Nicaragua
La descapitalización: de mecanismo económico a política desestabilizadora
Hoy en Nicaragua la descapitalización se presenta como uno de los fenómenos económicos más significativos y preocupantes. Un número considerable de empresas, tanto agrícolas como industriales, están siendo descapitalizadas, es decir, vaciadas y raquitizadas.
Equipo Envío
Económicamente hablando, la descapitalización es un mecanismo por el cual se pierde capital. Como su nombre lo indica es lo contrario de capitalización, es decir un aumento de capital. Decimos que una empresa o un país se descapitaliza cuando por cualquier motivo va perdiendo sus reservas en divisas o en capital, cualquiera sea el tipo de éste.
La descapitalización es sinónimo de "vaciamiento". Y todo vaciamiento significa pérdida. De la misma manera que cuando vaciamos un vaso lleno de líquido se produce una pérdida de líquido, así cuando hablamos del vaciamiento o descapitalización económica de una empresa, queremos significar la pérdida de una parte de su capital productivo. Y no podemos olvidar que el capital productivo es lo que garantiza la continuidad de la producción.
Hoy en Nicaragua la descapitalización se presenta como uno de los fenómenos económicos más significativos y preocupantes. Un número considerable de empresas, tanto agrícolas como industriales, están siendo descapitalizadas, es decir, vaciadas y raquitizadas.
Es muy difícil precisar con exactitud el valor de lo que se ha perdido con la descapitalización hasta el momento. Pero sí se sabe que son cifras muy grandes y que pesan considerablemente en la economía del país. Fuentes no oficiales calculan en más de 80 millones de dólares lo perdido en el último año a través de algunos de los mecanismos de la descapitalización.
Este fenómeno no es natural, espontáneo, casual. Responde a una decisión consciente de una parte de los grandes empresarios. La descapitalización pertenece al lenguaje de la economía privada. Si pensamos que el sector privado controla todavía más del 64% de la producción de la tierra y un porcentaje similar a nivel industrial, entenderemos el peso real de la descapitalización en la economía nicaragüense.
Entre el 60 y el 70% de la producción agrícola para la exportación (sobre todo azúcar, café y algodón) está en manos de la gran empresa privada. Sabemos que gran parte de la economía nicaragüense se basa en las ganancias de las ventas al exterior. No es muy difícil completar el análisis señalando el daño tremendo que las maniobras descapitalizadoras de la empresa privada producen en la reconstrucción económica del país.
Algunos ejemplos de descapitalizaciónPodríamos presentar un sinnúmero de ejemplos ya que en los últimos días se han dado a publicidad gran cantidad de casos concretos. Es importante mencionar que fundamentalmente estos casos fueron denunciados por la ATC (Asociación de Trabajadores del Campo) y por la CST (Central Sandinista de Trabajadores). De todas formas nos limitaremos aquí a presentar tres casos a manera de ejemplos.
El 2 de julio de 1981, la ATC de Boaco denunció públicamente la existencia de nueve haciendas, totalizando unas 16 mil manzanas (la manzana es una propiedad de 100 metros cuadrados), dedicadas a la producción del café, granos básicos y a la cría de ganado, que estaban siendo objeto de descapitalización. Una de ellas, la Hacienda San Pedro, cuenta con 500 manzanas de las cuales 54 están dedicadas a la producción de café. Una gran parte de ellas están por perderse o se han perdido por falta de atención al café. Es sabido que es necesario desyerbar periódicamente y atender las plantaciones con insecticidas. Un descuido en esto podría ocasionar la pérdida de las cosechas, como está sucediendo. Por las mismas causas, de 30 manzanas dedicadas a la caña de azúcar, ya se han perdido 6. Como dato significativo deberíamos agregar que la propietaria de esta hacienda, Zelmira de González, abandonó el país luego del triunfo de julio del 79, dejando a su sobrino como administrador. En la hacienda Río de Janeiro, de la misma propietaria, de las 450 cabezas de ganado que había el stock se ha reducido a 105.
El 24 de junio de 1981 se denunciaban en diversos diarios de Nicaragua los problemas de la finca Namaslí de Alfonso Ramos, quien abandonó 450 manzanas dedicadas a la producción de café. De los 200 trabajadores que había en dicha finca, quedan en la actualidad 40. Ramos, además de descuidar las plantaciones, sacó parte de la maquinaria agrícola a Honduras y a otros lugares el país. Lo más grave, es que Ramos estaba habilitado (como la mayoría de los productores nicaragüenses) por el Banco, por una cantidad importante de dinero (en muchos casos el 100%) para hacer producir su finca. En lugar de utilizar este dinero para la producción, muchos propietarios lo transforman en dólares y lo sacan luego del país.
Hacia principios de junio fueron denunciadas las maniobras descapitalizadoras del Matadero "San Martín" de Nandaime. Los socios de la empresa a través de préstamos que se hacían entre ellos y del descuido intencional de la producción fueron dejando sin capital a la empresa. En este matadero trabajaban 168 trabajadores que en los últimos días fueron preavisados (preaviso es la comunicación previa al despido). Los propietarios argumentaban la medida en la falta de materias primas para producir. Es significativo analizar la lista de los accionistas de esta empresa. Entre ellos, Enrique Dreyfus Presidente del COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada), Eduardo Chamorro Coronel, Fernando Sequeira, Asesor Jurídico de FAGANIC. Todos nombres ligados a la Gran Empresa Privada y a la oposición política más crudamente crítica al proceso de Reconstrucción Nacional.
Algunas formas de descapitalizaciónLas formas a través de las cuales se produce la descapitalización son múltiples. Muchas veces, tan sutiles que son difíciles de ser comprobadas jurídicamente. Mencionaremos algunas de estas formas, no pretendiendo nombrar todas, pues escaparía a nuestro intento de análisis introductorio:
a) Abandono de cultivos o reducción injustificada de éstos.
b) Reducción de la capacidad productiva de fábricas sin justificación alguna.
c) Traslado al exterior de maquinarias utilizadas para producir.
d) Reducción de ganado sin justificación alguna.
e) No reinversión productiva de ganancias producidas en empresas nicaragüenses.
f) Sobrefacturación deshonesta de gastos de producción (hacer figurar gastos mayores de los reales, restando beneficio y utilidades, que escaparán luego al exterior).
g) Facturación de precios de venta menores a los reales, produciendo así una reducción de las utilidades de la empresa. Es importante mencionar que para todas estas vías, las empresas descapitalizadoras deben contar con filiales o "amigas" en el exterior que participen de la maniobra, lo que hace más incontrolable el procedimiento.
h) Distribución anticipada de utilidades entre socios de una empresa, utilidades que no se reinvierten productivamente en Nicaragua.
Se consideran como descapitalización todas las formas y mecanismos que tiendan a vaciar las empresas y propicien la fuga de activos fijos o circulantes de las empresas, así como todas las que tiendan a reducir injustificadamente la productividad de dichas empresas.
Problemas jurídicos de la descapitalizaciónEn la actualidad existe la ley 330 de marzo de 1980, que sanciona en parte la descapitalización. Pero esta ley prevé un procedimiento para demostrar el delito, tan engorroso y complicado, que generalmente en la misma tramitación el proceso se desgasta. Por ello, los acusados generalmente son eximidos de responsabilidad.
En los ejemplos de descapitalización, por ejemplo, a Ramos, para ser culpado de acuerdo al espíritu de la ley, tendría que serle comprobado que sacó del país activo fijo o circulante, lo que resulta muy difícil. El decreto actual ha sido insuficiente para regular la situación. Y es por eso que se demanda una reforma urgente y efectiva que está siendo estudiada por el Ministerio de Justicia. Fernando Cedeño, Responsable de Asuntos Laborales de la ATC, declaraba en el diario “Barricada” del 24 de junio de 1981: "Esta Reforma debe hacerse en base a la experiencia y aporte de los trabajadores que sienten en carne propia el proceso de descapitalización que ha originado desempleo y atenta contra la economía nacional. La modificación propugnada no va tanto dirigida al contenido de la ley sino sobre todo al procedimiento de la misma, que permita al Estado a través del Ministerio de Justicia, la intervención inmediata del centro productivo ante el solo hecho de la denuncia de los trabajadores". Se propugna una ley con mayores posibilidades de aplicación y con mecanismos ágiles "que permitan a los obreros ser verdaderos vigilantes de la producción descartando el temor de que los trabajadores no están en capacidad de ejercer este derecho, ya que la experiencia ha demostrado que los obreros con su actitud consecuente han evitado las anomalías y por eso no se han incurrido en mayores prejuicios".
La nueva ley está siendo terminada, y según el Viceministro de Justicia Eddy Grijalva, entre las medidas que se contemplan se destaca la confiscación de toda propiedad involucrada en una maniobra de descapitalización. Esta confiscación podrá ya hacerse en la etapa de investigación, y tras comprobarse la descapitalización el Ministerio introducirá la demanda a los tribunales correspondientes. Para el inicio de la investigación es suficiente una denuncia formal de los trabajadores que ven, por ejemplo, a su patrón, vender maquinarias. Esta ley será retroactiva y será aplicada a más de cien denuncias presentadas hasta el momento y que no pudieron ser investigadas por la falta de un buen instrumento legal.
Problemas políticos de la descapitalizaciónEs fácil entender que la descapitalización tiene un doble objetivo: económico y político. A nivel económico, trata de debilitar aún más la débil economía nicaragüense.
Si pensamos en la herencia de cuarenta años de somocismo, en la acción devastadora del terremoto de 1972 y en el saldo destructor de los últimos meses de guerra insurreccional, comprobaremos rápidamente las causas estructurales de la debilidad de la economía nicaragüense. Si a esta situación le sumamos políticas desestabilizadoras, comprenderemos perfectamente el sentido de éstas.
La desestabilización económica lleva siempre intranquilidad política y éste es el otro objetivo de la descapitalización. Un país en reconstrucción que debe sufrir una reducción de su productividad, con sus consecuencias directas (descenso del nivel de vida, aumento de la desocupación), debe soportar inseguridad social. Cuando a comienzos del año se definía a 1981 como Año de la Defensa y de la Producción, se marcaba claramente la importancia decisiva de ésta para la consolidación del proceso de Reconstrucción. Tras la descapitalización también podemos adivinar la creación de condiciones propicias para una posible intervención militar. Pensamos que también en ese marco hay que analizar la descapitalización.
No podemos simplemente quedarnos en una evaluación económica del problema. Esto va más lejos y se tiende a boicotear "científicamente" la economía, la producción, y por ende la Reconstrucción Nacional. No nos puede llamar la atención, analizándolo de esta manera, que los grandes propietarios, los mismos que descapitalizan, critiquen a diario al Gobierno de Reconstrucción por no poder cumplir las metas fijadas en la reactivación económica. Si lo quisiéramos analizar con esquemas de la moral, hablaríamos de cinismo. Si lo analizamos con frialdad objetiva, hablamos de intereses diferentes y contrapuestos entre el gran capital y el pueblo y su Gobierno.
El gran capital nicaragüense tiene ahora su oportunidad histórica. La economía mixta como medio de reactivación y de mejor redistribución es una posibilidad inmensa. Pero parece que ese gran capital no acepta criterios nuevos de redistribución, distintos a los clásicos de la historia capitalista dependiente de Nicaragua. Y de ahí, su comportamiento.
No pocos piensan que con la descapitalización se busca forzar al Estado a confiscar empresas y estatizarlas, en una táctica "provocativa" para tener luego elementos para criticarlo como "comunista" y "represivo". Los dos años de Gobierno y de Revolución serán una prueba para el mundo: si el Estado toma decisiones más duras a partir de ahora, es para salvar y resguardar el proceso, y no para agredir a nadie en particular. Su propuesta de economía mixta con participación estatal y privada lo demuestran con claridad.
Reacción popularLa problemática de la descapitalización es comprendida y vivida por los campesinos y obreros. Son ellos quienes a través de sus organizaciones han desatado la denuncia generalizada sobre la descapitalización y sus consecuencias. No es fortuito. Las consecuencias más terribles de la descapitalización las deben pagar ellos. Es por eso que son ellos también los que piden una mayor energía para combatirla y leyes más apropiadas para sancionarla. La movilización de miles de obreros y campesinos efectuada el día 8 de julio ante la Casa de Gobierno para que tome medidas contra la descapitalización es un claro ejemplo de ello.
La reflexión que queda en nuestra mente al terminar este pequeño análisis es un tanto "sensitiva". Sentimos que en este proceso político de cambio, donde toda la nación nicaragüense estuvo involucrada, comienza a haber comportamientos esencialmente distintos a medida que pasa el tiempo. De momento, el gran capital boicoteando, y los obreros y campesinos movilizándose, participando y aportando soluciones.
A dos años de iniciarse, muchas cosas empiezan a tomar dos dimensiones en este proceso, tan complejo y dinámico.
|