Nicaragua
“Golpe a golpe, paso a paso, la crisis mundial nos está afectando severamente”
Arturo Grigsby, economista, director del Instituto de Investigación y Desarrollo Nitlapan de la UCA,
analizó la situación política y económica de Nicaragua
ante la crisis económica mundial e identificó las primeras señales de cómo nos está afectando ya, en una charla con Envío, que transcribimos.
Arturo Grigsby
La característica principal de la actual crisis económica mundial es que ha tenido su origen en el Norte, en el mundo desarrollado. A diferencia de crisis importantes más recientes, que ocurrieron en países en vías de desarrollo -la de los países asiáticos en los años 90 o a la provocada por el “efecto tequila” en México en 1994- ahora la crisis se origina en Estados Unidos, concretamente en sus mercados financieros y más concretamente -y ése fue el detonante de la crisis- en su mercado inmobiliario.
La crisis se propagó a los otros sectores de la economía estadounidense y al resto del mundo, mostrando que la globalización de los mercados ha avanzado más de lo que se creía, poniendo en evidencia la incapacidad del Estado en los países desarrollados de regular sus economías y la carencia de un marco regulatorio global del funcionamiento del mercado mundial.
La Gran Depresión de 1929 es comparable a la crisis de este 2008
El consenso mundial es que esta crisis no va a terminar pronto, sino que estamos en presencia de la recesión mundial más larga de la historia reciente. Durante cada uno de los últimos tres meses, millones de trabajadores ha quedado en el desempleo en Estados Unidos y el sistema financiero prácticamente ha colapsado. El Premio Nóbel de Economía de 2008, Paul Krügman, columnista de “The New York Times”, ha sugerido que la banca estadounidense sea nacionalizada temporalmente. Pero el problema no es sólo que los sistemas financieros estadounidense, europeo y asiático estén en crisis, sino que también lo están las corporaciones y empresas de sectores claves de la economía de esos países, con altos niveles de endeudamiento. Y que los hogares europeos y estadounidenses están también sobre-endeudados. Ésa es la magnitud de la crisis.
También hay consenso en comparar la crisis actual con la Gran Depresión de 1929. Antes de analizar cómo nos afectará esta crisis, es útil recordar cómo afectó a Nicaragua y a Centroamérica la crisis de hace 80 años. En aquella época, Nicaragua vivía de exportar café. Con la crisis, el precio del café se desplomó, lo que afectó a todos los países centroamericanos que tenían en el café su principal producto de exportación. Afectó algo menos a Honduras, que ya dependía más de la exportación de banano. Como consecuencia, en toda la región se redujo drásticamente el gasto público porque no había recursos para lo más básico y se retornó, en buena medida, a la agricultura de subsistencia. El ingreso per cápita de los nicaragüenses sólo se recuperó hasta los años 50. En Guatemala, Costa Rica y El Salvador se recuperaron más rápido porque ya tenían economías más diversificadas. Aquella depresión mundial duró más de una década. El consenso actual es que la mayor dureza de esta crisis durará dos o tres años.
En el año 2008 no sentimos tanto la crisis en Centroamérica y Nicaragua, tal como se sintió en América del Norte, Europa y Asia. A diferencia de la crisis de los años 30, hoy en Centroamérica estamos en mejores condiciones, porque nuestras economías están un poco más diversificadas y porque en términos relativos se han desarrollado y fortalecido los Estados nacionales y las instituciones que regulan sus economías. Sin embargo, ya tenemos en Nicaragua señales importantes de crisis.
La crisis ha reducido la demanda y los precios internacionales de nuestras exportaciones
La primera vía por la que nos está afectando ya la crisis es la reducción de la demanda de los precios internacionales de nuestros productos de exportación. A principios de 2009, por ejemplo, había ya 5 millones de libras de langosta embodegadas, porque no hallaban salida en su mercado tradicional, Estados Unidos. La langosta es un producto caro, de lujo, y en tiempos de crisis lo primero que se reducen son los lujos. La demanda de langosta ha bajado significativamente en todo el mundo al reducirse la capacidad de compra en los hogares del Norte. Con la carne -uno de nuestros productos de exportación más importantes- ha pasado algo similar: se ha reducido la demanda mundial. Los municipios ganaderos de Nicaragua están sintiendo ya la crisis. Hace unos meses pagaban el kilo de carne en el matadero a 52 córdobas y ahora, a finales de febrero, lo pagan a 36.
En la caída del precio mundial de la carne inciden también otros factores. Cuando el petróleo estaba a precios tan altos se produjo una presión sobre los precios del maíz, porque Estados Unidos produce etanol a partir del maíz. Y cada vez más maíz se destinaba a etanol y menos a producir el concentrado que es la base de la alimentación del ganado. Como resultado de esa combinación, el precio de la carne subió. Pero ahora, con la reducción del precio del petróleo, el precio de la carne ha bajado y hasta hay fábricas de etanol en Estados Unidos que están cerrando. Esto ha incidido en la reducción del precio del maíz y de la carne. Otro síntoma con la carne: en los últimos años hemos visto venir a mexicanos que compraban ganado en Nicaragua, se lo llevaban flaco a México, lo engordaban allá y lo vendían a los mataderos mexicanos, pero con la crisis, que está afectando mucho a México, también ha bajado allí la demanda de carne.
Como consecuencia de la baja en la demanda de nuestros productos de exportación, y en la reducción de sus precios, ya estamos perdiendo bastantes ingresos. El director del centro de exportaciones del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio anunció que en enero de 2009 las exportaciones se redujeron en un 26% con relación a enero-febrero de 2008. Si esta tendencia se mantuviera la pérdida sería significativa.
Hay algunas salvedades a tener en cuenta al hablar de esta primera vía por la que nos afecta la crisis mundial. Una, que los ingresos de las exportaciones de café van a caer este año, pero no sólo por la crisis internacional, sino porque la cosecha de café en Nicaragua disminuyó, y ése es un comportamiento cíclico de nuestra producción, aún muy tradicional, siempre con altibajos de años buenos y años malos. Otra salvedad: a pesar de que los precios internacionales de los principales productos de exportación han descendido, todavía siguen siendo rentables, tanto para el país como para la agroindustria nacional y los miles de productores que viven de estas actividades económicas. Por ultimo, la caída de los precios internacionales del petróleo podría significar que lo que perdemos por la baja en los ingresos provenientes de las exportaciones lo podríamos compensar con la compra de petróleo más barato.
Un petróleo más caro y una reducción de las remesas de nuestros migrantes
Nicaragua importa unos 10 millones de barriles de petróleo al año. Antes de la caída de los precios del crudo, se calculó en 100 dólares el barril de petróleo, lo que significaría gastar 1 mil millones de dólares en importación de petróleo. Pero con el petróleo como ahora, a 40 dólares el barril, gastaremos sólo 400 millones. Nos ahorramos 600 millones. Y podría suceder que nos ahorráramos más en el petróleo que lo que perdemos por la caída de los precios de nuestras exportaciones.
Otro canal por el que la crisis mundial se nos transmite es la situación en que puede quedar nuestro principal producto de exportación: la gente, los nicaragüenses y las nicaragüenses que emigran. No hay aún datos que reflejen cuánta es la caída de las remesas. Las remesas enviadas por nuestros emigrantes, fundamentalmente desde Estados Unidos y desde Costa Rica, vienen creciendo todos los años desde hace por lo menos 15 años. En el año 1990 ni siquiera aparecían registradas las remesas en las cuentas nacionales. Y ahora son el producto de exportación número uno de Nicaragua. No sólo aquí. Según un estudio del Banco Mundial, hay en el mundo al menos 28 países donde esto sucede. Los más cercanos, Honduras, Guatemala y El Salvador, especialmente El Salvador, donde las remesas son la fuente de vida número uno del país.
Todos estos países que viven de las remesas, también Nicaragua, están hoy en problemas. En el mundo desarrollado uno de los sectores más golpeados por la crisis es el de la construcción. ¿Cómo construir nuevas casas y venderlas si las que ya hay la gente no las puede pagar? Y hay muchos migrantes nicaragüenses en Estados Unidos y en Costa Rica trabajando en la construcción. Si el desempleo en la construcción se mantiene las remesas de estos migrantes se reducirán.
La construcción en Costa Rica también ha decaído y ese sector está estrechamente relacionado con la industria del turismo, también decaída. Porque un viaje de turismo a Costa Rica desde Europa o desde Estados Unidos es de lo primero que corta una familia de clase media en situación de crisis. La economía costarricense -y ya lo muestran las estadísticas- está en una clara desaceleración y el crecimiento va a ser este año mucho menor de lo que fue en los últimos años. Para miles de nicaragüenses que trabajan en la construcción esto es un gran problema. Probablemente, para las miles de mujeres nicas que trabajan en Costa Rica como empleadas domésticas o para los hombres que trabajan en gasolineras, como vigilantes o en otros servicios, no lo será tanto.
El recorte de remesas dependerá entonces del sector donde trabaje nuestra gente. Aún sin suficiente monitoreo, las señales que hasta ahora tenemos no son buenas: reducción de oportunidades de trabajo, reducción del número de remesas y reducción de la cantidad de dólares que se envía en cada remesa.
Una pregunta que nos hacemos hoy es ésta: Si la crisis afecta tanto en Nicaragua como en Costa Rica, ¿habrá más o menos migración? ¿O nuestra gente dirá: en Costa Rica estamos mal, pero en Nicaragua estamos peor? Lo que estamos viendo ya es que algunos migrantes están regresándose, pero también vemos que otros están yéndose. Ésta es una crisis global generalizada y en todos lados las cosas están mal. Vemos entonces que si la reducción en las exportaciones se compensa con el abaratamiento del precio del petróleo, la reducción del monto global de las remesas podría compensarse si la emigración aumenta.
Menos créditos, más clientes morosos en la banca
Una de las vías más sensibles por las que nos llega ya la crisis mundial es la reducción del crédito que las empresas exportadoras y manufactureras agroindustriales de Nicaragua reciben para poder comerciar. Quien importa, por ejemplo, fertilizantes o automóviles o llantas, ha construido el crédito que recibe sobre una relación de confianza con proveedores de Estados Unidos, Europa o Japón. Ese crédito está aumentando hoy su costo porque los proveedores de los países desarrollados tienen menos recursos. Por la misma razón, quienes exportan aquí maní, café u otros productos no están recibiendo adelantos por sus ventas. El problema del financiamiento también está afectando a todos los bancos, a los del Norte y a los de aquí. El Banco Uno de Nicaragua fue comprado por el Citibank, uno de los bancos de Estados Unidos más afectados por la crisis, lo que significa que el Citibank difícilmente puede transferir recursos a su filial en Nicaragua.
Por efecto del deterioro económico, los bancos tienen también más clientes morosos y eso los hace más conservadores en la entrega de crédito. La tendencia es a quedarse solamente con los clientes conocidos y a elevar las tasas de interés, agravando de esta manera la recesión económica. El riesgo de que en esta situación haya en Nicaragua quiebras bancarias es muy real por la fragilidad de nuestro sistema financiero. La cartera de préstamos de los bancos muestra ya un deterioro: el nivel de morosidad ha subido y la Superintendencia de Bancos estableció una regulación más estricta para los préstamos de consumo personal. Porque en Nicaragua -especialmente en Managua- existe un sobre-endeudamiento de la población con las tarjetas de crédito, con las microfinancieras, y hay mucha gente con cinco y seis créditos con cinco y seis instituciones diferentes. La crisis va a agudizar este problema. Entre las medidas que anunció en enero el gobierno dijo que buscaría 200 millones de dólares del BCIE para apoyar las reservas internacionales y 300 millones de dólares del BID para apoyar al sistema financiero. El BID no lo autorizó porque Nicaragua es un país HIPC (pobre y altamente endeudado) y no puede por esto contratar préstamos a un tasa de interés superior al 2%, como hubiera tenido este préstamo.
Ciertamente, si un banco quebrara y el gobierno tuviera que intervenir, ¿de dónde sacaría los recursos, cuando no tiene para cubrir lo que había programado en salud, educación y en inversiones públicas?
Crisis en las microfinancieras que dan crédito a los sectores populares
También el crédito a los sectores populares a través de las microfinancieras está ante una crisis. Es previsible una contracción del microcrédito por el problema de liquidez de recursos de quienes prestan a las microfinancieras y por la elevación del riesgo país. Las microfinancieras que no son entidades bancarias, que no captan dinero del público sino que captan fondos en el exterior, también están teniendo problemas. Nicaragua se ha vuelto un país más riesgoso para el inversor internacional. Por su conocida y evidente fragilidad ante la crisis y porque las instituciones que prestan a las microfinancieras han observado los efectos del movimiento “no pago”, alentado por el gobierno. Aunque este movimiento -que exigía prácticamente la condonación de las deudas- ha sido minoritario, sí ha causado daños en las zonas donde ha operado más activamente -Ocotal, Jalapa, Camoapa- y ha provocado un daño a todo el país. Cuando los mercados de los países desarrollados tienen menos dinero para prestar, la respuesta inmediata ante el alboroto del movimiento “no pago” ha sido cortarle recursos a Nicaragua. Y ya hay muchas microfinancieras que están teniendo problemas para mantener la cartera de clientes que tenían. No sólo tienen dificultades para crecer, sino para mantenerse.
Esto es grave, porque los microcréditos son clave para que los hogares que tienen negocios propios en los pueblos y ciudades y también para los que viven de la agricultura y de la ganadería enfrenten la crisis y cuenten con el capital de trabajo que necesitan para sobrevivir. Un colapso o una reducción muy fuerte del volumen del microcrédito tendría un impacto negativo muy grande en la economía popular, porque en microcréditos se canalizan 500 millones de dólares anuales, lo que significa que las microfinancieras llegan a 350 mil familias.
Otra vía por la que la crisis internacional nos está golpeando ya es la disminución de los flujos de inversión extranjera. En 2007, primer año del gobierno del FSLN, la inversión extranjera directa fue superior a la del 2006, último año de gobierno de Bolaños. La inversión extranjera en 2007 se dirigió fundamentalmente a instalar fábricas de textiles en zonas francas, la mayor de ellas, la gigantesca ConeDenim, instalada en Ciudad Sandino, donde se integra el proceso de fabricación del hilo y la tela con la producción de bluyines. Pero ya no es así, esa inversión ya no llega o se ha ido. A finales de 2008, la coordinadora del Movimiento de Trabajadoras de la Maquila informó que en 2008 se perdieron 22 mil puestos de trabajo en la maquila, que en total da empleo a algo más de 90 mil personas. ¿Cuál va a ser el atractivo para venir a fabricar textiles en Nicaragua, cuando se ha reducido la demanda mundial y cuando los precios de la mano de obra en Asia son bastante menores que en Nicaragua? Algunas fábricas que se fueron de Nicaragua se han ido a instalar a Camboya.
Además de todo esto, en estas crisis siempre surgen tendencias al proteccionismo, al nacionalismo. En este sentido, la crisis también puede afectar nuestras exportaciones al resto de Centroamérica. Ya hemos visto medidas proteccionistas y arancelarias en Honduras que perjudican la exportación de carne nicaragüense a ese país y en la segunda mitad de este año podríamos ver medidas proteccionistas de El Salvador frente a los quesos nicaragüenses. En Costa Rica los productores de frijol ya han exigido y logrado una ley que establece que quienes compren frijol a los productores nicaragüenses tengan que comprar igual cantidad de frijol a los productores nacionales.
Es una crisis que afecta a toda Centroamérica
La crisis y sus efectos no sólo la estamos sintiendo en Nicaragua. Se siente, con mayor o menor intensidad y magnitud -por las diferencias de la estructura económica en cada país- en toda Centroamérica y en el conjunto de países en desarrollo. La caída de las remesas nos afecta a todos los centroamericanos, menos a Costa Rica. La reducción de los precios de los productos de exportación nos afecta a todos. La caída de los flujos de inversión también. En Centroamérica, Nicaragua es el país con una economía más vulnerable.
El Banco Mundial señala dos criterios básicos para medir la vulnerabilidad económica de un país. Uno es la situación de las finanzas del gobierno y otra la situación de las finanzas externas del país. Y concluye que aquellos países que tienen un déficit fiscal inferior al 2% de su PIB están en mejores condiciones que los que lo tienen superior, porque tienen recursos de reserva para contrarrestar la crisis y se pueden endeudar. En el caso de Nicaragua, para 2009 se proyecta un déficit fiscal algo menor del 4% del PIB. El otro indicador del Banco Mundial fija un límite del 3% de déficit de la actividad de la banca. En el año 2007 Nicaragua tuvo un déficit del 16% y el estimado para 2008 será 24%, lo que tuvo que ver con la subida de los precios del petróleo.
¿Cómo afectó la economía el fraude electoral de 2008?
¿Y cómo cubre Nicaragua su déficit fiscal? Lo cubre con la ayuda que la cooperación internacional da al presupuesto nacional. Y ésa es la ayuda que el gobierno de Nicaragua ha perdido después de las evidencias de fraude en las elecciones municipales de noviembre de 2008. ¿Y cómo cubrimos el déficit en las finanzas externas, donde estamos aún peor y somos aún más vulnerables? Lo cubrimos también con ayuda externa -que hoy se ha reducido por razones políticas- y con flujos de inversión de capital extranjero, que se han reducido por la crisis mundial.
Así está la economía nacional en este momento, expuesta a un riesgoso grado de vulnerabilidad. Y eso explicaría algunos cambios en el discurso del gobierno hacia la cooperación internacional y el hecho de que todavía se mantenga en el tapete el tema del fraude electoral en las negociaciones del gobierno con la Unión Europea, que era la que cubría el déficit, a través del Grupo de Apoyo Presupuestario integrado por varios países e instituciones multilaterales.
Con la crisis post-electoral y las evidencias del fraude, la ayuda correspondiente al presupuesto de 2008 no terminó de desembolsarse y la correspondiente a 2009, aunque fue programada, no está asegurada. El gobierno hizo sus proyecciones fiscales para el presupuesto de 2009 contando con que tenía asegurada la ayuda europea ya programada y que la economía y, por consiguiente, las recaudaciones fiscales iban a seguir creciendo al mismo ritmo de años anteriores. En esas proyecciones aparece ahora un déficit de 160 millones de dólares. Para tapar ese “hueco” decidió el gobierno un plan de austeridad, y a la par está emitiendo bonos para que se los compren los bancos nacionales.
A diferencia de Estados Unidos, Nicaragua no puede lanzar un voluminoso paquete de estímulos fiscales, subsidios y expansión de la inversión pública como ha hecho el Presidente Obama. Tampoco puede nuestro Banco Central hacer una rebaja radical de las tasas de interés y realizar una inyección masiva de liquidez, como ha hecho la Reserva Federal de Estados Unidos porque tenemos una economía altamente dolarizada y porque cualquier medida de este tipo se traduciría en mas importaciones y, por consiguiente, en un aumento del insostenible déficit externo y en una disminución significativa de nuestras escasas reservas internacionales.
Al contrario, el gobierno de Nicaragua ha tenido que recortar el gasto público y mantener una política monetaria conservadora. En vez de disponer de un mecanismo de compensación de la crisis, lo que ha hecho es profundizarla al recortar el gasto público y la inversión pública. Y en gran medida, la limitación que hoy tiene el gobierno para hacer otras cosas la ha originado el conflicto político con la comunidad donante que compensaba nuestro deficitario presupuesto.
¿Cómo impactará todo esto al 70 por ciento de los hogares?
¿Cómo impactará a los hogares esta situación tan crítica, especialmente en los hogares que sobreviven bajo la línea de la pobreza y que son un 70% de los hogares del país? Ya en 2008, con el impacto del aumento del precio del petróleo y de los precios de los alimentos, el deterioro del salario real llegó a más del 17%. Esto significa que los hogares que dependen de trabajo asalariado entran a esta segunda etapa de la crisis “con los pies hinchados”. ¿Cuál es la salida? ¿Qué el gobierno decrete un aumento del salario mínimo? Difícilmente sería esto viable porque las empresas ya están en problemas y buscando cómo reducir personal y si se aumentan los salarios desemplearían a más.
La capacidad adquisitiva de los hogares que no dependen de salarios, sino que tienen negocios familiares y por cuenta propia también se ha reducido porque hoy venden menos. Donde el capitalismo está muy subdesarrollado hay muchos pequeños negocios familiares y sólo unas cuantas grandes empresas. En Nicaragua es enorme la cantidad de pequeños negocios informales y muy pocas son las grandes empresas auténticamente capitalistas. En las estadísticas de empleo en Nicaragua observamos una minoría de gente con empleo estable y salario.
En una situación tan crítica, podemos prever que en 2009 los hogares que dependen de salarios, de la venta en sus negocios, y también de las remesas, van a padecer muchas carencias. El gobierno tendría que hacer algo para ayudar a la gente a enfrentar este recio temporal. Hay cosas que se pueden hacer: aumentar el crédito para los sectores productivos y la economía informal a través de las redes de financiamiento estatal, bancos privados, microfinancieras y cooperativas; programas de vivienda popular que den empleos y reactiven la industria de la construcción; programas de mejoramiento de viviendas en los barrios populares; programas de adoquinado de calles y de caminos rurales, que dan más trabajo que el pavimentado con asfalto; expansión de las transferencias municipales porque las alcaldías tienen capacidad de ejecutar proyectos a corto plazo y así generar empleos; construcción de escuelas y centros de salud… Hay que promover todo tipo de programas que creen fuentes de trabajo y también los que promuevan el acceso de los hogares pobres a los alimentos. Se puede fortalecer el canal de distribución de alimentos de Enabas ampliando su abanico de productos y su cobertura geográfica. También se puede ampliar la cobertura del programa del desayuno escolar y del bono productivo alimentario (Hambre Cero).
La actitud hostil del gobierno hacia la cooperación internacional complica la crisis
Si algunos programas sociales del gobierno, como la gratuidad de los medicamentos en la red de salud pública o los desayunos escolares en las escuelas estatales, no se pueden sostener por escasez de recursos eso generará más deterioro en la salud de la gente y ausentismo escolar. Cuando hay crisis, las familias también comen menos y les significa un respiro mandar a la escuela a los hijos si allí les dan de comer. En tiempos de crisis también se saca a los niños de la escuela porque no hay cómo vestirlos y hay que ponerlos a trabajar para ayudar a la familia.
El gobierno carece de recursos para enfrentar todas estas tragedias familiares por el problema político que ha provocado con su actitud hostil hacia la cooperación internacional y por las reacciones de la cooperación internacional ante el fraude electoral. El gobierno se comportó así con la cooperación porque tenía confianza en que la ayuda venezolana seguiría siendo su “gallina de los huevos de oro”. Estaban entonces altos los precios del petróleo, ya no.
En cualquier caso, con fraude o sin él, la ayuda al desarrollo de los países del Norte a los del Sur también va a disminuir con la profundización de esta crisis. Durante muchos años ha estado vigente la propuesta de que los países desarrollados dediquen, por lo menos, el equivalente al 0.7% de su PIB a cooperar con los países pobres para que superen su atraso. Ahora, ese propósito y los avances que ya iban en esa dirección serán posiblemente revertidos. Así que no sólo los flujos de capital privado extranjero se reducirán, sino también los flujos de capital oficial del Norte al Sur posiblemente se estancarán o disminuyan.
El rol del Estado en esta crisis es clave. Y por eso no se pueden dejar de vincular los efectos de la crisis económica mundial a la dinámica política nicaragüense. Los resultados de la negociación entre el gobierno y los países donantes es crucial para el futuro inmediato de Nicaragua. El embajador de Noruega -condecorado por el gobierno como una más de las iniciativas para recomponer sus relaciones con la cooperación internacional- dijo en la ceremonia de condecoración las dos ideas centrales que hoy manejan los donantes: enfatizó los criterios de gobernabilidad democrática exigidos por los países cooperantes para brindar ayuda internacional y, al mismo tiempo, pidió a los países donantes que no se retiren de Nicaragua. Según los énfasis en uno u otro criterio, los países que tienen los recursos que necesitamos para enfrentar la crisis se han dividido. Y esta división era ya perceptible desde 2008.
Se fue Suecia, se fue Finlandia… y Alemania y la Unión Europea suspendieron la ayuda presupuestaria por el fraude
Un grupo de países considera que este gobierno no respeta las reglas de gobernabilidad democrática establecidas por la cooperación, que no va a rectificar y que, como sobran los países a donde ayudar, se van de Nicaragua…Pensando así, se fueron los suecos y los finlandeses y los alemanes se retiraron de la ayuda presupuestaria y la Unión Europea suspendió sus desembolsos al presupuesto. Otro grupo de países considera que hay que seguir ayudando a Nicaragua para evitar que se profundice el deterioro, pero ha decidido no ayudar más a equilibrar el presupuesto, sino sólo cooperar con proyectos gubernamentales. Hay otro grupo de países que ha decidido ayudar solamente a proyectos, pero no a los proyectos del gobierno sino sólo a los de los organismos no gubernamentales. Hay también otro grupo de países que piensa que el costo de suspender la ayuda presupuestaria será muy alto para la población nicaragüense y muy alto para el desarrollo de largo plazo del país y, por eso, buscan una salida.
La salida de rectificar y negociar, al menos parcialmente, los resultados de las elecciones municipales ha sido rechazada por el gobierno tajantemente. Bayardo Arce, asesor y vocero del gobierno en temas económicos, fue radical al afirmar que el resultado de las elecciones no lo discutiría el gobierno “ni con los historiadores”. Cualquier cosa discutirán, pero no los resultados electorales.
Por eso, algunos países cooperantes apuestan ahora a buscar otra salida: una reforma a la ley electoral -que no incluya las cuestionadas reformas constitucionales para pasar del presidencialismo al parlamentarismo- y un cambio total de las cuestionadas autoridades del Consejo Supremo Electoral. La salida sería establecer nuevas reglas del juego para las próximas elecciones presidenciales de 2011. Con estas negociaciones y tensiones tras bambalinas se entienden mejor las demostraciones de nuevo afecto del gobierno hacia los países donantes y la insistencia de estos países.
Mientras el gobierno no consiga acuerdos con la cooperación internacional el país tendrá pocas posibilidades de salida a la crisis mundial. El liderazgo político del país está fragmentado, no hay consenso nacional sobre cómo enfrentar la crisis, no hay un plan de país ante la crisis y todavía nos estamos “matando” porque no nos hemos puesto de acuerdo sobre lo que pasó en noviembre. En varios de nuestros países vecinos ya hay un plan de país consensuado entre gremios, empresarios y gobiernos para enfrentar la crisis. Ya saben qué van a hacer. Nosotros aún no sabemos. Golpe a golpe y paso a paso la crisis
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