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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 112 | Marzo 1991

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Centroamérica

Emergencia y marco global del proyecto neo-liberal en Centroamérica

Elaborar y debatir propuestas populares alternativas a los necesarios ajustes económicos es el gran desafío centroamericano. Lo es para nuestro pueblo si quiere soluciones. Lo es también para los gobiernos centroamericanos si quieren superar la ingobernabilidad que existe en la región.

Equipo Envío

El país promotor y "modelo" del proyecto neo-liberal en la región fue Costa Rica y su adalid, el ex-presidente Oscar Arias, con el apoyo de la "nueva derecha" centroamericana y de su "estado paralelo" conformado por un conjunto de think tanks nacionales, coordinados en la Federación de Empresarios Privados de Centroamérica (FEDEPRICA) y apoyado en la tutela financiera de la AID, del FMI y del BID. (ver envío, mayo/90).

La Iniciativa de las Américas, propuesta por el Presidente Bush en junio/90, y su concreción para Centroamérica en la Asociación para el Desarrollo y la Democracia y en la institucionalización regional de la misma en el Programa de Asistencia Económica para Centroamérica (PAECA), conforman el marco internacional de los programas nacionales.

La actual homogeneidad política de los presidentes centroamericanos y de Panamá incorporado progresivamente a la llamada Comunidad Económica Centroamericana como participante o como observador ha transformado el carácter de las reuniones presidenciales del proceso de Esquipulas en un foro más económico que político.

La reunión de los presidentes centroamericanos de enero/91, en Tuxtla Gutiérrez, México, con el Presidente Salinas de Gortari supone una reafirmación de esta nueva tendencia integradora subregional hacia un proyecto de zona de comercio libre más continental, con el patrocinio de México. A la reunión asistieron además los cancilleres de Colombia y Venezuela a titulo de observadores.

Este proceso acumulativo avanza en medio de tensiones, contradicciones y deficiencias, sobre todo por la debilidad de las instituciones regionales de integración, en plena crisis de sus funciones económicas y carentes del apoyo gubernamental eficaz que necesitan. La ausencia de experiencia en este proceso de los principales actores del viejo Mercado Común Centroamericano levanta la primera señal de alarma y la Comisión Regional para la Investigación Económica y Social en Centroamérica y el Caribe (CRIES), ha calificado este proceso como la "integración desintegradora".

El "evangelio" de la nueva derecha

La reducción del Estado, la privatización y eliminación de subsidios, la apertura del mercado interno y regional, el mercado como principio y dinámica supremos - incorporando incluso al SIU y a los pequeños productores como "nuevos empresarios" -, y un fondo social financiado por la AID y otros donantes internacionales para compensar por los costos sociales del ajuste, conforman esta "economía social de mercado" y son las líneas maestras del "evangelio de la nueva derecha".

Esta nueva derecha modernizante no es un producto de la casualidad ni del diseño de Washington, sino el resultado de la confrontación y de la crisis de los 80, con la derrota de la oligarquía regional y del proyecto neo-conservador que Reagan pretendió imponer en la región.

Esta nueva derecha es racional, calculadora y cada vez mas integrada regionalmente - incluyendo a la de Panamá -, con una capacidad en sus instituciones superior a la de los Estados nacionales que, por otra parte, están actualmente bajo su control en todos los países de la región.

Factores generales del proyecto neoliberal

Un balance preliminar de este proyecto neoliberal, desde una perspectiva y lógica de las mayorías centroamericanas, constataría algunos factores generales y algunas especificidades nacionales.

1) Es un fenómeno continental, que acompaña y caracteriza el proceso de democratización reciente. Los proyectos mas consolidados son los de México, Chile, Venezuela y Costa Rica. Brasil, Argentina, Colombia y Uruguay confrontan tensiones sociales y políticas que no permiten su consolidación.

2) Es patrocinado por Estados Unidos y los organismos multilaterales de financiamiento.

3) Mantiene las formalidades democráticas hasta que no es confrontado directamente. Prefiere la negociación y cooptación antes que la confrontación con los proyectos populares. Si no lo consigue, con tal de mantener el proyecto, no es obstáculo para sus promotores el recurrir a la represión y la violación de los derechos humanos.

La masacre del "caracazo" en marzo/89 en Venezuela, apenas un mes después de que Carlos Andrés Pérez había tomado posesión de la Presidencia de su país por segunda vez; la represión y asesinatos de dirigentes en México, el uso del ejército en Honduras, Santo Domingo y Brasil para aplacar huelgas, la expulsión, a raíz de movilizaciones populares, de cientos de lideres obreros del Estado en Panamá, etc., son solo un mínimo recordatorio de hechos sangrientos provocados por reacciones populares a los ajustes económicos.

4) La reducción del Estado - incluido el supernumerario de los empleados públicos -, la eliminación de los subsidios, la privatización de ciertas empresas estatales, el ajuste de los desbalances macroeconómicos - el déficit fiscal, el comercial, el control de la inflación, por ejemplo -, son aspectos necesarios que el proyecto popular puede aceptar y promover incluso, dependiendo de quien pague el costo, que finalidad se pretenda, y como se negocie cada uno de los ajustes.

Esta es una esfera de acción popular nueva, donde la bandera de la integración de las instituciones regionales, e incluso del mismo ajuste, debe incorporarse a la agenda de los trabajadores para esta década. La necesidad de grupos de apoyo académicos y profesionales y la organicidad de estos grupos técnicos como parte del movimiento popular es una necesidad apremiante para la tarea de presentar una propuesta económica alternativa.

5) Esto exige una negociación estructural y no meramente reivindicativa. Los parámetros macroeconomicos encuadran y determinan las posibilidades de los proyectos microeconómicos, sean estos empresariales, sectoriales o de los grupos populares, y fijan el costo de los mismos.

El debate sobre la reducción del déficit fiscal, por ejemplo, puede implicar una congelación o reducción salarial, una reducción del presupuesto de salud y educación, un aumento de los precios de los servicios públicos (agua, luz, transporte). Por el contrario, podría implicar una fuerte reducción del presupuesto militar, una sustancial reforma tributaria para gravar mas el mediano y gran capital y también la propiedad mediana y grande, una reforma arancelaria para artículos suntuarios, una racionalización de salarios y prebendas de los altos cargos del estado, etc.

Son dos formas muy diferentes de realizar el ajuste necesario. Lo mismo podría decirse de las políticas anti-inflacionarias, que podrían ser mas efectivas con la reducción del presupuesto de defensa que con la mera congelación salarial y reducción del empleo publico. Por otra parte, propuestas productivas que aumenten la oferta, por ejemplo, de granos básicos, reduciendo importaciones de alimentos y aumentando la demanda efectiva campesina, que incentive la expansión productiva de bienes básicos industriales, crean efectos multipolares en toda la economía.

6) A pesar del "aparataje institucional" del proyecto neoliberal, sus resultados en toda América Latina, y no solo en Centroamérica, pueden considerarse catastróficos. Según los mas recientes datos de la CEPAL, los resultados económicos de la implementación del proyecto neoliberal en América Latina demuestran que no se han corregido las grandes distorsiones macroeconómicas.

Tomamos el año 1985 como base, por considerar que desde ese año en toda América Latina estaban ya comenzando a implementarse políticas de ajuste neoliberal. Desde 1985, la inflación ha seguido creciendo casi constantemente. Por otro lado, los déficits fiscales se han reducido solamente en 11 de 25 países y en 10 han aumentado, a pesar de los ajustes. Los saldos comerciales han mantenido un ritmo positivo, pero inferior al de 1985, a pesar de los ajustes.

Además, la transferencia neta de recursos al exterior ha comenzado a disminuir, pero todavía alcanza un monto de 146.400 millones de dólares entre 1985 y 1990, un monto que se acerca al total del saldo comercial del período (154 mil millones de dólares). Es decir, no se ha conseguido mejorar el saldo comercial y, a pesar de la reducción de la transferencia neta de recursos al exterior, casi todo el excedente comercial se ha ido en pagos de los intereses de la deuda.



Tampoco se ha conseguido con el ajuste superar los términos de intercambio negativos que, aunque han mejorado, implican todavía que hemos perdido un 20.6% del valor de nuestras exportaciones en los 5 últimos años, por el deterioro del intercambio comercial. Estos factores han provocado que el PIB haya reducido su crecimiento desde 1985, llegando a una posición de estancamiento en los 3 últimos años. Por otro lado, el PIB por habitante se ha deteriorado especialmente en los 3 últimos años.

Además, se da en América Latina un fenómeno generalizado de deterioro creciente de la distribución de ingresos y una pauperización de las grandes mayorías, como lo indican las remuneraciones reales que en todos los países, menos en Colombia y Chile, se han reducido en forma sustancial desde 1980. Por lo menos, la mitad de la "década perdida", la de los 80, ha sido una década dedicada al ajuste y no al desarrollo, palabra que ha desaparecido de la terminología económica latinoamericana. La situación en Centroamérica es sustancialmente peor que en el resto del continente. Podríamos hablar de cuatro décadas perdidas para Nicaragua, tres para El Salvador y Panamá, dos para Honduras y Guatemala y mas de una década para Costa Rica.

7) Los casos de Nicaragua y Panamá son significativos para demostrar la debilidad e incapacidad de este tipo de ajuste y del proyecto neoliberal para iniciar la reactivación económica y la reconstrucción social y política del país. Ambos países iniciaban una nueva era, superando la guerra y el embargo económico de Estados Unidos en Nicaragua y la dictadura corrupta y el boicot económico de Estados Unidos en Panamá. La población mantenía expectativas y deseos de volcarse en la reconstrucción de su país y la comunidad internacional, en especial Estados Unidos, había ofrecido una sustancial y pronta ayuda.

Los casos de Nicaragua y de Panamá

La recuperación, la estabilidad, los balances macroeconómicos, la ayuda externa y la paz social no se lograron en ninguno de los dos países, como se analiza mas adelante, sino que incluso el deterioro económico se profundizo en Nicaragua: PIB de -3% a -6% de 1989 a 1990 e inflación de 1.500% a 13.500% en el mismo intervalo. Nicaragua se convierte en el país mas caro y en uno de los más pobres de América Latina junto con Haití. Aumenta el déficit fiscal de 2% del PIB a 14%. Aumenta el déficit comercial de $325 a $343 millones. Se reduce el área sembrada en 7%. Al incremento de la pobreza le acompaña el de la diferenciación social. La moneda oficial, el córdoba oro, no consigue estabilizarse, a pesar de mas de 50 devaluaciones en 10 meses y de un apoyo en divisas liquidas de unos 130 millones de dólares.

En Panamá, por su parte, el deterioro social, el desempleo, la violencia e inestabilidad aumentan, culminando con una segunda intervención militar norteamericana y manifestándose así el descrédito total del gobierno de Endara en las elecciones complementarias para la Asamblea Nacional, a finales de enero de 1991, a los 13 meses de la primera intervención militar norteamericana.

El dramático fracaso de ambas experiencias tuvo sus causas.

1) Estados Unidos no cumplió sus promesas de ayuda sustancial y pronta para iniciar la reconstrucción de ambos países y tampoco las cumplieron la comunidad internacional y los organismos financieros multilaterales.

2) Ambos gobiernos demostraron una gran incapacidad para presentar un proyecto nacional coherente, capaz de aglutinar a las diversas fuerzas sociales.

3) Sobre todo, las políticas de ajuste neoliberal no funcionan en períodos de crisis continental y recesión mundial, menos en Centroamérica y menos en Nicaragua y Panamá, que requieren proyectos post-bélicos de reconstrucción con amplio consenso nacional y que no fomenten la polarización y discriminación social con ajustes tecnológicos y economicistas. Panamá y Nicaragua son dos ejemplos, extremos quizá, pero elocuentes, de que no hay solución basada en proyectos ajenos. Se requiere amplio consenso popular en torno a un proyecto nacional que resuelva las causas de la crisis.

Por otra parte, no existe disponibilidad de ayuda externa, el mercado internacional esta estancado y no es suficiente motor de crecimiento como en los 60 y 70. La recesión norteamericana puede incluso agravar la crisis. Finalmente, la Guerra del Golfo y los cambios radicales en Europa del Este marginarán aun mas a Centroamérica.

Por tanto, un proyecto nacional con visión y destino regional, complementario mas que competitivo, es la tarea de esta década y de esta generación. El reto generacional es como y con quienes se puede materializar el proyecto que incorpore estas aspiraciones y soluciones en germen, que se están dando desperdigadas entre los pueblos de Centroamérica.

La incoherencia externa del proyecto neoliberal

El proyecto neoliberal quizá hubiese podido funcionar en la década de los 60-70, incluso de modo que el ajuste hecho en aquella década pudiera haber evitado, al menos parcialmente, el fuerte endeudamiento externo de América Latina. En la década de los 90 no hay posibilidades de que surjan mas NPI (Nuevos Países Industrializados), como Taiwan, Corea del Sur, Hong Kong y Singapur. Esos "milagros económicos" se dieron en un momento en el que el comercio internacional tuvo las mayores tasas de crecimiento del siglo. Además, estos países estaban rodeados de potencias en fuerte expansión (Japón y China), no tenían deuda externa, realizaron profundas transformaciones agrarias (Taiwan) y el Estado jugo en ellos un papel programador directo en la economía y en la tecnificación de la fuerza de trabajo. El proyecto neoliberal latinoamericano trata de implementarse en condiciones absolutamente diferentes:

1) Tenemos economías fuertemente endeudadas, que absorben hasta un 40% de las exportaciones en el servicio de la deuda, transfiriendo a economías transnacionales el capital necesario para reactivar las economías nacionales.

2) El mercado internacional, fundamental motor de crecimiento en el proyecto neo-liberal, se ha convertido en factor de desestabilización por la fuerte recesión norteamericana, primer mercado para Centroamérica y América Latina, que tienen en sus dramáticos desbalances macroeconómicos (deuda y déficits fiscal y comercial) un factor profundamente desestabilizador.

3) La falta de capacidad de competencia de la industria centroamericana por su obsolescencia, por la carencia de capital, tecnología, calidad, experiencia de producción (know-how) y capacidad administrativa (management), por su supeditación técnica y comercial a complejos transnacionales que dificultan sus exportaciones, hacen que la economía de la región padezca de una fuerte dependencia y asimetría, que le impiden competir sin una reconversión estructural.

4) la agroindustria centroamericana, donde reside la renta diferencial - las ventajas comparativas de la región -, se nfrenta a una revolución tecnológica global y un proteccionismo en las políticas agrarias de Europa y a Estados Unidos, que coloca sus productos en un permanente deterioro de los precios de intercambio y en la dificultad de hallar mercados.

5) Los organismos financieros multilaterales - FMI, Banco Mundial, BID, AID, etc. -, fundados para ser estabilizadores y propulsores del desarrollo, se han transformado en instituciones al servicio del Grupo de los Siete. Su principal objetivo, de hecho, es mantener un mercado libre asimétrico que provoca una Inserción Transnacionalizada, Supeditada y Asimétrica (ITSA), que profundiza progresivamente la brecha entre el Norte y el Sur. América Latina ha reducido su participación en el comercio internacional, habiendo transferido recursos netos por valor de mas de 500 mil millones de dólares entre 1982 y 1988 (185 mil en servicio de la deuda; 160 mil en fuga de capitales; 100 mil en deterioro de términos de intercambio y 60 mil en pago de derechos por uso de patentes o royalties) Centroamérica, por razones geopolíticas, fue la única región que recibió en los 80 fuertes transferencias netas, que han sido canceladas en la coyuntura actual, agravando su crisis.

6) El reciente fracaso de la Ronda de Uruguay y los acuerdos del GATT reafirman que este problema no se origina solo en los Estados Unidos, sino en el conjunto de países que conforman el Grupo de los Siete. Son estos 7 países, considerados como los mas ricos del mundo, los que centralizan y concentran, en forma monopólica y creciente, como nunca antes en la historia, el capital, la tecnología, la información electrónica computarizada, la comercialización, la alta experiencia productiva (el know-how para producir eficiente y competitivamente bienes de capital productivo, circuitos eficientes de distribución, cadenas de movilidad y oportunidades óptimas para el capital financiero, servicios, etc.), y la intercambiable capacidad administrativa (management) a nivel del mercado mundial. Por definición la Inserción Transnacionalizada, Supeditada y Asimétrica (ITSA) en estas condiciones, no puede superar la crisis sino agravarla.

7) Esta inserción transnacionalizada, supeditada y asimétrica en el mercado internacional, agudizando nuestra tradicional dependencia, produce la desnacionalización y desintegración del mercado interno, observable sobre todo en la región, y también en América Latina. Mientras no se estructure un Nuevo Orden Económico Internacional, no se eliminaran nunca las causas externas de nuestra incapacidad de resolver la crisis con un despegue hacia el desarrollo. Muy al contrario, el neoliberalismo fortalecerá las incongruencias internas de nuestras economías -obstáculos endógenos para el desarrollo-.

Las incongruencias internas del proyecto neoliberal

1) La Inserción Transnacionalizada, Supeditada y Asimétrica (ITSA) en el mercado internacional no es libre ni equitativa. Mas bien fomenta un "darwinismo económico", una "ley de la selva" donde los poderosos aliados del capital transnacional pueden subsistir, aunque sea en forma desnacionalizada, mientras que la mayoría de los pequeños empresarios, del campesinado, del SIU productivo y del artesanado son descapitalizados y forzados al desempleo y a la emigración. Estos sectores forman alrededor del 50% de la Población Económicamente Activa (PEA) y contribuyen en proporción similar al PIB, en Centroamérica. Se convierten por tanto en una especie de carga dependiente de los llamados "sectores ajustados".

2) La maquila y las zonas francas no son capaces de absorber tanto empleo desplazado. Al no permitir la sindicalización en ellas, se impone una competencia por menores salarios en la región para atraer inversión extranjera, que en realidad provoca una "competencia por mayor miseria".

Estas industrias, de ensamblaje en su mayoría, no producen efectos multiplicadores para la economía nacional por carecer de vínculos productivos con el mercado interno. Muy al contrario, son vulnerables y volátiles frente a los cambios internacionales o internos.

3) La reconversión industrial se concentra en las industrias de punta vinculadas al capital transnacional, provocando la desnacionalización y desintegración progresiva de la industria nacional, incluso del propio Estado, cada vez mas debilitado e incompetente para contribuir a un proyecto nacional.

4) La descapitalización y el desempleo de la mediana y pequeña empresa reducen la demanda efectiva interna del país, agravada por la reducción indiscriminada de las funciones del Estado, impidiendo así inducir una oferta productiva interna y la reconversión productiva por falta de un mercado nacional dinámico.

5) Este circulo vicioso, clásico en el Tercer Mundo, ya no podrá ser quebrado por el papel organizador del Estado, dada su crisis fiscal y la reducción de su papel político en el proyecto neoliberal. Las mencionadas incoherencias externas e internas del proyecto neoliberal no implican la defensa de una posición "anti-mercado". Por el contrario, nos proponen la necesidad de crear un proyecto que pueda reestructurar el mercado interno nacional y regional centroamericano de forma mas eficiente, equitativa y autónoma. Para ello se requiere:

a) Promover formas de mercado mixto mas balanceado y equitativo entre el sector publico, el empresarial grande y el sector mediano y pequeño.

b) Transformar al mercado monopólico u oligopolico en algo mucho mas auténticamente libre, utilizando el mercado como mecanismo de eficiencia y productividad, que permita una inserción regional e internacional mas competitiva y autónoma, y no como mecanismo autodestructor de la nación en servicio de los monopolios.

c) Buscar la complementariedad del mercado nacional con el regional, para crear un mercado de mayor escala y mejor racionalidad, con capacidad de negociar los productos centroamericanos en forma menos dependiente y menos asimétrica.

d) Concertar los aspectos modernizantes y de eficiencia que conlleva el proyecto neoliberal con propuestas complementarias, que resulten del proyecto popular, para crear amplios consensos nacionales con proyección regional y latinoamericana. De lo contrario, el proyecto neoliberal retornara de nuevo a la represión militar necesaria para contener la polarización e inestabilidad social que genera. Por su parte, los movimientos populares se verían tentados a retornar de nuevo a la lucha armada después de otro fallido intento de participar democráticamente en la construcción de un proyecto nacional equitativo, elaborado en libertad.

En conclusión, la participación democrática y el debate de propuestas alternativas de ajuste son una necesidad para el movimiento popular, como herramientas que le permitan incidir en las políticas macroeconómicas del país. Son necesarios también para la nueva derecha neoliberal, si desea la estabilidad y el consenso suficientes para que la economía del país y la democracia se consoliden. Sin esta concertación equitativa y democrática, las consecuencias del proyecto neoliberal para Centroamérica están provocando un rápido desgaste de los gobiernos y, además, la ingobernabilidad de los países de la región.

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