberación de los presos. Los días 19 y 20 de enero realizaron su primera asamblea nacional de 2013 en Huexca, Morelos. La convocatoria hablaba de que la asamblea sería refundacional. Los habitantes de Huexca les pidieron trabajar junto a los pueblos y movimientos que luchan contra
los megaproyectos que los están despojando y por los que los han reprimido, como a los jóvenes.
En esta asamblea se reunieron varios cientos de estudiantes de 11 estados y de 56 planteles universitarios para examinar las condiciones del país con la llegada al gobierno de Peña. Autocríticamente, indagaron las formas de reestructurarse privilegiando las asambleas locales. Reconocieron que habían dejado de ser un movimiento masivo. Exploraron cómo las asambleas pudieran convertirse en comités y volvieron a criticar el intento de centralismo desde la capital, pues las circunstancias nacionales tienen expresiones locales muy diversas y debían tener una visión más integral de la gente y del país, para lo cual debían ir a las bases. Finalmente, reiteraron sus características: un movimiento plural, pacífico y apartidista.
CON PEÑA NIETO
LLEGÓ LA MANO DURAEn los comunicados zapatistas de finales de 2013 el Subcomandante Marcos refiriéndose a Peña lo retrató así: “¿No es quien se jactó de la violencia policíaca en San Salvador Atenco y con su actitud soberbia, olvidando que estaba frente a jóvenes críticos y no en un set de televisión, desde su puesto de mando ubicado en el baño de la Ibero, ordenó calumniar a los inconformes y detonó así el movimiento juvenil-estudiantil después conocido como #YoSoy132? ¿No es quien, como primer acto de gobierno, y ahora coludido con el gobierno perredista del DF, ordenó la represión contra las manifestaciones del primero de diciembre de este año, que derivó en la detención, tortura y encarcelación de inocentes?”
Ciertamente, el nuevo gobierno federal, en complicidad con el gobierno de la ciudad de México, quería dejar sentado que la protesta no sería permitida en el nuevo sexenio. La revista alternativa “Desinformémonos” consideró que Peña envió un claro mensaje: ha llegado la mano dura, y #YoSoy132 está en la mira.
El escritor Luis Hernández analizó que la violencia del 1 de diciembre había tenido cuatro factores: el inusitado y exagerado despliegue de la fuerza policíaca, torpe para actividades de disuasión; el enorme enojo de amplios sectores de la juventud; la actividad de pequeños grupos de activistas antisistema que se ampararon en el #YoSoy132 para realizar acciones ejemplares; y la infiltración de grupos de provocadores que perpetraron acciones vandálicas tratando de justificar una violenta represión.
SIETE LECCIONES
DEL 1 DE DICIEMBREUn especialista en medios de comunicación de la universidad jesuita de Guadalajara, Juan Manuel Velázquez, planteó que de lo ocurrido se podían sacar siete lecciones.
Primera lección: en el lapso de tiempo transcurrido desde la elección “comprada” hasta el 1 de diciembre se había gestado la participación de muchos jóvenes antes no interesados en la política. Muchos se involucraron en el #YoSoy132, pero cuando Peña asumió la presidencia el punto más alto del movimiento ya había pasado y muchos estudiantes habían regresado a su rutina porque el cambio no se logró ni en la forma ni en los tiempos que habían imaginado. Así, el movimiento contra la imposición no maduró organizativamente lo suficiente como para mantener una resistencia poderosa y el voluntarismo no fue suficiente para atraer a los millones que se habían movilizado antes y el 1 de diciembre la correlación de fuerzas favorecía a los poderes fácticos y a su Presidente impuesto.
Segunda lección: las acciones de protesta de los jóvenes significaron muestras de valor y de dignidad. Tenían la razón, pero el gobierno peñista contaba con tácticas militares, infiltrados, provocadores, instituciones, voceros y cárceles.
Tercera lección: las redes sociales virtuales debían evaluarse críticamente, pues al mismo tiempo que constituían un espacio fundamental de información, también lo eran para multiplicar rumores. Así, hay que utilizar Internet como poderoso medio para convocar, pero usarlo con sagacidad y prudencia no detallando planes, acciones, lugares y nombres de personas.
Cuarta lección: los partidos llamados de izquierda funcionan con fines electorales, para obtener cuotas de poder y recursos económicos. Saben negociar, pero no encabezar auténticas acciones contra medidas gubernamentales. Así, cuando los jóvenes fueron agredidos por la policía, la mayor preocupación de esos partidos fue deslindarse de ellos.
Quinta lección: los medios de masas tienen la función de producción, reproducción y mantenimiento del poder, y al que impusieron en la Presidencia le fueron construyendo una imagen de legitimidad. Por eso, deslegitimarán frenéticamente a quienes no se le sometan.
Sexta lección: la experiencia está mostrando que el cambio que necesita México no vendrá por la vía de los votos, porque las instituciones electorales responden a los intereses de los grupos de poder. Y séptima lección: estando los jóvenes ante un gobierno represor deben luchar con tino, sabiendo que el cambio que necesita el país requiere de un largo camino.
PRI, PAN, PRD:
TODOS REPRIMIERONDesde que nació #YoSoy132 se ha enfrentado a la imposición mediática y a la corrupción electoral. La represión del 1 de diciembre no provino sólo del nuevo gobierno federal priísta. Intervino activamente en ella el partido que se autonombra de izquierda, el PRD. Y quien preparó todo el aparato represivo a nivel nacional fue el panismo que hacía entrega de la Presidencia a Peña. Peña puso ese día al frente de la policía federal a Mondragón, quien había servido al gobierno perredista de Ebrard. La policía local que se involucró en la represión fue la que comandaba el jefe de gobierno perredista saliente y el que en unos días asumiría el relevo, también de ese partido. Toda la clase política ha entendido que el movimiento juvenil es un objetivo que no será presa fácil de ningún partido.
Muchos de los que votaron por el PRD entraron en gran confusión al ver el comportamiento unísono del que había conseguido la Presidencia por medio de una inmensa operación de compra del votos con el que creían electo por un voto que interpretaban alternativo y libre. Vieron a ambos bandos ejecutando una violencia represiva e ilegal y atentando contra los derechos humanos.
En Guadalajara la represión corrió por cuenta de la policía del ayuntamiento en manos de priístas, y de las fuerzas de seguridad estatal en manos de panistas. Televisa y sus aliados mediáticos a nivel nacional y local impulsaron una feroz propaganda tratando de desprestigiar al #YoSoy132 en todo el país. El odio de esta poderosa empresa oligopólica fue en aumento, cuando su artimaña de cooptar a miembros del movimiento juvenil ofreciéndoles un programa en la TV no resultó exitosa.
EL PODER DE LAS REDES SOCIALESLo que fue totalmente nuevo en el contexto de esta represión fue precisamente lo que había dinamizado al movimiento juvenil: el uso de las redes sociales. Tanto en la ciudad de México como en la de Guadalajara, el involucramiento de provocadores, la represión brutal de los policías, las graves violaciones de derechos humanos, y la inocencia de los encarcelados fue documentada profusamente por videos y fotos de teléfonos celulares, y por el intenso uso y difusión de todas estas evidencias en Internet. Esto desenmascaró a los represores y resultó un elemento muy poderoso para la defensa de los agredidos.
El movimiento pasó de oferente de solidaridad a receptor de ella. Si el #YoSoy132 nació por solidaridad hacia los agraviados de Atenco, sufrió en carne propia la injusticia de los poderes políticos y mediáticos, con lo que tiene un nuevo aliciente para mantener la lucha. El reclamo por la humillación será detonante de nuevas movilizaciones. Hay nuevos sentidos y motivos para su indignación. Pese a sus diferencias internas, con la represión y la cárcel se reforzó su sentido de solidaridad, expresado en consignas: “Si tocan a uno tocan a todos”, “Si uno está preso, todos lo estamos”.
NO SE QUEBRARONCon la represión, la clase política pretendía que, en caso de que el movimiento no se desintegrara, se viera obligado a sentarse a la mesa de un diálogo asimétrico. Pero el #YoSoy132 no cayó en esa trampa. Manteniendo su tarea de liberar a sus presos, asumió tareas anteriores y se reestructuró como suma de colectivos estudiantiles y populares. Quisieron acabarlo. La venganza de Peña, de Televisa y de los partidos fue cruda, violenta. Pero #YoSoy132 no se quebró Prosigue en su búsqueda.
INVESTIGADOR DE CIESAS OCCIDENTE. CORRESPONSAL DE ENVÍO EN MÉXICO.
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