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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 298 | Enero 2007

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Nicaragua

Esperanzas, temores y espejismos en el horizonte

Nicaragua estrenó el 10 de enero un nuevo gobierno. Importantes decisiones y anuncios de mejoras sociales han alentado grandes esperanzas entre los votantes del FSLN y entre la gente más pobre. La colaboración de Venezuela se anuncia superlativa y eso aumenta las expectativas, aunque también crea espejismos. Las primeras medidas políticas provocan temor, incertidumbre y hasta estupor.

Equipo Nitlápan-Envío

Cada paso del acto de regreso al gobierno de Daniel Ortega el 10 de enero emitió señales preocupantes. La ceremonia más parecía una velada colegial o pueblerina que la ceremonia de un traspaso de mando.

LOS RITOS
DE LA TOMA DE POSESIÓN

Daniel Ortega retrasó la ceremonia hora y media, sin dar ninguna explicación, esperando que llegara desde Caracas, a protagonizarla, el Presidente de Venezuela Hugo Chávez, haciendo esperar a las delegaciones oficiales de más de 60 países, a 16 mandatarios extranjeros y a 2 mil personas. Enrique Bolaños, sin pronunciar discurso de cierre de su gestión, entregó con desgano -como si fuera una servilleta- la banda presidencial. El nuevo Presidente tampoco pronunció discurso de apertura. Después de pedirle el juramento de obediencia al alto mando del Ejército y de la Policía, recordándoles su origen sandinista -fuera del protocolo el acto y las palabras-, Ortega juramentó a un gabinete, prácticamente aún desconocido por la población, que se presentó en turbamulta casi indistinguible. El único discurso del deslucido acto fue el del Cardenal Obando, instando a luchar contra la corrupción. Lo escuchaba, en primera fila, como invitado de Ortega, el ex-Presidente y reo Arnoldo Alemán.

Terminados los ritos de la toma de posesión, organizados por la esposa de Ortega, Rosario Murillo, que se mantuvo visiblemente pendiente de todos los detalles -bailarinas, medallas de premiación, música-, como dueña de una fiesta familiar, Ortega abandonó al resto de invitados y se trasladó con Chávez, con el Presidente boliviano Evo Morales y con el representante de Fidel Castro, Machado Ventura, a una plaza cercana, en donde más de 200 mil personas le esperaban desesperadas desde hacía siete horas. Allí Chávez se adueñó del escenario y Ortega, en uno más de sus habituales discursos ambiguos y dispersos, decidió, por “voto” a mano alzada de la multitud, la entrada de Nicaragua en el proyecto del ALBA.

COMPROMISO SOCIAL
+ CONCENTRACIÓN DE PODER

Todo lo visto y oído, lo sugerido y lo adivinado en los primeros 30 días del nuevo gobierno apunta a un proyecto estratégico. “Cambio de sistema”, dicen algunos. Cambio de modelo, ha dicho Rosario Murillo.

¿Cómo caracterizarlo? Mejoras sociales + controles políticos. Más bienestar para los pobres con menos democracia para todos. Sensibilidad y compromiso social + centralización y concentración del poder. Y esto dentro del marco neoliberal y el estrecho margen de maniobra macroeconómica que se le permite a un país como Nicaragua. Para ampliar ese margen y garantizar recursos para las mejoras sociales, el proyecto cuenta con el respaldo de Venezuela. Y para centralizar el poder propone una re-edición del modelo Estado-Partido de los años 80, ampliándolo a la fórmula Estado-Partido-Familia. Las señales iniciales indican que en este modelo que empieza a fraguarse se cumplirá selectivamente con la legalidad y la institucionalidad vigentes y se aplicará una reconciliación y una represión selectivas. Y reinará el secretismo.

ROSARIO MURILLO:
EL NUEVO PODER

Dentro del gabinete nombrado por Daniel Ortega para acompañarlo en esta aventura -del “quién es quién” en el gabinete hablamos más ampliamente en este mismo número- Ortega creó nuevos espacios de poder, los llamados Consejos. El que más controversia ha provocado es el Consejo de Comunicación y Ciudadanía, del que hablamos también ampliamente en este mismo número.

Lo presidirá la esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, quien desde este cargo coordinará ministerios, controlará la publicidad y propaganda de todo el gobierno, autorizará los viajes al exterior de todos los ministros, organizará la agenda íntegra del Presidente, sus viajes y comparecencias públicas y, además, dirigirá la nueva estructura de participación de la sociedad en lo que la pareja presidencial llama la democracia de ciudadanía o democracia directa. Murillo aparece como la persona que concentrará más poder en el nuevo gobierno y desde el 10 de enero es percibida como co-Presidenta del país.

PRIMER PASO LEGAL:
CANCELAR LA LEY MARCO

En los primeros días se dieron los dos primeros pasos legales para garantizar la concentración del poder. Primer paso indispensable: posponer el cumplimiento de la Ley Marco. En 2005 esta ley o “salida-de-baño” congeló las reformas constitucionales que Ortega y Alemán confeccionaron para restarle facultades al Presidente Bolaños. Con ese “marco” se puso fin a una interminable crisis institucional. El 19 de enero las reformas fueron congeladas nuevamente dentro del mismo marco y por un año más -hasta el 20 de enero de 2008-, tras un debate retórico en el Parlamento y con el voto de los diputados del FSLN y los de los liberales de la ALN, que siempre cuestionaron estas reformas por establecer más parlamentarismo a costa del pre¬sidencialismo.

De haber entrado en vigencia, las reformas le hubieran restado facultades a Ortega y hubieran frenado o complicado el modelo que ahora busca imponer.

SEGUNDO PASO:
REORGANIZAR EL EJECUTIVO

Segundo paso legal: nada más asumir el gobierno, Ortega envió a la Asamblea con carácter de urgencia un proyecto de reformas a la Ley 290, que establece la organización, competencias y procedimientos en el Poder Ejecutivo. Le hacía cambios muy sensibles. El que mayor alarma causó en la opinión pública informada fue el que subordinaba prácticamente al Ejército y a la Policía al Presidente de la República.

Tras un encuentro entre Ortega y los diputados el 17 de enero y tras el debate parlamentario del 24 de enero, se le hicieron algunos cambios al proyecto Ortega, disminuyendo el control que el Presidente tendrá sobre el Ejército -no tanto sobre la Policía- y se modificaron cosméticamente las atribuciones de los nuevos Consejos que Ortega había ya creado por decreto antes de que se discutieran las reformas a la Ley, lo que representa un desliz inaudito o un violentamiento grosero de la legalidad.

El Parlamento aceptó la urgencia presidencial y, a pesar de las modificaciones apresuradas e improvisadas que hicieron algunos diputados, se conservó el espíritu de la reforma y el Ejecutivo quedó reorganizado según el diseño Ortega-Murillo con el respaldo de los liberales del PLC y de la ALN. Sólo se opusieron, exigiendo más tiempo de deliberación y denunciando la peligrosa concentración de poder del diseño, los tres diputados del MRS.

CONTROL CASI TOTAL
DE TODO EL PODER

En el nuevo modelo, el Presidente de la República influirá más directamente sobre el Ejército -no ha nombrado ministro civil de Defensa-, sobre la Policía -tiene poder de veto sobre los nombramientos, lo que le garantizará lealtades-, y tendrá bajo su control directo al instituto de deportes, al de turismo, al FNI (Fondo Nicaragüense de Inversiones, ¿que diseñará la estrategia de inversiones?), a los nuevos ministerios de pesca y energía, mientras que su esposa coordinará, desde su Consejo, los ministerios de salud, educación, de la mujer, de la familia, etc. Prácticamente, centralizan entre los dos todas las carteras vinculadas a las mejoras sociales que se le están prometiendo a la población.
Otra expresión del poder centralizado tendrá matiz municipal, a pesar de que las alcaldías son espacios de poder autónomos del gobierno central. Además de que el Alcalde de Managua Dionisio Marenco, del FSLN, ya preside la asociación de alcaldes AMUNIC y que un ex-alcalde sandinista, Eduard Centeno, está al frente del INIFOM (Instituto de Fomento Municipal), Ortega nombró a otro alcalde sandinista, destacado por su lealtad, Nelson Artola, al frente del FISE (Fondo de Inversión Social de Emergencia), instancia que distribuye recursos y proyectos desde el gobierno central a las alcaldías. Todo esto anuncia un mayor alineamiento de los gobiernos municipales a las prioridades del Ejecutivo.

A estos nuevos poderes que desde el Ejecutivo tendrá ahora Ortega hay que sumar los que ya mantiene desde 1999 por el pacto con Alemán: mayoría en el Poder Judicial, desde la Corte hasta los tribunales; mayoría en el Poder Electoral; y dominio, a medias con Alemán, en la Contraloría. El único espacio de poder donde no tiene total control es la Asamblea Legislativa. Pero la continuidad del pacto con Alemán le permite contar con los votos de los diputados del PLC, en base a una permanente y ya rutinaria repartición de cargos y prebendas.

¿Hasta cuándo? Mientras Alemán -con un proceso judicial pendiente, en manos de tribunales subordinados a Ortega- siga siendo su rehén político, y mientras Alemán continúe siendo el líder indiscutido del PLC -ambas realidades quedaron intactas y evidentes después de los resultados electorales-, Daniel Ortega podrá hacerle al marco jurídico todos los cambios que quiera con una mayoría de votos en la Asamblea Nacional.

TANTO PODER
COMO NUNCA ANTES

Esta concentración del poder difiere de la que tuvieron “los nueve” de la Dirección Nacional del FSLN en los años 80. La sociedad nicaragüense era otra, las circunstancias nacionales e internacionales eran otras. Y el FSLN era también otro. El diseño actual es nuevo en la historia nacional y sólo podremos conocer sus consecuencias y repercusiones con el paso del tiempo, ese implacable señor que, por inercia o por la fuerza, coloca tantas cosas en su lugar.

En el lugar supremo tenemos hoy a un Presidente que sigue siendo el secretario general del partido FSLN y que maneja los hilos de todos los niveles civiles y militares del gobierno, mientras que los hilos de la estructura de participación que debe fiscalizar y pedirle cuentas a ese gobierno están en manos de su esposa. ¿Ha dimensionado la sociedad nicaragüense lo tupido de esta madeja?

Diversas fuentes confirman, además, la creación de otro Consejo, como los demás adscrito a la Presidencia: el de Seguridad Ciudadana, que estaría coordinado por el ex-director de la Seguridad del Estado, Lenín Cerna, del que dependerían nuevas Policías Municipales. Y por decreto hecho público el 30 de enero, Ortega creó también el Consejo de Reconciliación y Paz, ofreciéndole su coordinación al Cardenal Miguel Obando. Su tarea sería promover “la recuperación emocional, espiritual y económica” de las víctimas de guerra.
Estos dos Consejos permiten imaginar programas de represión y exclusión selectivas y también de reconciliación selectiva. Y todo bajo la consigna que adorna la colorida publicidad del nuevo gobierno: ¡Con Daniel, el pueblo es Presidente!

LA REELECCIÓN
EN EL HORIZONTE

También hay señales de que este diseño no será sólo para cinco años. Desde los primeros días el tema de la reelección presidencial apareció sobre la mesa. Hoy, la Constitución la permite en períodos alternos -por eso, Ortega es de nuevo Presidente-, mientras son numerosos sectores de la opinión pública exigen que toda forma de reelección quede totalmente prohibida.

Días después de la toma de posesión, el Presidente de la Asamblea Nacional, René Núñez, habló ya de reformas constitucionales profundas y a título personal declaró que cinco años son insuficientes para hacer los cambios que Nicaragua necesita Núñez, muy cercano a Ortega, apoyó la reelección continua como en Estados Unidos, empezando así a abrirle camino a esa posibilidad. A esta opinión se sumó la del Presidente del Poder Electoral, Roberto Rivas, hoy incondicional de Ortega. En cambio, Alemán se declaró partidario de mantener la elección alterna. Después del resultado electoral anunció que él sería candidato presidencial en las elecciones de 2011.

Quien puso este tema de la reelección en el debate público fue el Presidente Hugo Chávez. El 11 de enero, al ser investido con el doctorado Honoris Causa en Managua, Chávez le dijo a Ortega entusiasmado: ¡No habrá más receso, ¿verdad Daniel?! ¡Hemos llegado aquí para quedarnos! El día anterior, Ortega se había declaradogemelo de Chávez, por llegar al gobierno el mismo día, uno en Caracas en la mañana, reelecto, y el otro al caer la tarde en Managua ¿buscando reelegirse?

EDUCACIÓN GRATUITA

El diseño político anti-democrático planteado desde el comienzo por Ortega-Murillo viene acompañado de positivos anuncios y medidas destinadas a garantizar la intervención gubernamental para mejorar la vida de la mayoría de la población, empobrecida y desde hace muchos años abandonada a su suerte para enfrentar indefensa los rigores del neoliberalismo más despiadado.

De gran impacto y aceptación popular fue el decreto presidencial hecho realidad el mismo 11 de enero por el ministro de educación, Miguel de Castilla, poniendo fin al modelo de la “autonomía escolar” instalado con el respaldo del Banco Mundial en 1992, al que el ministro calificó como perverso. Ese día se restauró, por fin, la total gratuidad de la educación pública y la supresión de cualquier cobro (matrículas, notas, actividades) en todas las escuelas e institutos del país.

El curso escolar inició el 29 de enero, pero sin el esperado aumento de matrícula. La alegría de las familias pobres por esta medida mantiene sombras por otros gastos indispensables para que sus hijos vayan a la escuela: el costosísimo material escolar, en primer lugar. Sombras y descontento también entre el magisterio, un sector del cual ha percibido en las nuevas autoridades del ministerio actitudes que imponen el cambio sin diálogo.

Se anuncia también la re-edición de un esfuerzo nacional y masivo de alfabetización entre marzo y agosto de 2007 con el método cubano “Yo sí puedo” -usado con gran éxito en varios países- y que ya se estaba empleando en varias alcaldías gobernadas por el FSLN. La tercera parte de la población adulta de Nicaragua es analfabeta.

SALUD GRATUITA
Y HAMBRE CERO

Gran eco y aplausos mereció también el anuncio de la ministra de salud, Maritza Cuan, de restaurar la total gratuidad de la atención (exámenes, cirugías, estadía y medicinas) en hospitales y centros de salud de todo el país, unido a la promesa de un pronto y pleno abastecimiento de medicamentos genéricos y esenciales en todo el sistema de salud pública.

El nuevo gobierno ha querido dar especial publicidad al programa Hambre Cero o Pobreza Cero, coordinado por el sociólogo Orlando Núñez, quien en todos los medios y por todo el país ha ido confesando que, aunque carece de personal capacitado para implementarlo y de recursos suficientes, cuenta con una enorme mística y con las decenas de ONG e iglesias que durante estos años se han dedicado a apoyar a la población rural más pobre con variados proyectos para que le sirvan de instancias ejecutoras de esta iniciativa gubernamental.

Aunque ha ido variando cifras y plazos, Núñez anunció inicialmente que el programa estará destinado a 75 mil familias rurales y que el Estado gastará 2 mil dólares en cada una, entregándoles como donación semillas, frutales, una vaca, una cerda y gallinas, además de un biodigestor, con el que frenar el consumo de leña. También serán beneficiadas con asistencia técnica y con créditos prácticamente subsidiados, al 10% de interés anual. En 2007 serán 10 mil las familias beneficiadas. Después, 15 mil anualmente. El programa costará 20 millones de dólares el primer año.

CORTE A LOS MEGASALARIOS

Para completar este positivo estreno de la urgente agenda social, y en una de sus primeras ruedas de prensa, Daniel Ortega anunció una reducción del 50% de los megasalarios en el Poder Ejecutivo, destinando el aproximadamente un millón de dólares que el gobierno se ahorrará a fortalecer éstos y otros programas sociales.

Aunque el impacto financiero de este recorte es limitado, su impacto simbólico es enorme, después de tantos años de insensibilidad y actitudes escandalosas y abusivas de altos funcionarios públicos. Ortega invitó a los otros Poderes del Estado a reducir los megasalarios de los que hoy gozan diputados y magistrados.

Días después, el Presidente anunció también la cancelación de compras de vehículos nuevos y un control estricto de los viajes al exterior en el Ejecutivo dentro de un plan que coordinará Murillo, quien lo calificó como “de emergencia y de austeridad”.

CON PETRÓLEO VENEZOLANO

Si el giro político es drástico -hacia la concentración y centralización de poder en la pareja gobernante- en las políticas públicas sectoriales orientadas a mejorar la vida de la gente, el giro es hacia el subsidio. La intervención gubernamental en las áreas de educación, salud, nutrición y desarrollo rural se basará en el subsidio estatal.
¿De dónde sacará el gobierno los recursos para echar a andar esta importante agenda social? La fuente para materializar estos justos empeños y hasta para una transformación estratégica en la infraestructura del país, va a estar en Venezuela. En los primeros días del nuevo gobierno, lo más novedoso y espectacular fue el despliegue de apoyo de Hugo Chávez a Daniel Ortega, ofreciéndole a Nicaragua un magnánimo paquete de colaboración e inversiones.
El primer regalo que traía el paquete de Chávez fue el perdón de la deuda a Nicaragua, de unos 33 millones de dólares. Después, el ya esperado regalo que llegaba en el paquete es el compromiso de Chávez de cubrir toda la factura petrolera de Nicaragua con crudo vendido a precios de mercado, pero a intereses y plazos concesionales.
Pero un grueso pelo aparece en esta sopa teniendo en cuenta el conflicto que la Esso Standard Oil mantiene con el gobierno venezolano y lo obsoleto de la única refinería de petróleo que tiene Nicaragua, que es de la Esso y que refina a un costo muy alto. Todo esto decidió a Chávez a reducir la cantidad de crudo que enviará a Nicaragua este año.

Inicialmente, el gobierno de Ortega contaba con recibir de Venezuela 10 millones de barriles anuales, todo el consumo nacional. Al venderlo, contaba con liberar unos 200 millones de dólares para aplicarlos al gasto social. Ya no podrá ser así. Venezuela sólo enviará diesel y bunker -que no necesitan refinación-, con lo que Chávez sólo cubrirá un tercio del total del consumo nicaragüense y los 200 millones disponibles se quedarán en 60 millones, reduciéndose el margen de maniobra del gobierno para ejecutar su agenda social.
Pero no sólo había estos recursos líquidos venezolanos para educación y salud, porque Chávez ha ofrecido también personal y materiales para reparar y remodelar escuelas y hospitales.

TRES MEGAPROYECTOS

La limitación con el refinamiento del crudo llevó a Chávez -grandilocuente en palabras y en propuestas- a anunciar en Managua el mismo 11 de enero tres megaproyectos de Venezuela en Nicaragua: una refinería, un oleoducto y un gasoducto.

Venezuela se propone construir en Monkey Point, a orillas del Caribe, una refinería de petróleo, para refinar, al margen de la Esso, crudo venezolano, tanto para consumo nicaragüense co¬mo para la exportación. También planteó Chávez extender hasta Nicaragua el gasoducto que prometió al gobierno de Panamá. Anunció también la construcción de un oleoducto que conectaría el Caribe (Monkey Point) con el Pacífico (Puerto Corinto). Venezuela utilizaría esta ruta para exportar sus combustibles, evitándose así los gastos de transporte por el canal de Panamá, que aún con la ampliación, ya no cuenta con capacidad para dar paso a super¬tan¬queros de petróleo.
¿Estas promesas de Chávez competirán con la que hizo en 2006 Vicente Fox, siendo Presidente de México, de construir en Centroamérica -en Panamá o Guatemala- dentro del Plan Puebla Panamá, una refinería para abastecer de combustible a toda la región?

Ya está en Nicaragua un equipo de técnicos venezolanos estudiando la factibilidad de la refinería, que sería una inversión de 1 mil 500 millones de dólares y podría procesar hasta 150 mil barriles diarios. A Venezuela le convienen estas megainversiones. Y a Nicaragua también. Chávez anunció en Managua que Nicaragua tendría la mayoría de las acciones de la refinería, que estaría en capacidad de funcionar y de exportar en dos-tres años.

MÁS PROYECTOS ESTRATÉGICOS

Además del paquete de colaboración energética -combustibles a precios preferenciales, refinería, oleoducto, gasoducto, más el envío inmediato de varias pequeñas plantas generadoras de electricidad para aliviar en el menor tiempo posible la crisis energética, provocadora de continuos apagones-, Chávez anunció otra obra estratégica: la construcción de una carretera de 500 kilómetros para unir el Atlántico con el Pacífico, partiendo de Bilwi hacia Río Blanco. Su costo se calcula en 350 millones de dólares y la construiría el ejército venezolano en colaboración con el de Nicaragua.

Otra colaboración, también estratégica porque dará respuesta a la necesidad sentida de miles de familias, es el compromiso venezolano de colaborar en la construcción de 200 mil viviendas populares en los cinco años del gobierno de Ortega. También hablaron los venezolanos de instalar en Nicaragua diversas fábricas, entre ellas una de producción de aluminio.
En el paquete venezolano también vienen regalos en recursos financieros, pues Venezuela participará en la agenda social facilitando créditos subsidiados. En su visita a Managua para la toma de posesión de Ortega, Chávez anunció arrancar este proyecto con 20 millones de dólares en crédito a bajos intereses para los productores rurales. Y establecer en Nicaragua el Banco de Venezuela, para financiar a los sectores productivos, al transporte público y al programa de viviendas sociales.

Todo este paquete de colaboración Venezuela-Nicaragua -que se supone es expresión de la entrada de Nicaragua en el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas)- fue aprobado por el Congreso de Venezuela a finales de enero, mientras en Nicaragua no se conocen exactamente sus alcances. Un mes después no se había hecho público ningún documento que permita analizarlos o debatirlos. Una expresión más del secretismo-hermetismo que domina las relaciones del entorno presidencial con la opinión pública.

“LIBERARNOS DEL FMI”

Días después de marcharse Chávez y en una rueda de prensa ante todo el cuerpo diplomático y representantes del Fondo Monetario, del Banco Mundial y de toda la cooperación internacional -todos se miraban tensos y quedaron sorprendidos-, Daniel Ortega calificó de totalmente delictivas las privatizaciones realizadas en el país con el respaldo del FMI y del BM y denostó al Fondo por sus políticas neoliberales, anunciando que el plan de su gobierno era independizarse totalmente del FMI. ¿El ALBA como salida estratégica frente al acuerdo con el FMI que Ortega tiene que negociar pronto?

Dos días después, el nuevo Presidente del Banco Central moderó el discurso de Ortega afirmando que ésa era la tendencia y el objetivo del nuevo gobierno, pero que la liberación del FMI sólo sería posible en dos o tres años. Y al día siguiente de este “polo a tierra”, Ortega recibió a la representante del Banco Mundial para América Latina, Pamela Cox, agradeciendo y valorando la positiva colaboración del BM con Nicaragua.

TRES INCERTIDUMBRES:
¿CUÁNTA DEUDA?

Ante estos bandazos -¿calculados, improvisados? ¿con sustento ideológico o con sustento económico? ¿fruto del deslumbramiento que produce el generoso paquete Chávez o destinados a la provocación y a flexibilizar la próximo negociación con el FMI?- surgen varias incertidumbres.

En el marco de las negociaciones con el FMI, ¿es compatible la deuda que generará la ayuda venezolana, por más concesional que sea, con la capacidad de absorber deuda que tiene hoy Nicaragua? A pesar de haber sido beneficiada con la condonación de deuda externa en la Iniciativa HIPC, y por estar dentro de esta iniciativa, Nicaragua está obligada a reducir su nivel de endeudamiento externo, que es aún muy elevado.
Esto significa que el país no puede adquirir cualquier cantidad de deuda, aun cuando se derive de dinero ofrecido en términos concesio¬na¬les, pues pondría en riesgo sus compro¬misos con una sostenibilidad futura. Nicaragua empezará a pagar el petróleo a Venezuela en el año 2009.

¿EN LA MISMA MESA?

Naturalmente, Nicaragua tendría más margen para adquirir nueva deuda conce¬sio¬nal si, como ya lo ha anunciado, el BID condona la deuda a los países más empobrecidos de América Latina. En nuestro caso serían nada más y nada menos que unos 800 millones de dólares.

Otra incertidumbre: ¿Hasta qué punto se armonizará la ayuda venezolana con la ayuda internacional que hasta ahora ha recibido Nicaragua, especialmente con los estilos y enfoques de la ayuda europea? Sin duda, son enfoques diferentes. En los últimos años el gobierno de Nicaragua y la comunidad internacional han desarrollado esfuerzos por armonizar políticas bilaterales y multilaterales. Y existe una Mesa de Donantes en donde se sienta la cooperación internacional con el gobierno. ¿Se va a sentar a esa Mesa Venezuela, que pasa ahora a ser el principal país cooperante con Nicaragua?
¿Y también se sentará a esa Mesa Irán, un país tan alejado cultural¬men¬te de Nicaragua y tan connotado políticamente en el escenario internacional? Después de la sorprendente visita a Managua del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, viniendo de Venezuela y de paso a Ecuador, prometiendo a Ortega un voluminoso paquete de cooperación -del que se conoce aún menos que el de Venezuela- cabría esperar que también Irán deba sentarse a esa mesa.

¿Existe un plan coherente para armonizar tan variados proyectos de cooperación externa? ¿O habrá dos, tres, hasta cuatro esquemas de cooperación: el de los europeos y Canadá, el de Estados Unidos, el de Venezuela-Irán, el de Taiwán? ¿Cómo se va a manejar esta tensión?

¿CUÁNTA PRESIÓN EUROPEA?

Y otra pregunta pertinente, que va más allá del paquete venezolano: ¿La cooperación bilateral europea va a “comprar” el paquete de reformas políticas que está llevando a cabo la pareja Ortega-Murillo? ¿Va a apoyar el nuevo enfoque de participación ciudadana, que violentará proyectos en los que las agencias europeas han invertido tanto en estos años? ¿Apoyarán el nuevo enfoque de subsidios en el desarrollo rural?
La firme posición de la cooperación europea exigiendo al gobierno de Daniel Ortega que rectifique la penalización del aborto terapéutico -atentado a los derechos humanos que fue alentado por Rosario Murillo y que fue posible con el voto de los diputados del FSLN- es un índice de que los gobiernos y agencias europeos harán reclamos que irán más allá de los balances fiscales y de los índices de la macroeconomía

¿DE DÓNDE SACAR
MÁS DINERO?

En este mar de incertidumbres y posibles contradicciones, y asumiendo que, a pesar de todo, se van a conservar las fuentes de dinamismo de la economía -inversiones, crédito, remesas, cooperación internacional, exportaciones tradicionales- y se van a conseguir los niveles de crecimiento previstos (3.5-4%), habría que tener en cuenta que el nue¬vo gobierno cuenta únicamente con los recursos¬ ya previstos en el Presupuesto 2007, aprobado por la anterior Asamblea en 2006.

Para responder a las expectativas y esperanzas de la población más pobre tiene tres caminos: reasig¬nar los recursos del presupuesto de un rubro a otro, conseguir más dinero por la vía de los impuestos o conseguir ayu¬da¬ externa adicional para el presupuesto.

¿Reasignar recursos en el presupuesto? El margen de maniobra que tiene el gobierno no es mucho. Moviendo partidas de acá para allá no obtendría resultados verdaderamente significativos.

¿Más impuestos? No se ha escuchado una sola palabra de ningún funcionario del nuevo gobierno sobre la profunda reforma fiscal que Nicaragua necesita para eliminar las abundantes exoneraciones que privilegian a los ya privilegiados, y para que quienes no pagan impuestos los paguen y quienes ganan más paguen más. ¿Ayuda externa? La venezolana parece asegurada. Pero, ¿cómo vendrá, cómo se administrará? ¿Por fuera del presupuesto?

¿SE RENEGOCIARÁ
LA DEUDA INTERNA?

El otro margen de maniobra lo tiene el gobierno en la renegociación de la deuda interna. Esta deuda, que pesa implacablemente sobre la economía, está compuesta por la deuda adquirida por los bonos CENI, emitidos tras las quiebras bancarias, y por la adquirida por los bonos BPI, para indemnizar a los confiscados de los años 80.
En el caso de los CENI se anuncia una resolución de la Contraloría que identificaría los aspectos fraudulentos de aquella operación y que facilitaría al nuevo gobierno hacer a los bancos que tienen hoy esos bonos y cobran esa deuda una propuesta favorable de renegociación.

En el caso de los BPI, resulta irónico que le toque a Daniel Ortega -quien estuvo al frente del gobierno que confiscó- cumplir ahora con los afectados, a costa de que esto le limite, sus promesas sociales. Aunque Ortega se quejó retóricamente de esta situación, sugiriendo que no pagaría, tan sólo días después, su ministro de Hacienda anunció que el nuevo gobierno ya había emitido bonos para pagar 100 millones de dólares, la mitad de lo que en 2007 le toca al gobierno pagar por los BPI.

Está en el aire aún si, una vez renegociada la deuda de los CENI, Venezuela cumpliría otra de sus muchas promesas: comprar la deuda interna de Nicaragua para así liberarle recursos monetarios a Ortega. Venezuela hizo esta operación con Argentina y según Chávez, ganó así 300 millones de dólares.

VENEZUELA:
MERCADO “SEGURO”

También hay señales de que en las políticas de desarrollo rural no sólo regresamos a los subsidios, sino también a un enfoque que podríamos llamar productivista. El énfasis vuelve a ser subsidiar al sector rural para que produzca más. Porque Venezuela también ha prometido comprar la producción agrícola de Nicaragua.
Anunciaron que comprarán nuestros frijoles aunque sean más caros que los frijoles chinos que ahora consumen. También ofrecen comprarnos carne, azúcar y otros productos. Incluso se ha hablado de que Nicaragua pagará el petróleo con su producción agrícola. Venezuela importa casi el 70% de los alimentos que consume.

La intervención del Estado en los mercados rurales no se va a limitar al crédito subsidiado. Existe la iniciativa de revivir y fortalecer ENABAS (Empresa Nacional de Granos Básicos) para regular estatalmente los precios internos y para acopiar la producción que se exportará a ese nuevo mercado ¿seguro? que será Venezuela.

NICARAGUA,
¿ENCLAVE VENEZOLANO?

Por todas las esquinas estamos entrando a un cierto “colonialismo” venezolano haciendo nuestro su petróleo, sus proyectos, su discurso, ¿también sus crisis? Chávez llegó el 10 de enero: vino, vio, prometió... y enseñoreó. No sólo ofertó una generosa colaboración económica en varios campos estratégicos. Habló también de la importancia de la reelección presidencial cuando se quieren llevar adelante proyectos de verdadero cambio social, a la vez que colocaba a Ortega entre los que eso quieren, llamándole uno de los imprescindibles.

Nos dijo que durmiéramos tranquilos los próximos 200 años porque todo el petróleo que necesitaremos lo tendremos disponible en Venezuela. Las “misiones” sociales y militares de Chávez ya están llegando a Nicaragua a trabajar con las organizaciones sandinistas de trabajadores del campo, con los educadores, con los obreros de la construcción.
Chávez ha aprendido a gobernar, con su enorme popularidad, con la legalidad vigente y más recientemente, manipulando a su antojo esa legalidad para consolidar su proyecto de justicia social: cuenta desde este enero con 18 meses para gobernar por decreto en áreas estratégicas.

Ortega se estrenó el mismo día de su toma de posesión con decretos que cambian la organización del Estado y buscan cooptar la participación ciudadana construida en estos años. Daniel Ortega parece tentado a esta misma fórmula. De hecho, ya la venía ensayando con probado éxito en los 16 años de su gobierno “desde abajo”, en los que manipuló constantemente instituciones y leyes a favor de sus intereses personales y de los de su círculo más cercano. ¿La fórmula del nuevo gobierno se hará posible con la colaboración económica venezolana más la inspiración política del chavismo?

BAJO TERAPIA DE SHOCK

Frente a giros tan drásticos, unos mirando hacia atrás sin ira; otros buscando en el este, en la Venezuela chavista, el nuevo dios del que dependerá nuestro futuro; otros mirando hacia la pareja presidencial de la que emana el nuevo poder, ¿qué reacciones se perciben?

El gran sector empresarial esperaba, tras las señales que Ortega les dio desde el 6 de noviembre de 2006 hasta su pintoresca toma de posesión, que todo iba a seguir igual en el juego neoliberal, que sólo cambiarían los managers del partido. Propusieron y esperaban en el gabinete a colegas que les garantizaran continuidad. Pero el gabinete de Ortega nada tiene que ver con las apuestas iniciales de la élite empresarial. Tampoco tiene nada que ver con un gabinete de “unidad nacional” o de “reconciliación”, como Ortega prometió. Responde a las varias líneas de intereses que controlan hoy la cúpula del FSLN.

Todos los sectores empresariales y muchos sectores sociales están desconcertados con la terapia de shock que Ortega ha recetado casi diariamente en su primer mes. La receta parece ser shock-moderación-nuevo shock-nueva moderación. Esto genera mucha incertidumbre, mientras que va consolidando el nuevo modelo.

En la gran empresa hay una especie de “huelga de brazos caídos” en decisiones inversionistas. El sector de construcción de viviendas -el más dinámico de los últimos años, el que paga los mejores salarios a sus trabajadores- experimentó una contracción. El sector empresarial mediano es el que mejor va a responder al crédito barato y el FSLN va a apostar a ellos.

ESPERANZAS Y TENTACIONES ANTE UN “ARCA ABIERTA”

Entre la gente más empobrecida y la tradicionalmente sandinista hay muchas esperanzas mucha confianza en que sus genuinas aspiraciones tendrán respuesta. Se escucha: “Dejen hacer al hombre, él es el único que está con nosotros los pobres”, “No hay que ser tan críticos”, “No vean pelos en la sopa”. Coincide con ellos Alemán, el socio de Ortega, cuando afirma: Hay que tener paciencia, si se comienza desde un principio con el prurito de criticar, no va a ser positivo nada.

La pregunta es si las políticas sociales del gobierno Ortega apuntan a hacer ciudadanos de todos estos pobres o si sólo serán una alternativa a la ciudadanía, tal como ya lo son las políticas de compensación social de los gobiernos neoliberales.

Los pobres profundamente antisandinistas tienen temor a que Ortega repita sus “locuritas” y no se fían. Son bastantes quienes andan entusiasmados con las promesas que circulan a costa del ALBA: becas para ir a estudiar a Cuba, cura de enfermedades en Cuba o Venezuela, operaciones “milagro” de los ojos con viaje incluido a la isla o a Caracas, empleos en el gobierno con buenos salarios, viviendas gratis...

Entusiasman y deslumbran los regalos del paquete venezolano, que también generan preocupaciones por esa arraigada y peligrosa tendencia a que “lo que no nos cuesta hagámoslo fiesta”. En una sociedad que viene perdiendo el sentido del servicio público, con una población tan empobrecida, tan tolerante aún con la corrupción y tan proclive al clientelismo no son infundados los temores ante el arca que Venezuela nos ha abierto.

EL PLAZO ELECTORAL
EN EL HORIZONTE

La asustada élite empresarial trabaja con ahínco para reunificar a la derecha, consciente de que su división fue lo que facilitó que Ortega ganara con el 38% de los votos. Ese porcentaje que le dio el gobierno a Ortega es más o menos el que votó por la más que mediocre oposición venezolana para que le quitara el gobierno a Chávez.

Ante las provocaciones de Ortega en los primeros días -la más singular, la presencia y las palabras del presidente de Irán en suelo nicaragüense-, Estados Unidos parece apostar a la tolerancia para no darle ninguna justificación política a Ortega. El embajador estadounidense permanece públicamente impertérrito, mientras seguirá promoviendo la reunificación de la derecha, evitando repetir las torpezas que cometió durante la campaña electoral. Para conseguir éxito, es previsible que tenga que flexibilizar su posición de total rechazo a Alemán, que continúa en control del PLC.

Si las elecciones municipales de noviembre de 2008 marcan un horizonte para la reunificación de los liberales, que tendrán el objetivo de ganar el máximo de alcaldías -así lo expresan los alemanistas del PLC y los liberales de la ALN-, esas elecciones le supondrán al FSLN un enorme desafío si no las quiere perder.

El FSLN gobierna hoy en más de 80 de las 152 alcaldías del país, en las más importantes y más pobladas. No puede perder ninguna y debe ganar más. Estas elecciones funcionarán como una especie de “referéndum” de este segundo gobierno de Daniel Ortega, ya sin guerra y ahora en “amor y reconciliación”. Para salir bien de esta próxima prueba electoral, desde ahora hasta entonces el gobierno Ortega-Murillo deberá haber reducido al mínimo las incertidumbres con que ha arrancado su gestión, deberá haber alineado a todos o a casi todos en el nuevo diseño político o por la fuerza o a punta de prebendas y favores y tendrá que exhibir mejoras sociales, sustanciales, visibles y masivas.
Para lograr esto, el tiempo con el que cuenta el FSLN no es mucho. Tampoco es mucho el tiempo con el que cuentan los liberales para reuni¬ficarse, después de tantas crisis políticas y emocionales. ¿No caerán entonces el FSLN y el PLC en la tentación de juntar las elecciones municipales con las presidenciales del 2011, como ya intentaron hace unos años?

EL TIEMPO, EL IMPLACABLE

El tiempo irá despejando incógnitas. Añadirá otras. Resolverá ecuaciones. Nos mostrará si las esperanzas ya son realidades o si fueron ilusiones, sombras nada más. Nos indicará el tiempo si los espejismos lo eran: trampas de la mente para no pensar, lindezas colocadas en el horizonte para aturdirnos, alucinaciones nacidas de nuestras miserias y de nuestra cultura resignada, mágica y poco responsable. O si al final del desierto había en verdad fuentes de agua clara, palmeras. El tiempo nos dará la justa medida de nuestros temores. Colocará en su lugar muchas cosas que ahora no tenemos aún capacidad de dimensionar.

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