Nicaragua
Gobernando de espaldas
Preso y cautivo de su papel protagónico en los años 80,
Daniel Ortega vive hoy de espaldas
a los cambios que experimenta el mundo
y gobierna de espaldas a los intereses de Nicaragua
en el escenario internacional,
donde su papel es irrelevante.
Mientras, en el escenario nacional se siente cómodo y seguro
y se da el lujo de gobernar de espaldas a la ley
y de espaldas al creciente deterioro ambiental que sufre el país.
Equipo Envío
Hubo unos años -qué lejanos parecen- en los que Nicaragua fue una especie de Meca a la que era obligatorio peregrinar para ser “alguien con algo que decir” en el mundo de entonces. En aquel mundo de entonces, fracturado por el eje Este-Oeste, Nicaragua se convirtió en una ruleta ideológico-política en la que todos apostaban. Después de derrotar a una de las dictaduras más antiguas del continente, el proyecto de transformación de un país tan pequeño y tan empobrecido se convirtió en el sueño de una generación en casi todo el planeta. Nicaragua era un taller donde aportar, donde todo estaba por hacer. Y lo que se iba a hacer en Nicaragua sedujo y enamoró a miles. A donde quiera que llegaba un nicaragüense en aquellos años 80 era relevante por ser eso: nicaragüense, hijo, hija, de un país dispuesto a levantarse. La proyección in¬ter¬nacional de Nicaragua era inversa¬men¬te proporcional a su limitada historia.
En aquellos años Daniel Ortega viajaba por el mundo representando a este país y su presencia tenía un enorme peso. Era escuchado y su palabra contaba. Por venir de Nicaragua. Por cómo era el mundo de entonces. Más de treinta años después, Nicaragua aparece hoy aislada en América Latina, en Centroamérica, en el mundo. Tal vez porque Ortega vive de espaldas al mundo y continúa representándonos, cuando ya su discurso y su figura resultan insoportablemente leves...
EN LA CUMBRE DE LAS AMÉRICASHabía temor de que en la Cumbre de las Américas en Panamá Daniel Ortega repitiera lo que hizo y deshizo en enero en la Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), celebrada en San José, donde puso en vergüenza a Nicaragua ante los presidentes latinoamericanos y provocó la finalización abrupta del encuentro.
Todos sabían que desde que se levantara el telón del costoso y lucido teatro diplomático panameño los grandes protagonistas serían el Presidente de Cuba Raúl Castro y el de Estados Unidos Barack Obama. Y así fue. Obama afirmó que Cuba “no es una amenaza” y Castro dijo que “Obama es un hombre honesto” y todos los mandatarios aplaudieron.
Para no hacer ruido a este esperado libreto, Ortega evitó hablar de forma altisonante, como hizo en San José. Sin embargo, persistió en acudir a la Cumbre con la misma comitiva: sus hijos y su esposa, seguramente acreditados, como en la CELAC, como funcionarios del gobierno ellos y como Canciller en funciones ella, incluyendo en la delegación a dos puertorriqueños, uno de nuevo, Rubén Berríos.
En el plenario, Ortega volvió a hablar contra el colonialismo de Estados Unidos en Puerto Rico. No fue a la cena de los mandatarios, delegando a Berríos para que lo sustituyera. Y en la reunión de los presidentes centroamericanos con Obama, en la noche anterior a la Cumbre, le habló a Obama fundamentalmente de la independencia de Puerto Rico, según el mismo relató días después, satisfecho de estar “logrando un espacio” para una reivindicación que es más que minoritaria en la isla, pues en ninguno de los cuatro plebiscitos celebrados la opción por la independencia alcanza el 5.5% de apoyo popular.
DE ESPALDAS
A LOS INTERESES DE NICARAGUA En la Cumbre, Ortega canceló sin explicación la reunión que le había solicitado previamente el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donohue, un encuentro que estaba prácticamente acordado. Una oportunidad perdida por la importancia que sigue teniendo Estados Uni-dos para nuestra economía.
Ya son más que las asiáticas las firmas estadounidenses con empresas maqui¬ladoras en Nicaragua. Las ma¬qui¬las han sido las únicas inversiones que han dado respuesta significativa al problema principal del país, el desempleo. Aunque no son empleos bien pagados y aunque suelen ser trabajos agotadores que en cinco años provocan discapacidades a las miles de mujeres que encuentran allí una salida… eso es lo que tenemos.
En los dos primeros meses del año el fin de los privilegios arancelarios TPL, que Nicaragua consiguió durante diez años y que el Congreso de Estados Unidos no parece dispuesto a renovarnos, ha provocado ya el despido de más de 2 mil personas en las maquilas textiles. Y es posible que los despidos continúen. ¿No hubiera sido útil a los intereses de Nicaragua que Ortega hablara personalmente con el influyente Donohue, durante casi veinte años al frente de la poderosa Cámara de Comercio? ¿Ha perdido la capaci¬dad de negociar fuera de las claves con las que “negocia” con el empresa¬riado nica¬ragüense, al que mantiene “cautivo” con el privilegio que representan las exoneraciones que los libran de pagar impuestos justos?
A diferencia de otros países latino¬ame¬ricanos, que han logrado diversi¬fi¬car sus relaciones comerciales y así irse independizando de Estados Uni¬dos,¬ a pesar de los vínculos con el ALBA y a pesar de toda la retórica en esa dirección, Estados Unidos sigue siendo el primer socio comercial de Nicaragua. Hacia Estados Unidos van las principales exportaciones de Nicaragua: azúcar, cacao, café, maní, tabaco, mariscos, pescado... Exportaciones que apenas agregan valor y que apenas han variado en un siglo... pero eso es lo que exportamos.
Ahora que la economía de Estados Unidos se está recuperando, Juan Sebastián Cha¬morro, director del centro de pensamiento que es FUNIDES señalaba: “Hemos descubierto que existe una relación de casi un 75% de nuestra economía con la de Estados Unidos: significa que si ellos crecen Nicaragua tiene el 75% de chance de seguirle los pasos. Eso se debe a que ese país es nuestro principal socio comercial”.
DE ESPALDA A LOS EMIGRANTES No son sólo las relaciones comerciales. Más de 200 mil nicaragüenses viven y trabajan en Estados Unidos. Tampoco Daniel Ortega aprovechó la Cumbre para hablar con alguna autoridad estadounidense de la situación de nuestros compatriotas allá.
En Estados Unidos, Costa Rica, España, Panamá y otros países sumamos ya a un millón de nicaragüenses dispersos por el mundo, la mayoría emigrantes económicos que no encontraron oportunidad de vida en nuestro país. Resulta escandaloso que jamás estén presentes en las gestiones de este gobierno. Tampoco lo están en los discursos ni del Presidente ni en los de sus funcionarios. Ausentes también en los positivos balances que de la economía hacen los grandes empresarios. Jamás los nombra la Secretaria de Comunicación y Ciudadanía en sus extensas y diarias alocuciones radiales, en las que siempre transmite honda preocupación por todo lo que aflige, interesa e inquieta a sus “queridas familias nicaragüenses”…
Decenas de miles de nicaragüenses se han ido del país desde que Ortega llegó al gobierno por falta de trabajo. Y en el tránsito, en la ilegalidad, en la residencia y en el retorno no sólo no son atendidos, ni siquiera son mencionados. Para la élite empresarial lo único que cuenta de ellos, y de ellas, son las remesas que envían a Nicaragua. Ese dinero explica mejor que ningún otro ingreso lo que hoy sostiene económicamente a nuestro país. En 2014 las remesas alcanzaron los 1,200 millones de dólares. En el año 2000 eran apenas 320 millones. La migración es cada vez más masiva y los “pobre¬dó¬lares” que son las remesas son el invisible y ninguneado motor económico de nuestra economía.
Contribuyen tanto nuestros emigrantes a la estabilidad financiera y social que merecen no sólo mejor trato, también participación política. Este mes el ex-Canciller Francisco Aguirre Sacasa volvió a reclamarlo: “Ya es hora de que participen en nuestras elecciones los nicaragüenses que viven en la diáspora. Esos compatriotas aportan a sus familias en Nicaragua millones de dólares que no sólo benefician a sus parientes, sino que dan fortaleza a nuestra economía. Se han requete¬ganado el derecho al voto”.
Inmediatamente, el magistrado electoral del partido de gobierno, José Luis Villa¬vicencio, volvió a “requete¬negar” esa posibilidad afirmando que el Poder Electoral no tiene capacidad financiera para organizar el voto de los nicaragüenses en el exterior. Y nunca la tendrá mientras piense Ortega, no sin justificado temor, que esos votos no favorecerán al FSLN. Lo más sencillo es entonces darles la espalda…
“EL MUNDO DEBE SABER…” En la irrelevancia que caracterizó la participación de Ortega en la Cumbre, lo relevante, por omisión, resultó su silencio sobre el Canal Interoceánico. No dijo una sola palabra de cómo va el megaproyecto ni en el plenario ante sus pares del ALBA ni en la reunión que sostuvo Obama con los mandatarios centroamericanos del SICA (Sistema de Integración Centroamericana), a pesar de que el Canal fue publici¬ta¬do por su gobierno como una obra de ingeniería que llevará “desarrollo y progreso a la población por generaciones” -de eso trataba la Cumbre- y que se hará “de acuerdo con los compromisos del país con el ALBA y con el SICA” y eran sus representantes quienes ahí estaban. ¿Será que todo ha sido una gran estafa…?
De los riesgos ambientales y sociales que provocaría el Canal, y de otras realidades nicaragüenses, quienes sí hablaron en la Cumbre, y con fuerza, fueron los representantes de la sociedad civil nacional que acudieron a Panamá. Agrupados bajo el lema “El mundo debe saber lo que pasa en Nicaragua” aprovecharon a fondo todos los espacios de información y de debate que brindaban las mesas temáticas y aunque no pudieron hablar de todo lo que pasa, algo dijeron de casi todo…
Las delegaciones que envió el gobierno llegaron sin argumentos y tuvieron una participación tan mediocre como la del mandatario que las envió.
RUSIA: CONSECUENCIAS
QUE PAGAREMOS Lo que Daniel Ortega viene privilegiando son las relaciones con Rusia. Si Vladimir Putin se ha propuesto que Rusia vuelva a ser una potencia mundial, parece que Daniel Ortega se ha propuesto ver en la Rusia de hoy a la poderosa Unión Soviética de ayer.
El 22 de abril el Ejecutivo envió a la Asamblea Nacional para su aprobación un decreto sobre un convenio con Rusia para “la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos”. Eso se traducirá en la instalación de al menos 21 satélites de la tecnología rusa GLONASS, que compite con la tecnología GPS estadounidense, y estaciones para control y monitoreo de la navegación satelital en el espacio ni¬ca-ragüense. Como ya se está haciendo rutina, el decreto llegó con trámite de urgencia y fue aprobado por la mayoría de diputados del FSLN en apenas cuatro días.
Roberto Orozco, experto en temas de seguridad y colaborador de Envío, expresó preocupación por la forma acelerada con que Nicaragua viene firmando acuerdos de naturaleza militar con Rusia. “Es por esa prisa -dice- que dudo que esos satélites sean solamente para uso civil”.
Este mes, una investigación de “Confidencial” da cuenta de que desde 2013, y cada seis meses, ingresan a Nicaragua 130 militares rusos con diferentes embarcaciones para patrullar en mares nacionales contra el narco¬tráfico y dos veces al año el jefe antidrogas de Rusia visita Nicaragua. Funciona ya en Managua un centro de capacitación en lucha antidroga para policías y militares de Centroamérica y el Caribe.
Douglas Farah, consultor internacional en temas de seguridad, opinó sobre el caso de Nicaragua: “Rusia no es el país indicado en la lucha contra el tráfico de cocaína porque no tiene ninguna experiencia en ese tipo de lucha. Su experiencia es en Afga¬nistán, donde hay montañas y heroína… Rusia toma la bandera tradicional de una lucha que Estados Unidos ha liderado durante décadas y la toma en el lugar de influencia de Estados Unidos. Es una maniobra importante de Rusia, que Estados Unidos debe mirar con seriedad…”
¿Responde a los intereses de Nicaragua el acercamiento a Rusia de Putín? La experta nicaragüense en seguridad Elvira Cuadra alerta: “Nicaragua gana poco porque se convierte en terreno de una disputa global con consecuencias que terminaremos pagando. Y Rusia gana mucho porque además de ocupar nuestro territorio gana una carta de negociación con su adversario global”.
DE ESPALDAS A LA LEYDe espaldas a los intereses de Nicaragua y a los cambios que ha experimentado el mundo, Daniel Ortega gobierna también de espaldas a la ley.
La demolición el 3 de abril del hotel que construía el empresario Milton Arcia en la isla de Ometepe, y la violencia con que fue tratado al hacer resistencia, han sido uno de los últimos y más sonados ejemplos. Del hotel, avanzada su construcción, no quedó piedra sobre piedra. Y a los recursos legales presentados por Arcia la única respuesta fue la publicación el 9 de abril de un acuerdo administrativo de la Procuraduría pre-datado (llevaba fecha 27 de marzo), estableciendo que el terreno donde estuvo el hotel debía ser expropiado por ser “de utilidad pública”.
Se ha convertido en práctica habitual del gobierno desconocer las leyes siempre que entran en contradicción con los intereses políticos del gobernante. Cuando es así, todas las instituciones del Estado actúan ilegalmente hasta que después alguna de ellas camufla la ilegalidad con una declaración, un decreto, un acuerdo, una reforma, una nueva ley… hasta con una reforma a la Constitución de la República, como sucedió el pasado año. Es la tesis que en páginas siguientes desarrolla la abogada Juanita Jiménez al hablar del Código de la Familia.
Es un gobierno de hecho, no de derecho. En 2007, el Procurador General de la República, Hernán Estrada, ya había dicho, nada menos que en las oficinas del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos que “si el comandante Daniel Ortega lo dispusiera, no quedaría piedra sobre piedra en este país...”
Hasta hoy, ninguna de las continuas arbitrariedades ejecutadas por el gobierno de Ortega había tenido tanta audiencia en las redes sociales. Y ninguna había causado tanto impacto entre sus grandes aliados de la cúpula empresarial. ¿Se verían en el espejo de Arcia…?
DE ESPALDAS A LA JUSTICIA El lunes 5 de abril, cuando el país salía de la larga vacación de semana santa, el COSEP hizo público un comunicado de contenido poco habitual por lo contundente en defensa de Arcia, de la propiedad privada, de la seguridad jurídica, de los principios constitucionales, del Estado de Derecho.
En el texto describen lo sucedido como “hechos de fuerza gubernamental ejecutados en forma arbitraria e ilegal afectando derechos constitucionales que son fundamentales para la seguridad jurídica que requiere la inversión nacional e internacional” y reclaman “que se proceda a lo inmediato a investigar el irregular actuar de funcionarios y miembros de la Policía que actuaron bajo el amparo de la fuerza y la impunidad”.
Un mes después nada había sido investigado y no había otra “explicación legal” que el acuerdo pre-datado de la Procuraduría. Y un mes después, a pesar de la contundencia del mensaje, la cúpula empresarial había echado tierra al asunto, sin insistir en él. Tal vez porque Milton Arcia no pertenece a ninguna cúpula sino a la base, tal vez porque es un empresario “chapiollo y pandillero”, como se oyó decir… Tal vez porque en menos de un mes Ortega le estaba renovando a los empresarios del COSEP las fabulosas exoneraciones fiscales de las que gozan.
La alianza de Ortega con la élite empresarial es el puntal del actual gobierno. La vibrante denuncia del caso Arcia seguida de la renovación de las exoneraciones demostró que esta alianza le permite al empresariado hacer negocios de espaldas a su responsabilidad de aportar al erario público, aunque pregonan la famosa “responsabilidad social empresarial”, y a Ortega le facilita seguir gobernando de espaldas a la ley.
DE ESPALDAS AL DESARROLLO A pesar de las debilidades teóricas que Eduardo Galeano reconoció en su análisis, “las venas de América Latina” continúan abiertas… El saqueo de nuestros recursos naturales -base del “desarrollo” de nuestros países y tesis central de ese libro-, está tan vigente hoy como lo ha estado desde los tiempos coloniales. Con la dolorosa diferencia de que hoy aquellas izquierdas que tomaron conciencia del saqueo, lucharon por cambiar las cosas y llegaron al gobierno no sólo no han detenido la “sangría”, sino que están entregadas a un acelerado extrac¬ti¬vismo. Nicaragua no es la excepción. Ortega es un gobernante extractivista, a como también son extractivistas sus aliados de la cúpula empresarial.
Prácticas agrícolas y ganaderas tradicionales y muy enraizadas, que no cambian, basadas en un capitalismo depredador, han destruido los bosques de Nicaragua y han ido secando una gran cantidad de fuentes de agua.
70 mil hectáreas de tierras de vocación forestal se pierden cada año en nuestro país. En la reserva de Bosa¬wás, que también es el “pulmón de Centro¬américa”, se pierden anualmente 42 mil hectáreas de bosque tropical húmedo. El río Coco, el más largo de Centroamérica, que compartimos con Honduras, se está convirtiendo en un ria¬chuelo en algunos tramos. La defo¬res¬tación intensiva para el negocio de la madera, la dedicación de suelos a potreros para una ganadería extensiva y el abuso de agroquímicos ha provocado consecuencias desastrosas. Este mes la FAO informó que la degradación de los suelos en Nicaragua es diez veces superior a lo permisi¬ble. Los ecosistemas de Nicaragua -agua, suelos y bosques- están “bajo pre¬sión”, ha advertido el Centro Internacional de Agricultura Tropical.
¿Cuándo reconoceremos que el modelo de crecimiento económico al que están aferrados Ortega y sus aliados es el que ejerce esa “presión”? ¿Cuándo invertiremos de verdad en otras prácticas agrícolas y ganaderas que cuidan el ambiente?
El crecimiento económico, esa cifra mágica que no deja de exhibir el gobierno como señal de lo mucho que avanza el país y de la fructífera alianza con la cúpula empresarial, no genera suficiente empleo, no sólo provoca emigración y profundiza la inequidad, sino que está basado en la destrucción del medioambiente. Es un modelo que beneficia exagerada¬mente a pocos y finalmente nos perjudicará a todos.
La extensión imparable de una de las prácticas más dañinas, el monocultivo para extender productos tradicionales de exportación (caña de azúcar sobre todo, maní y palma africana…), seca ríos, degrada suelos y reconcentra cada vez más la tierra en manos de menos, un grupo de grandes empresarios, los privilegiados con las exonera¬ciones fiscales. No sólo destruyen, sino que no aportan lo que deberían, con lo que han acumulado una impresionante deuda social y ambiental con el país.
LA CODICIA DEL ORO Abona a ese modelo de “desarrollo” la minería a cielo abierto, prac¬ticada hoy con entusiasmo por toda América Latina, incluidos los so¬cia¬listas del siglo 21 y Nicaragua. Se¬gún¬ datos del Centro Humboldt, el 13.4% de la superficie de nuestro país ya está conce¬sio¬nada para explora¬ción minera¬ y petro¬lera. Nos hemos convertido en un país muy atractivo por el oro que guarda nuestra tierra y que no extrajeron los españoles en su tiempo.¬
Andrew McKinley, funcionario de CatholicReliefServices, agencia católica de Estados Unidos para ayuda humanitaria internacional, afirmaba hace un año en las páginas de Envío: “La minería de oro requiere de cantidades exorbitantes de agua. La mina Marlin de Guatemala utiliza unos 250 mil litros de agua por hora, unos 6 millones de litros de agua diarios. Cada etapa de la minería de oro, desde la exploración hasta la extracción, el procesamiento y el refinamiento, genera daños muchas veces irreversibles al medioambiente. En la etapa de exploración las empresas mineras hacen cientos de perforaciones profundas en la tierra (hasta de 400 metros) para comprobar la presencia y el grado de concentración del oro. En ese proceso, es frecuente que se afecten los mantos acuíferos y las fuentes de agua de las comunidades cercanas”.
Es lo que ya está pasando con las perforaciones exploratorias que hace la empresa minera canadiense B2Gold en el municipio de Rancho Grande, Matagalpa, con el rechazo de la comunidad organizada, al frente de ella el obispo, pero con el total beneplácito del actual gobierno, con la complicidad irresponsable de las instituciones estatales que deben cuidar el medioam¬biente y de la mano de grandes empresarios privados del COSEP.
DE ESPALDAS
AL DESASTRE AMBIENTAL El extremadamente caluroso abril de este año, con temperaturas que superaron récords históricos, obliga a reflexiones sobre el desastre ambiental que avanza en Nicaragua y al que le estamos dando la espalda…
Nicaragua es uno de los países en mayor peligro por el cambio climático, que se traduce fundamentalmente en temperaturas más altas y mayor irregularidad en las lluvias, lo que provoca¬ sequías o inundaciones, altera culti¬vos y origina enfermedades. Según el Índice de Riesgo Climático global, en los últimos veinte años Nicaragua fue el cuar¬to país más afectado en el mun¬do en cuanto a eventos desastro¬sos,¬ a muer¬¬¬¬tos y a pérdidas materiales por causa de esos desastres. Lo supera¬ron, en ese orden, Honduras, Myan¬mar y Haití.
No hay prácticamente desastre ambiental que no sea también un desastre social con causas humanas. El cambio climático ha sido causado por las actividades humanas. Así lo afirmó por fin y categóricamente el quinto informe del Panel Inter¬guber¬na¬men¬tal de Expertos para el Cam¬¬bio Cli¬mático (IPCC), después de que las gran¬des corporaciones globales han insistido tanto en negarlo.¬
Son las emisiones de gases de efecto invernadero las principales causantes del cambio climático y, aunque en relación con lo que emiten los países industrializados, lo que emite Nicaragua es insignificante, lo que estamos haciendo a nivel nacional para agudizar los efectos del cambio climático a nivel global sí es significativo y nos hace responsables del desastre ambiental, un problema estructural de la cultura cortoplacista que comparten los muchos pobres y los pocos ricos
-más responsables los ricos-, una amenaza que nos afecta a todos, gobernados y gobernantes -más responsables los gobernantes-.
ORTEGA SE SIENTE
CÓMODO Y SEGUROAunque Daniel Ortega vive de espaldas a la ley, de espaldas al desastre ambiental que causa el modelo de crecimiento que alienta y practica en alianza con los empresarios, y de espal¬das a los intereses de Nicaragua en el terreno internacional, en el patio na¬cional aparece cómodo y seguro.
Este año, aunque con la baja de los precios del petróleo Ortega dispondrá de unos 200 millones de dólares menos del crédito que le deja la cooperación petrolera venezolana, lo compensará con el ahorro en los gastos en combustible y energía de las instituciones del Estado, con el decreto por el que destinó la tercera parte del ahorro energético a programas sociales y con la subvaloración que hizo de la recaudación de impuestos. Todo esto le significará una cantidad similar a esos 200 millones y compensará el déficit venezolano. Perdiendo allá y recuperando aquí, los recursos para la campaña de su cuarta reelección presidencial estarían asegurados.
Cómodo y seguro se puede dar el lujo de gobernar de espaldas a la ley y arbitrariamente. Además del puntal que le garantiza la alianza con la élite empresarial, le favorece la situación de la mayoría de la población, en lucha diaria por la sobrevivencia. El esfuerzo por conseguir lo elemental resta importancia a que el gobernante cumpla o no las leyes. Cuando sólo manda la ley de la vida, que es comer y no ser comido, importa mucho menos el Estado de derecho y la institu¬cio¬nalidad democrática.
UNA CUESTIÓN MORALEl pensamiento mágico que ha caracterizado la religiosidad tradicional, aún mayoritaria en Nicaragua y promovida hoy desde el gobierno, no abona a una conciencia ambiental responsable y favorece que no se tome en serio la crisis ambiental.
El Papa Francisco ha preparado una encíclica sobre medio ambiente y ecología, que conoceremos en breve. En ese texto Francisco resaltará, entre otras cosas, la gravedad del cambio climático y de sus consecuencias y calificará la necesidad de adaptarse a sus nocivos efectos como “una cuestión moral”. Y, fiel a una de sus prioridades, vinculará el tema del cambio climático a los esfuerzos para enfrentar no sólo la pobreza, también a la necesidad de frenar la extrema riqueza que produce tantas desigualdades, un tema que ha priorizado en todos sus mensajes.
Esperemos que este texto incomode a quienes en Nicaragua viven de espaldas al desastre ambiental y han propuesto el megaproyecto del Canal Interoceánico como solución a la pobreza, ignorando la catástrofe ecoló¬gi¬ca que causaría.
La comodidad y la seguridad del mandatario se asientan hoy sobre arenas movedizas. Y es el proyecto del Canal el mejor de los ejemplos. La tenaz resistencia de la población en la ruta en que se abriría esa zanja, las más de cuarenta movili¬za¬ciones campesinas contra el Canal y contra el gobierno que concesionó el país para partirlo en dos, más la movili¬zación internacional a la que todos hemos contribuido, han colocado luces rojas contra el mega¬pro¬yecto y mantienen incómodo e inseguro a quien gobierna de espaldas.
6 NOVIEMBRE 2011:
UN MOMENTO CRUCIAL Responsables del gobierno de espaldas son los diputados que con sus votos aprueban sumisamente cualquier acuerdo con trámite de urgencia que les envía Ortega. Y lo son los funcionarios que en silencio apoyan cualquier arbitrariedad. También la diri¬gencia de la oposición política tiene responsabilidades en que hayamos llegado hasta aquí.
Este mes, Edmundo Jarquín, candidato a la Vicepresidencia de la República en 2011 en fórmula con Fabio Gadea, corriendo ambos por la alianza PLI-MRS, reveló en su “pulso semanal” un dato sustancial de esa responsabilidad al relatar, y develar, un momento crucial de aquella tensa jornada electoral.
Vale la pena recoger íntegro el relato que hace Jarquín: “Para la equidad en la competencia electoral son esenciales la libertad de expresión y tener financiamiento mínimo para la organización, movilización y publicidad. El caso es aún más pertinente para nuestro país. Cuando el día de las elecciones de 2011, a las 2 de la tarde, el jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA, Dante Caputo, convocó a una conferencia de prensa para decir que por la obstrucción del gobierno para acreditar observadores en un número significativo de mesas electorales, se habían quedado sin capacidad de saber qué estaba ocurriendo en las elecciones (“Nos falló el radar. No, no nos falló, nos lo taparon”, dijo mientras con la mano gesticulaba como tapando la boca de una botella), en el equipo de dirección de la campaña de Fabio Gadea se inició una discusión sobre si desconocer de inmediato o no los resultados electorales”.
“Desconocerlos hubiera creado una crisis de legitimidad a la inconstitucional reelección de Ortega. Prevaleció la posición contraria, con el argumento de que, como lo había anunciado el orte¬guis¬ta presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE) no autorizaría el reembolso de fondos por la campaña electoral a quienes alegaran fraude y la Alianza PLI se había endeudado con los bancos con la fianza del CSE para el repago”.
“Fue un error histórico. Ortega se adjudicó dos terceras partes del voto, cuando nunca antes había obtenido más de la tercera. Y sobre todo, el monumental fraude pasó internacio¬nal¬mente desapercibido por la impotencia que mostramos en la oposición. Con la eventual crisis de legitimidad, como mínimo, el CSE habría autorizado el repago a los bancos”.
Como era de esperar, quienes en la Alianza PLI dependen de su cuestionado dirigente, Eduardo Monte¬ale¬gre, negaron enfáticamente en rueda de prensa que eso hubiera ocurrido y desmintieron que fueran razones pecuniarias las que los decidieron a no denunciar en ese momento el fraude de aquel día. Unos dias después, Montealegre anunció que ya no aspirará a la candidatura presidencial en las elecciones de 2016.
DOS CANDADOS
Y VARIAS LLAVESEl debate está abierto. Las elecciones se acercan. “Este año y los próximos dos años son decisivos para lograr una aprobación inédita al programa que Daniel aplica y desarrolla con precisión y orfebrería”, anunció uno de los sitios oficiales del gobierno.
En páginas siguientes, la abogada feminista Juanita Jiménez describe ese “programa” que Ortega “aplica y desarrolla” como el proceso para llevar a Nicaragua de un régimen democrático en construcción a un régimen dictatorial, adecuando el marco jurídico a su proyecto de poder.
Con “orfebrería” habría fabricado ya Ortega -dice- un “candado arriba”, la reforma constitucional aprobada en 2014, y ahora un “candado abajo”, con la entrada en vigencia del Código de la Familia.
Pero todos los candados se abren. Tarde o temprano se abren. Hay que encontrar las llaves. Una podría ser la verdad, la humildad de reconocer los errores que nos han llevado hasta donde estamos. Otra, la valentía de no vivir de espaldas a la realidad. Y otra, la principal, la convicción de eso: que todos los candados se pueden abrir.
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