Guatemala
Este país es un coctel molotov
Desgaste casi total del Presidente Ramiro de León Carpio,
politiquería y corrupción permanentes
y un país que empieza a ponerse en venta por las privatizaciones.
El detonante de este cóctel molotov es la severa crisis económica.
Emma G. Martínez
El año 1994 se inició ensombrecido por el proceso y los resultados de la consulta popular del 30 de enero, un derroche de politiquería que no resolvió ningún problema de fondo y polarizó aún más al país, que padeció niveles alarmantes de violencia durante ese mes.
El SI a las reformas constitucionales promovidas por el Presidente Ramiro De León Carpio ganó la Consulta. Pero se trata de una victoria totalmente pírrica, a causa del histórico nivel de abstención, de un 84%. Los resultados, en vez de dar al Presidente un respaldo popular, pusieron en evidencia la debilidad de su gobierno.
Mientras sigue el circo político en la capital, los cambios reales que alimentan el optimismo siguen ocurriendo en una de las zonas más aisladas y conflictivas del país. En Ixcán, Quiché, el proceso de retorno de los refugiados se reinició en diciembre/93, después de meses de estancamiento. Retornaron ahora otros mil 290 guatemaltecos a esta región militarizada.
A inicios de febrero/94, las Comunidades de población en Resistencia "salieron al claro" después de más de una década de vivir en el escondite de la selva y se asentaron permanentemente en Ixcán, con la protección de acompañantes internacionales. Dejaron así escondidas en su memoria las constantes caminatas huyendo del acoso del ejército. Tanto los retornados como los miembros de las CPR están presionando para lograr la desmilitarización de Ixcán y se espera que la presión aumente este año con el retorno ya programado a este mismo lugar de miles de refugiados más.
Otra señal de esperanza fue el reinicio en enero/94 y en México del proceso de paz entre el gobierno guatemalteco y los líderes de la URNG. Desde el golpe de mayo/93 el proceso permanecía estancado. En esta reunión preliminar de enero las dos partes expresaron su voluntad de firmar un acuerdo de paz definitivo en 1994, y elaboraron un acuerdo marco para desarrollar nuevas pláticas en febrero.
Todo menos popularLa Consulta Popular convocada por De León fue un desastre para el Presidente por los niveles altísimos de abstencionismo. Muchos guatemaltecos, incluyendo a los que no acudieron a las urnas, parecieron estar de acuerdo con un votante frustrado cuya boleta fue fotografiada por la prensa. Escribió en ella: ¡Yo no creo en ni mierda! ¡Voto por Zapata! El SI ganó con 69%. El 13% de los votantes dijo NO. El 18% de los votos resultó nulo. Según los analistas, el abstencionismo es una señal de rechazo, tanto al Presidente como al sistema político de una democracia formal y fracasada que se inició con la elección de Vinicio Cerezo en 1985.
"Es la muerte del modelo político de 1985. De León es un hombre que ya no representa nada. La casta política ya no tiene nada que hacer. Nos queda realizar acciones para rescatar la democracia", declaró Edgar Rosales, miembro de una amplia coalición que se opuso a las reformas constitucionales.
La consulta sobre SI o NO a 43 reformas constitucionales fue mal concebida desde el principio y en definitiva, resultó una maniobra del Presidente para fortalecerse en base al supuesto apoyo popular con el que cuenta. Más del 50% de la población guatemalteca es analfabeta y un alto porcentaje habla una de las 20 lenguas indígenas y no el castellano. Muchos no entendieron nunca "de que se trataba la bulla". El abstencionismo llegó al 90% en las zonas rurales aisladas.
De León proclamó rápidamente su victoria, aunque enseguida admitió que el abstencionismo era "preocupante". "Parece que los guatemaltecos piensan que el sistema democrático está agotándose", dijo. Gobiernos amigos de Europa y América Latina alababan públicamente los resultados de la Consulta, pero en privado más de uno cuestionó su legitimidad por tan alto abstencionismo.
Una clara componendaEl Presidente esperaba que la consulta pondría fin a la crisis política iniciada en septiembre/93, cuando De León exigió la renuncia de los congresistas corruptos. Como era de esperar, los legisladores se negaron y el Ejecutivo y el Legislativo se enzarzaron en una guerra, cesando toda actividad legislativa.
Después de dos meses de tan insostenible situación, De León cedió a la presión internacional y se sentó a negociar con los congresistas. Las reformas constitucionales fueron parte de la negociación. Según una de estas reformas, tanto los diputados actuales como los magistrados de la Corte Suprema de Justicia tendrán que buscarse otro empleo dentro de unos meses, pues tendrán que abandonar sus cargos. Las elecciones para el nuevo Congreso serán en septiembre, según el Tribunal Supremo Electoral. Pero esto no fue suficiente para muchos guatemaltecos, que interpretaron la negociación como una "componenda" y acusaron a De León de haber abandonado su proclamada campaña de depuración. Porque las reformas permiten que los mismos diputados que deben renunciar sean reelegidos cuantas veces quieran.
Otros cambios en la Constitución son de forma, no de fondo. Y no tocan los problemas más sentidos por la población; la militarización del país, la injusta distribución de la tierra - la menos equitativa de América Latina - y la miseria generalizada. "Renunciarán, pero de todas maneras se podrán reelegir. Y todos son narcotraficantes, el cien por ciento. Y no van a dejar sus puestos. La única manera de que se arreglen las cosas aquí es como en otros países, como México o Venezuela, con uno de esos estallidos sociales", comentaba Arturo, lustrador de zapatos en la plaza central de la capital.
Reforma muy especialUn reportero de la televisión local entrevistó a De León la noche de la Consulta, cuando ya se conocían resultados parciales. Le preguntó cómo le gustaría que los guatemaltecos lo recordaran. "Como un Presidente honesto. Como el Presidente que combatió la corrupción, que es el mayor enemigo de la democracia", contestó De León, con la voz algo ronca por el cansancio.
En los últimos dos meses De León se dedicó a hacer campaña a favor del SI, recurriendo a los sucios trucos de siempre para comprar votos. Entregó el retrasado presupuesto municipal de 1993 a muchas municipalidades antes de la Consulta. El Tribunal Supremo Electoral gastó 12 millones de quetzales (más de 2 millones de dólares) en la Consulta, según Fernando Bonilla, su director. Esta cantidad no incluye los millones de dólares invertidos en una campaña de propaganda que saturó los medios. Actualmente, el Ministerio Público investiga si De León utilizó ilegalmente fondos del gobierno para financiar la campaña.
El sector privado fue también una fuente importante de financiamiento. Los empresarios tenían especial interés en estas reformas. Sobre todo, en una que se escapó a la atención de la mayoría de la población y del debate público. La reforma al artículo 133, que prohibe que el Banco de Guatemala otorgue "financiamiento directo o indirecto, garantía o aval al Estado ni a sus entidades descentralizadas o autónomas ni a las entidades privadas no bancarias".
"La reforma a ese artículo parece inocente - afirma el economista Jorge González del Valle -. Pero se trata de prohibir préstamos del Banco Central al Estado, usando la fórmula económica aplicada en Chile y otros países latinoamericanos. Este significa estrangular al Estado. Así, para pagar sus déficits, el Estado tendrá que recurrir a la venta de activos, o sea, a la privatización".
En 1993 se mencionó en el país la posibilidad de iniciar la privatización de empresas rentables del Estado, entre ellas la compañía de telefónos GUATEL. Las protestas que hubo en 1993 en varios sectores del Estado - particularmente, salud y educación - hicieron desaparecer la palabra "privatización" de los discursos de los gobernantes. Al principio de su mandato, De Leon declaró que el proceso de privatización se pospondría.
"Guatemala ya tiene uno de los Estados más chicos de América Latina. El negocio que harán con la reforma a este artículo es redondo y lo vamos a financiar nosotros con el voto por el SI. A mí no me importa si los diputados se van o no, lo que me preocupa es que están despedazando al Estado", opina González del Valle.
Sólo dos días después de haber realizado la Consulta, la Asociación de Gerentes de Guatemala organizó una conferencia sobre el tema Perspectivas Económicas para 1994. El expositor, José Raúl González Merlo, director de uno de los centros de estudios económicos más influyentes del país, concluyó que la única solución que le quedaba al Estado para saldar la deuda interna era la venta de sus activos, la privatización.
Ramiro De León: desgaste totalAunque el SI ganó, no es esto garantía de que termine el conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo. Varios diputados dijeron que van a impugnar los resultados por el alto abstencionismo y las anomalías del proceso. Entre ellas, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado denunció que en el departamento del Quiché las patrullas civiles presionaron al pueblo a votar SI, lo que no puede sorprender, porque el Ministro de Defensa, General Mario Enríquez, declaró pública y claramente su apoyo al SI antes de la Consulta.
La Consulta y sus resultados debilita aún más al gobierno de De León, que empezó su mandato sin el respaldo de un partido o de una base social organizada. En vez de tratar de consolidar el apoyo popular del que tanto gozó al principio, De León hizo de inmediato una alianza estratégica con un sector del ejército y de la gran empresa privada.
Vinicio Cerezo, el primer presidente civil después de tres décadas de gobiernos militares, mantuvo cierta popularidad durante sus primeros dos años, pero la corrupción galopante carcomió su imagen. De León gozaba de un altísimo respaldo popular al iniciar en junio/93 su mandato, por su actuación como Procurador de los Derechos Humanos, pero en sólo 8 meses su desgaste es casi total.
"Mejor hubiera seguido como Procurador de Derechos Humanos. Allí nos funcionaba. Allí estaba en contra de las alzas de electricidad y de las patrullas civiles. Y ahora está a favor de las alzas y apoya a las patrullas. Su propuesta de paz es peor que la de Serrano. Gastó una millonada en esta consulta ridícula. ¿Cuántas cabronadas más nos va a hacer?", fue la pregunta de Dimitri Benítez, representante de una cooperativa agrícola en un foro público. Benítez fue uno de los muchos que en esta reunión pedían la renuncia de De León.
Violencia que no cesaEl desgaste de De León, como el de sus antecesores civiles, le hace aún más dependiente del ejército. "La situación es muy peligrosa. La gente no cree ni en el Congreso ni en el Presidente. Lejos de conciliar, la consulta ha polarizado aún más al país", opina Manfredo Marroquín, analista de la Fundación Mirna Mack.
La Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado denunció un incremento "alarmante" de la violencia entre diciembre/93 y enero/94. Sólo en enero, hubo más de 48 ejecuciones extrajudiciales (asesinatos con ciertas características que indican involucramiento de las fuerzas de seguridad o de los escuadrones de la muerte). También se produjo una nueva ola de amenazas de muerte y secuestros en contra de trabajadores de ONGs y gente allegada al movimiento popular. Marco Vinicio Mejía, periodista que apareció en una lista de amenazados en marzo/93, sufrió ya las consecuencias del terror. Sólo cuatro días antes de la Consulta, su esposa e hija que habían sido secuestrados días antes fueron encontradas muertas y con señales de tortura. La última semana de enero estuvo tensionada con la explosión de varias bombas en la capital, que la dejaron sin luz durante horas.
A finales de enero, la URNG y el ejército protagonizaron fuertes combates en el departamento suroccidental de San Marcos y también en Ixcán, en la frontera norteña con Chiapas. En los últimos dos años la guerra había sido sobre todo de escaramuzas, pero durante los últimos tres meses los combates se han incrementado. Algunos analistas creen que la actividad militar crecerá, después del abstencionismo masivo que hubo en la Consulta. "El sector militarista de la guerrilla está muy fuerte ahora. Ellos llamaron a la abstención y pueden interpretar los acontecimientos como un cierto apoyo de la población a su lucha", opina Marroquín.
El cóctel molotov que es hoy Guatemala tiene su detonante en la crisis económica. El costo de la vida se disparó en 1993 y los precios se han triplicado en los últimos cuatro años, según cifras del economista Jorge González. Las alzas en las tarifas de electricidad y transporte ya empezaron a causar disturbios, paros y más inestabilidad. Las que hubo en los meses de febrero y marzo del 93 provocaron una seria crisis en la capital y desencadenaron una situación que desembocó en el autogolpe de Serrano en mayo.
Divididos y dispersosEs escasa la esperanza de que el movimiento popular urbano pueda movilizarse alrededor de esta reciente agudización de la crisis. Las organizaciones sindicales, estudiantiles, indígenas y de derechos humanos están divididas en sus tácticas y sus actividades y marchas de los últimos meses no han logrado agrupar a más de mil personas como mucho, con alguna excepción. La Consulta dejó muy en evidencia las divisiones entre estos grupos. No lograron mantener un frente unido y confundieron más a la población: unos abogando por la abstención, otros por el NO y otros por la anulación del voto.
En noviembre/93 los líderes de la Unidad de Acción Sindical y Popular (UASP) anunciaron que iban a promover una consulta "alternativa" el mismo día de la consulta oficial. En ella se preguntaría al pueblo sobre los temas de fondo que afectan a los guatemaltecos, principalmente la militarización y el modelo económico neoliberal. Sin embargo, no lograron ponerse de acuerdo con líderes de otras organizaciones y terminaron decidiendo esperar unos meses para impulsar esa consulta alternativa.
Buena noticia en IxcánEl segundo retorno masivo de guatemaltecos en 1993 se produjo a pesar de que el proceso se inició con una confrontación abierta y directa entre el ejército y los refugiados. Los refugiados querían volver a las tierras que tuvieron que abandonar por las masacres de 1982 en Tercer Pueblo, Ixcán. Desde que ellos huyeron, el ejército se instaló allí y construyó sobre el antiguo casco urbano el segundo destacamento en importancia de todo Ixcán. A principios de diciembre, el Ministro de Defensa se negaba aún a retirar el destacamento de la propiedad de los refugiados. Estos decidieron entonces ejercer sus derechos y regresaron, a pesar de todo, el 8 de diciembre, asentándose temporalmente a sólo siete kilómetros del destacamento militar.
Aunque estos refugiados sufrieron la peor represión de los 80 cuando salieron del país, no mostraron ningún temor durante su retorno. Al contrario, regresaron con una beligerancia que dejó atónitas tanto a las organizaciones internacionales como a ACNUR y a los mismos oficiales del ejército. En el recorrido que hicieron desde la frontera con México hasta su nuevo asentamiento tuvieron que pasar por tres destacamentos militares. Frente al último de ellos se detuvo la caravana de 40 buses y los retornados se bajaron para gritarle a los soldados: "¡Ejército asesino! ¡Siempre que haya pueblo, habrá revolución!".
Un hecho inolvidableCuatro días después de su llegada, estos valientes retornados empezaron a presionar para que el destacamento de Tercer Pueblo fuera trasladado de lugar. El domingo 12 de diciembre, unos 400 - entre ellos muchas mujeres con niños - marcharon los siete kilómetros que los separaban de Tercer Pueblo bajo un sol abrasador. La marcha pacífica en medio de la selva de estos campesinos, alzando sus coloridos estandartes y caminando al ritmo de una grabación de marimbas, era una escena sin precedentes en Ixcán. Inolvidable.
Cuando los retornados arribaron a Tercer Pueblo, algunos temían una masacre. La última vez que había sucedido algo similar fue el 2 de diciembre de 1990, en Santiago Atitlán. En aquella ocasión, los soldados del destacamento de Santiago abrieron fuego sobre unos 5 mil indígenas tzutuhiles y 13 murieron en una masacre que provocó la condena internacional. El recuerdo de Santiago estaba en la mente de muchos de los que aquel caluroso domingo acompañaban a los retornados hasta Tercer Pueblo.
Los retornados subieron la última colina hasta llegar a su antiguo hogar y entraron al destacamento gritando "¡Fuera ejército!" mientras algunos soldados jóvenes acariciaban nerviosos sus M-16. El comandante del destacamento , el Mayor Sergio Cárdenas, dio la bienvenida al grupo y dijo que escucharía todas sus demandas. Durante media hora, varios retornados tomaron un micrófono portátil y relataron al comandante, a los soldados y a la prensa, cómo tuvieron que huir hacía once años de aquel mismo lugar. Una mujer indígena empezó a llorar cuando les enseñó dónde estuvo su casa antes de que el ejército se la quemara.
Al final, los retornados pidieron que Cárdenas firmara una carta dirigida al Ministro de Defensa en la que planteaban sus demandas. El Mayor accedió y la protesta concluyó con cantos y oraciones. Los retornados regresaron más tarde a su asentamiento temporal, a siete kilómetros de allí. Después se supo que los soldados del destacamento recibieron desde la capital órdenes estrictas de permitir la protesta. Así concluyó este pedazo de historia heroica, escrito en una de las zonas más aisladas y olvidadas del país.
La marcha causó revuelo en los círculos del poder en la capital y ocupó la primera plana de los periódicos durante dos días. El ejército y el gobierno culparon a la guerrilla y a sus acompañantes de organizaciones de derechos humanos internacionales por haber animado a los retornados a realizar la marcha. El 13 de diciembre, De León declaró que se investigaría a los extranjeros que habían acompañado a los retornados.
La reacción de un funcionario del gobierno que estuvo en Ixcán durante estos acontecimientos fue otra, pero no quiso expresarla públicamente. Primero se hizo eco de la interpretación de la vocera del ejército, que declaró que todo había sido "una provocación". Pero después se contradijo: "Los retornados, como guatemaltecos que son, tienen derecho constitucional a la libre circulación. Yo también pensé al principio que era una acción dirigida por la guerrilla, pero después de hablar con esta gente me di cuenta de que sólo querían volver a ver su casa después de 12 años de estar lejos".
El 25 de enero, y silenciosamente, el ejército trasladó el destacamento de Tercer Pueblo hacia otro lugar cercano. Los retornados volvieron a su hogar, pero no quedaron satisfechos porque todavía tienen que vivir en una zona altamente militarizada. Sin embargo, a sólo mes y medio de haber regresado, esta población civil ya ha empezado a cambiar la cara de Ixcán.
Amanecer de los pobresA finales de enero, los miembros de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR) decidieron salir de la selva y asentarse en cinco comunidades "al claro", terminando así con 12 años de clandestinidad. Las CPR y los refugiados están viviendo en la misma zona y juntos son una fuerza que podría cambiar una región tan conflictiva.
"Es una realidad que emerge, es el amanecer de los pobres en Ixcán. El retorno de los refugiados, la salida de las Comunidades de la Población en Resistencia, la reconstrucción de las cooperativas de Ixcán, el inicio de proyectos de producción. Todos son elementos del proceso de transformación en Ixcán y el motor de cambio es la sociedad civil. A la Iglesia y a toda Guatemala se le plantea un enorme desafío. ¿Cómo acompañaremos a un pueblo que ha decidido construir su propio futuro?", decía el jesuita Ismael Moreno, que vive con las Comunidades de la Población Resistencia y que sustituyó en esta tarea al padre Ricardo Falla, que tuvo que salir de Guatemala en diciembre/92.
¡Vencerán!Celebrando una misa de bienvenida a los retornados, decía Moreno: "Este proyecto que se está gestando en Guatemala no tendrá frutos inmediatos. La avalancha revolucionaria la tuvimos en los 80. Ahora estamos recuperándonos de los destrozos del conflicto prolongado. Si queremos pensar como hombres y mujeres transformadores, tenemos que pensar en un proyecto muy activo y muy firme, pero que tendrá frutos dentro de 15 ó 20 años. Lo demás sería caer en actividades que aunque tengan algunos frutos, pueden tener serios reveses y nos pueden frustrar más".
Moreno es muy optimista sobre la posibilidad de que un "proyecto de los pobres"vencerá en Ixcán y que logrará extenderse con el tiempo a toda Guatemala, logrando la desmilitarización del país. Insiste en que las CPR y los retornados tienen que exigir que tanto la guerrilla como el ejército salgan de esta zona. A pesar de su esperanza, el jesuita no descarta la posibilidad de que el terror vuelva a Ixcán, aunque opina que los cambios internacionales favorecen este proyecto alternativo.
"A diferencia de lo que ocurría a principios de los 80, hoy a nivel internacional y nacional el factor militar no tiene la fuerza ni la vigencia que tuvo entonces. Hoy nadie apuesta por los militares en Centroamérica ni en América Latina. Naturalmente, hay otros factores que pueden frustrarnos, como el proyecto supranacional neoliberal. Pero los riesgos no harán mella en nuestro convencimiento de que vamos a triunfar", concluyó.
"Dios ha de querer"En la segunda quincena de febrero, el gobierno guatemalteco y los comandantes de la URNG reanudarán las platicas de paz en México. A principios de enero se reunieron en este país y acordaron las condiciones para iniciar una negociación. Ambas partes dijeron que tenían la determinación de firmar un acuerdo de paz definitivo durante 1994 para poner fin a un conflicto que dura ya 33 años.
La propuesta de paz formulada por el gobierno en 1993 fracasó rotundamente y fue dejada de lado. La discusión de febrero empezará por debatir un acuerdo general sobre los derechos humanos y la posibilidad de su verificación internacional. El gobierno de De León se había negado hasta ahora a discutir el tema de los derechos humanos.
Los sectores civiles de Guatemala no están conformes con el acuerdo marco al que llegaron en México la URNG y el gobierno, porque les sigue excluyendo de las pláticas. La guerrilla aceptó la propuesta del gobierno de crear una "asamblea" de sectores civiles dentro de Guatemala, que discutiría paralelamente los problemas de la sociedad. Pero esa asamblea no tiene establecido ningún vínculo orgánico con la mesa de negociaciones de México.
El gobierno quiere que el ex-conciliador Monseñor Rodolfo Quezada Toruño encabece la asamblea de sectores civiles, pero al finalizar enero la Conferencia Episcopal no se había pronunciado todavía sobre su participación. "Dios ha de querer" fue la respuesta que dio el Ministro de Defensa, General Enríquez, cuando el 2 de febrero un periodista le preguntó si se firmaría la paz en Guatemala en 1994. Dios ha de quererlo.
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